Una chica tan dulce como el azúcar, acto 3 (Especial un año y 200 k vistas)

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Ocho meses...ocho lindos meses son los que he sido novia de Aether, y realmente es algo que ha ido mejorando solo con el tiempo.

Cualquiera pensaría que, por lo melosos que fuimos desde el principio, solo estábamos condenados a que nuestra relación fuera decayendo, pero por suerte no fue así, llevamos el mismo ritmo desde el inicio.

Siempre salíamos a recolectar materiales de investigación al campo, y las veces más complicadas son en Espinadragón pero que, de cualquier manera, son una aventura en todo el sentido de la palabra.

Un larachurn nos perseguía, abalanzándose sobre nosotros, lo que causó que nos separamos y cayéramos en la nueve.

-¡Aether!

-¡Espera, Sacarosa! –El larachurn golpeó el suelo causando que del mismo salieran picos de hielo, uno de ellos se le enterró en el hombro a Aether, yo sentí que mi corazón se paralizó, por lo que actué sin pensarlo.

Tomé una antorcha, la que arrojé de inmediato al suelo para usar mis poderes anemo, de ahí que una llamarada de fuego derritiera el escudo del larachurn, por lo mismo es que él, usando sus poderes electro, causó un electro cargado que lo empujó hacía el vacío.

Apenas eliminada la amenaza fui corriendo hacía a Aether para curarlo, mirando su herida. –Di-dime que no es algo muy grave, por favor.

-No, no lo es. –Me dio un beso en la mejilla para tranquilizarme. –Eres muy valiente, Sacarosa...pero ahora cabe la posibilidad de que nos muramos de frío.

No me di cuenta de mi error hasta ese momento, pues bien pude haber usado el fuego en la misma antorcha para que no se extinguiera, pero como la lancé...

-Ay, salchichas.

Ambos estábamos abrazados bajo una misma manta, esto me recordó a nuestra primera cita, pero ahora ya somos mucho más que personas que simplemente se van conociendo. Ambos sonreímos ya que pensamos lo mismo seguramente, pero ahora el peligro de morir es real.

-¿Sabes una cosa?

-Dime.

-Esta es la misma manta que usamos esa vez. –Sonrió. –Parece que siempre nos acompañará en nuestras desventuras. De cualquier forma...si salimos de esa, también de esta.

Su herida no terminaba de sangrar, y por suerte para nosotros, finalmente encontramos una antorcha encendida, de ahí que solo faltara lo más importante: el material que buscábamos.

El mismo se trataba de cuarzo carmesí pero quería extraerlo de forma pura, solo que para eso debíamos arrancar toda la tierra donde se encontrara, lo que sería un poco complicado.

Si encontrábamos uno, seguramente otro también, por lo que trataría de usarlo como componente curativo para la herida de Aether...no sé si funcione, pero nada pierdo con intentarlo.

Encontrado el cuarzo, ambos sonreímos, comenzamos a extraer uno, Aether le dio un buen golpe con la empuñadura de su espada y, justo como lo pensamos, el mismo se adhirió como algodón a la herida de Aether, sellándola.

-Esto solo será temporal...hay que darnos prisa.

Buscando otro cristal, Aether y yo comenzamos a retirarlo de la tierra para que estuviera intacto, y por suerte lo logramos. Ambos sonreímos, comenzando nuestra retirada de la zona.

Una vez en la ciudad, el efecto comenzó a desaparecer, de ahí que lo mejor era atender la herida de Aether lo antes posible. En mi laboratorio, ese mismo donde nos conocimos, le limpié los restos del fluido cristaloso que cubría su herida.

Drabbles sobre Genshin ImpactDonde viven las historias. Descúbrelo ahora