♡ Cap. No. 73 ♡

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La chica estaba en la cocina, escuchó que alguien entro. Salió y se encontró a un pelinegro analizando el lugar.

-Hola, buenas.-La chica sonrió.

El pelinegro caminó hasta el mostrador y le devolvió el saludo con una sonrisa.

La chica se emocionó de ver a un hombre tan guapo. Esos ojos dulces y esa barba, ese porte. El hombre le pareció conocido, trató de recordar de donde... Sí! Aquel pelinegro había venido hace bastante tiempo aquí, solo y después acompañado con un estudiante. Los que parecían estar juntos... No los volvió a ver. Hasta ahora, aquel hombre estaba de vuelta en su tienda.

-Necesito alquilar el lugar.-Dijo.

La sonrisa de la mujer se congeló.-¿Cómo?-Dijo lentamente.

El pelinegro la miró y asintió.

-Necesito este lugar para uso personal, solo hoy.-Explicó.

La chica miró el lugar con los clientes merendando y volvió a mirar al hermoso pelinegro enfrente suya.

-Disculpe, pero la pastelería no tiene uso para eventos.-Juntó las manos.

-Eso esperaba.-El pelinegro asintió.-Pero solo es un pequeño favor.-Se apoyó en el mostrador y sonrió. La chica se derritió.-Solo dime un precio para poder usar el lugar unas horas solo para mí. Prometo que no haré nada ilegal o peligroso.

La chica abrió la boca para hablar pero no dijo nada.

-No importa el precio, realmente necesito el lugar. No perderías ganancias, yo te pagaré.

La chica empezaba a sentirse tentada.

-¿Cuál es su nombre?-Preguntó.

-Zee.

La chica asintió. Tan lindo.

-Zee, Yo encantada... Pero... Entiéndeme, no te conozco... Podría ser...

Zee le dio la razón.

-No te preocupes. Traigo a mi abogado, si eso te deja más tranquila... Firmamos un contrato.

La chica se sorprendió. Un hombre entró a la pastelería con un maletín. Le dio un par de hojas, la chica las tomo y las leyó. Sus ojos se abrieron al ver la cantidad que estaba escrita.

-¿Qué me dices?-Zee la miraba expectante.

La chica asintió. No podía perder una oportunidad así.

-¿Para cuándo?

-Hoy por la noche.

La chica se encontraba regañando al sexy pelinegro que estaba todo manchado.

Zee tiró la cuchara.

-Eres pésimo en esto.

-Y tú eres horrible enseñando, Sofía.

La chica lo miró mal.-Queda poco para que tu invitado venga y no sabes hacer el maldito mousse que quieres darle, Zee.-Suspiró.

-Sabía hacerlo.-Dijo.-Una vez le regalé su postre favorito hecho por mí, no estaba mal... Pero después de la cirugía... Creo que se me ha olvidado como hacerlo.

Zee se sentó en una silla.

-Él apreciará tu esfuerzo.-La chica sonrió. -Vamos a intentarlo otra vez.

Zee logro hacer un mousse decente.

Zee quería que aquel lugar estuviera acogedor.

No podía hacer la mayoría de las cosas pero Sofía había sido de gran ayuda. Llamó a Connor y a Christian. Habían comprado globos.

Zee había dicho que era una sorpresa, no una fiesta.

Ninguno le hizo caso, decoraron el techo con los globos Rojos y Azules. El resto de lugar con velas y pétalos de rosas.

-Se pueden ir.- Zee agradeció, esperando que sus amigos se fueran.

Connor abrazo a Christian
de la cintura y lo trajo hacia él.

-¿Nos echas después que te ayudamos?

Zee rodó los ojos.

-Y se los agradezco. Pero esto debe ser algo íntimo.-Vamos no pueden estar aquí-Se encogió de hombro.

Los ojos claros de Christian miraron por detrás de Zee. Sus labios se curvaron.-Creo que deberías irte a limpiar... Bueno, ya es tarde.-Miró a Connor.

Zee se giró y vio como dos gemelos se acercaban.

-Oh, mierda.-Se levantó precipitadamente.-¿Cómo estoy?-Miró a sus amigos y a Sofía.

-¿Lleno de comida?-Connor sonrió.-Pero seguro que estás muy dulce y rico.

Christian le dio un manotazo.

Zee se sacudió la ropa y se limpió el rostro.

La puerta se abrió y su corazón empezó a latir con fuerza.

Maldición.

Billy le sonrió.

Saint tenía el rostro agachado, parecía estar sonriendo. Levantó lentamente su cabeza y al cruzar miradas con Zee se sorprendió.

Zee se vio sonriendo estúpidamente.

Saint miró a su hermano, Billy se encogió de hombros.

Saint miró al alrededor y de nuevo a Zee

—¿Qué es esto?

Zee se llenó de valor y se dirigió a hacía Saint.

Billy los dejó y se acercó a los demás.

—Para ti.—Es para ti.

Saint asintió.

—Estás hecho un desastre.—Dijo mirando el estado de Zee.

—Al final hiciste bien en venir así Saint.—Ambos se ven horribles. Arruinan el momento perfecto. Dijo Billy

Zee y Saint se rieron.

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SOLO UN POCO MAYORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora