♡ Cap. No. 46 ♡

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—¡Saint! Te estaba buscando.—Seng  se acercó, no muy confiado, al grupo que rodeaba a su amigo.

No sabía que Saint tuviera tantos amigos. Es más, estaba seguro que Saint no tenía amigos y punto.

Las chicas y chicos que rodeaban a su amigo le echaron una mirada extraña.

Ay, dios.

—¿Dónde estabas?—Trató de no sonar muy nervioso.

Su amigo, no lo había mirado desde que lo había nombrado, seguía de lado, hablando con una chica.

—Oye, ¿me estás ignorando?—Trató de no mirar a las personas que lo miraban como si fuera un bicho raro.

—Creo que te habla a ti.—Un chico le susurró.

—Claro que le hablo a él.—Seng se cruzó de brazos.

Seng estaba siendo intimidado por las miradas curiosas, sin contar por su altura, no era precisamente bajito, pero todos en ese grupo -exceptuando algunas chicas- eran más altos que él.

Seng levantó las cejas cuando su amigo por fin lo miró. Sus ojos se ensancharon ligeramente, dándose cuenta que no era su amigo. los ojos eran negros.

—Oh, mierda.—Murmuró.—Lo siento.—Sentía la cara arder.—Me confundí.

Se dio la vuelta, intentó no correr, se vería más estúpido. Ahora mismo quería que la tierra lo tragara.

—¿Lo conoces?—Ahora era un chica quien le hablaba, mientras lo miraba.

Billy se encogió de hombros.

—Nah. No realmente.—Dijo antes de seguir al chico de ojos raros.

El grupo se miró entre ellos. Era raro. No le dieron más importancia y siguieron hablando entre ellos.

—Eh, ¿querías algo?—Preguntó en cuanto lo alcanzó. Pasando un brazo por encima de sus hombros.

—No era contigo, buscaba a Saint.

Billy sonrió.

—No hay de que avergonzarse.—Dijo cuando vio su cara ligeramente roja.—A ellos ya se les habrá olvidado.—Hizo un movimiento con la cabeza, señalando a sus amigos.

Seng asintió. Eso esperaba y deseaba con todas sus fuerzas.

—Pero a mi no.—Se burló de si mismo.

Seng se puso tensó pero no dijo nada.

—Era broma.—rio.—Mira, es normal al principio confundirnos.

Seng no había visto a gemelos en la vida real, o por lo menos no tan de cerca y que sean conocidos suyos, era completamente fácil confundirlos de lejos. Ya decía él que Saint no podía estar con esa gente, ¡claramente se debía a que no era él, sino su hermano!

Estaba Seguro que en cuanto se lo contara a Saint este se reiría. Él mismo quería reírse de la situación, pero a la vez enterrar su cuerpo en el suelo y no salir nunca.

—Entonces... ¿No encuentras a mi reflejo?—Habló de nuevo Billy al ver que Seng no decía nada. Removió el pelo del chico.

Seng lo miró mal y volvió a colocar bien su cabello.

—No. No sé dónde está.

—Si quieres le doy el recado luego.

Seng levantó el rostro para mirarlo, Puff Billy y Saint eran un poco más alto que él.

Billy seguía sonriendo. Sus labios estaban rosados y no es que estuvieran secos, pero Billy pasaba seguido su lengua en sus labios. Seng siguió el movimiento. Reacciono.—Solo quería confirmar si hoy voy a su casa.—Respondió viendo los ojos de Billy.

—¿Para qué vas a venir a mi casa?—Billy frunció el ceño, dejando de sonreír.

—Asuntos nuestros.—Dijo secamente, él no era quien para meterse en los asuntos de las demás personas, así fuera su hermano.

Billy retomó la sonrisa.

—¡Ja! Eres muy tierno. ¡Nos vemos en mi casa entonces!—Se despidió, soltándolo y volviendo con su grupo.

—¡Aún no esta confirmado!—Gritó.

Seng negó suspirando. Supuso que debía seguir buscando a Saint, pero esta vez sin equivocarse.

Billy observó como el chico  se daba la vuelta y se iba solo por el pasillo.

……….

—Creo... Que... deberíamos parar.—Dijo Zee, entre besos.

—Creo lo mismo.—Dijo Saint antes que Zee introducirá de nuevo la lengua en su boca.

La mano de Zee estaba por debajo de la camisa del castaño, acariciando la piel suave de su espalda.

El castaño soltó un suspiro cuando sus lenguas se entrelazaron, abrazándose. Apretó el agarre en el negro pelo de Zee, atrayéndolo más a él. Sentía que no estaban los suficientemente cerca.

—Bien. Ya.—Zee con mucho esfuerzo se separó.

Arregló su pelo y se limpió la boca. Miró a su Saint estaba sentado en la mesa mientras lo miraba con los ojos vidriosos por los besos húmedos que se habían dado. Sus labios estaban rojos e hinchados. Claramente por unos besos espléndidos.

Zee se obligó a apartar la mirada. No debía seguir besándolo. No era seguro. Estaban en una clase, cualquiera podía venir aquí y verlos. Normalmente no venía nadie a esta hora, según Saint, pero aún así no debían arriesgarse.

—Tengo que hablar con Connor.—Pensó en alto.

—¿Para?—Un Saint aún un poco aturdido, se estaba arreglando la camisa.

—Ya lo verás si lo consigo.—Se sentó en la silla.

Voy  a pedirle un pequeño favor.

—Hmm.—Saint se dispuso a ir hacia él.

—Ah, no, no.—Miró su reloj, deteniendo al castaño que se le acercaba.—En 5 minutos empieza tu próxima clase. Deberías irte.

Zee no estaba seguro de poder seguir controlando el deseo que tenia por Saint.

Saint rodó los ojos. Aunque no quería aceptarlo, Zee tenía razón. No debía llegar a otra clase tarde, si no posiblemente, conseguirá otra falta.

—Bien, ¿entonces me esperas luego?—Preguntó dirigiéndose a la puerta.

No respondió Zee, se giró, y encontró al pelinegro viendo sus nalgas.

—¡Eh! Respétame.—Se burló. Pero se había avergonzado.-Su corazón empezó a latir rápido.

Zee levantó su mirada rápidamente.—Vete ya.—Se aclaró rápido la garganta, tomando unos papeles entre sus manos y re-colocándolos, se sentía avergonzado pero trato de no darle impotencia.

Saint se rio al ver la actitud del pelinegro.

Se asomó a la venta y le guiñó un ojo mientras sonreía.

Zee negó riéndose.

Si, definitivamente se sentía feliz pero ser nuevo en esto era horrible. Lo asustaba.
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Zee alimentándose la vista con el 🍑 dé Saint es inevitable...

SOLO UN POCO MAYORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora