Pequeño imprevisto.

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Terminaba de hacer un pequeño encargo para el gremio, la verdad es que me encontraba bastante cansada, así que beber algo frío era lo mejor que podía pensar en hacer para ese momento.

Paimon me acompañaba, las dos pasábamos un buen rato, pues ella además comía algún "aperitivo" ya que eso le ayudaba a apalear el hambre...para medir menos de la mitad de lo que mido yo, parece un pozo sin fondo.

Sin embargo, la tranquilidad no duraría mucho, puesto que Kaeya llegó con nosotras, saludando. No me molesta su presencia ni mucho menos...pero el detalle radica en que, siempre que se acerca, es porque necesita algo.

-Vaya sorpresa verlas por aquí. ¿Pasando el rato? -Nos preguntó.

-Oh, acabamos un encargo, Lumine la tuvo fácil, pero no fue precisamente rápido, estuvo un poco atareado. -Dijo la pequeña.

-Sí, eran muchas cosas en su conjunto, pero nada de qué preocuparse. -Sonreí.

-Al final de todo es bueno descansar después de una jornada de trabajo agotadora. Y con este calor, vaya que la cosa se pone peor todavía.

-Ah, ni lo digas. Paimon siente que se derrite.

-Eso se puede arreglar en un segundo. -Sacando un poco de cryo de sus manos, nuestras dos copas de sidra quedaban bastante frescas, por lo que a ambas nos brillaron los ojos. -Es un viejo truco que aprendí hace un tiempo, especialmente cuando no se tiene hielo a la mano.

-¡Vaya que es funcional!

Siendo el caso, Kaeya se sentó para platicar un rato y, justamente como lo esperaba, algo quería a cambio. Me contó que sabe que hay ladrones de tesoros por la zona y lo que requerimos es ir y darles un buen golpe para que tarden en recuperarse.

Aunque, en realidad, no es un golpe como el que solemos darles de costumbre, es algo diferente, y por eso me llamó la atención. De cualquier manera, no es que sea precisamente buena con lo que él propone.

¿Y qué era lo que proponía? Era una misión en cubierto, pues se trataba de entrar a su campamento con todo el sigilo del mundo, extraer algunos suministros que seguramente serán tesoros y escaparnos a toda prisa.

Sonaba fácil, he hecho cosas parecidas antes y, en realidad, no es peligroso. En todo caso, no confío mucho en Kaeya y malamente me quedan razones de sobra como para no hacerlo.

-Sí, suena bien todo lo que dices y que tendré un pago respetuoso pero...sueles esconder cosas importantes de las misiones que terminan poniéndonos en peligro innecesario.

-No lo negaré ya que sería un sinvergüenza...que de cualquier manera eso no quita que soy un cínico por hacerlo sin pena, pero peor sería negarlo.

-Hum, entiendo tu punto. Solo te acompañaré con la condición de que no me escondas detalles importantes o alguna información.

-Bien, bien. No estoy investigando a estos tipos, ya los tengo con las manos en la masa y lo importante no es tanto eso sino más bien que habrá que recuperar lo robado.

-¿Es algún tipo de cosa en particular?

-Para nada. Cosas de oro, joyas, alhajas. Realmente han robado en toda la ciudad y en aguaclara, les devolveremos los objetos a sus dueños y esos tipos serán atacados por los caballeros antes del amanecer, pero para evitar percances, nosotros entraremos primero.

-Suena razonable. Acepto.

-Te espero a las 12 en la salida de la ciudad. No llegues muy tarde, ¿de acuerdo?

Y siendo así, seguimos bebiendo un poco más para después ir a lo principal: una buena siesta. Para Paimon, por obvias razones no le fue difícil ya que apenas tocó la cama se quedó dormida, yo tuve que leer un libro para que me entrara el sueño.

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