♡ Extra No. 2 ♡

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—¿Te gusta Seng?—Preguntó Saint.

Billy se tensó.

—No...—Negó, aún con sus hombros rígidos.—Solo...Es lindo.

—A mí también me parece lindo y no voy por ahí besándolo ni teniendo sexo con él.—Saint sonrió.

—Solo que...Un día lo vi interesante. Lo vi... misterioso. Lo vi adorable.—Es tan malditamente servicial que eso lo hace demasiado entrañable. Y sus ojos... Sus ojos son muy hermosos. Los veo y me quedo embobado. No puedo dejar de verlos, no quiero apartar la mirada de ellos. Me siento como un adicto. Es como una droga. Suena extraño, ¿verdad? Lo sé; estuve dándole mil vueltas cada noche, tratando de saber por qué. Yo solo quería conocerlo más, pero...  Ahora quiero verlo todos los días. Quiero acariciarlo, darle mimos.

Saint solo observó como los ojos de su hermano brillaban. Oh.

—¿Sabes? Yo siento que el es alguien que oculta muchas cosas. Alguien triste, alguien que finge. Y yo, yo, no sé por qué, pero tengo la estúpida necesidad de protegerlo, de cuidarlo. De darle apoyo. Y es tu amigo, pasas más tiempo con él, yo lo veo muy poco. A lo lejos. Y muero de envidia. Seguramente sean celos, pero no quiero confirmarlo, ¿bien? Dormí dos veces con él, y dormí jodidamente perfecto.

Saint se quedó quieto, viendo a su hermano.

—Sabes que tengo problemas para dormir. Pero con él... Siento una paz que soy capaz de conciliar el sueño. Sé que solo han sido dos veces, pero para mí es muy importante.

—Te pregunté si te gusta. Me has dicho que no pero me has hablado de él como si fuera una clase de dios mientras sonreías ridículamente. ¿Quieres que te de mi opinión?

—Billy asintió.

—Has caído fuerte.

Billy iba a negar, pero eso no sería muy convencible. Él sabía que Seng le gustaba y quería estar con él. Pero no había caído por Seng. No habían interactuado lo suficiente. Para que se metiera en su corazón era casi imposible. Eso no podía ocurrir y menos que un chico tan tierno como Seng lo consiguiera. Caer y gustar eran cosas diferentes ¡No?.

Saint pensó que su hermano era un chico con suerte al tener a alguien como Seng en su vida. El chico era adorable, listo, condenamente tímido, amable y con carácter, claro.

Podía entender el porqué Billy estaba embobado por él. Aunque no lo aceptara. Posiblemente ni era consciente de eso.

Seng... era genial.

Saint quería verlo, pero Seng estaba desaparecido, literalmente.

Su amigo tierno no había contestado los miles y miles de mensajes que le había enviado. Tal vez era intenso, pero lo que le dijo Connor lo había dejado pensando estaba realmente preocupado. Sin contar que Seng era el primer amigo de verdad que había tenido. Tenia que ir a buscarlo.

Y ahí estaba Saint.

Frente a la casa la cual estaba oscura y vacía. Se habían ido de verdad. Y su amigo ni siquiera se había despedido, se sentía mal. Queria saber de su mejor amigo, porque había desaparecido sin decir nada.

El castaño regreso a su casa decepcionado. Sin respuesta alguna.

—¿Has ido a su casa?

Saint asintió.

—¿En serio, Seng no está?

Billy frunció los labios, dejando ver que le interesaba saber más sobre el chico.

Saint negó, haciendo un gesto al ver la desilusión en el rostro de su hermano. Decidió contarle que No volvería a ver a Seng, el chico se había ido de viaje.

Billy no expresó nada. Su cara en blanco, sus ojos fríos y sus labios planos. Solo asintió y le dijo a Saint  que no se preocupara.

Saint asintió preocupado.

—¿Estás bien?—Preguntó

—Claro, ¿por qué no lo estaría?—Su sonrisa parecía amarga, no era para nada amable.

Saint le iba a decir algo pero Billy lo interrumpió.

—No me importa. Seng era tu amigo, no el mío. Creo habértelo dicho. De todos modos, no me importa.—Repitió.—Lo que te confesé sobre él, solo era pura mierda. Pensamientos ridículos. Estoy bien.

Saint se preguntó si Billy no se daba cuenta que estaba gritando, tenia los ojos brillosos.

Saint no le diría nada, Billy estaba alterado. Debía calmarse.

Saint se fue a su habitación.

Está todo bien se decía Billy sonriendo sin gracia. ¿Lo estaba? Claro que sí. Todo estaba jodidamente genial. Entonces, ¿por qué sentía que su pecho se estaba encogiendo hasta el punto de sentir que su corazón se estaba quebrando en mil pedacitos? ¿Por qué al pensar en que Seng se había ido, le daba ganas de golpear, de gritar y de llorar?

Billy reía a carcajadas. Hasta que un sonido se atrapó en su garganta y lagrimas salían de sus ojos. Era una estupidez sentirse así, se secó las tontas lágrimas y sonrió.

Él estaba bien. Que le haya tomado un extraño cariño al chico de ojos preciosos, no significaba nada. No eran amigos. No eran tan cercanos como para que Billy llorara por él. Maldición, ni Saint estaba llorando.

Él estaba bien.

Seng desde un principio había aparecido de repente como alguien misterioso y se había ido de la misma forma.

Todo estaba bien.

Billy se alisto y se fue de fiesta.

Tenía que pasarla bien y sacar ese amargo sabor que le daba la desilusión.

El móvil de Saint sonó .A regañadientes se levanto miró la hora 2:30 Am Maldijo y le respondió la llamada a su hermano.

—Saint.

—Uh huh.

—Me voy.—Su voz sonaba lenta, probablemente se había excedido y estaba ebrio.

Saint se frotó los ojos.

—¿Qué?

—Ya me decidí iré a la Universidad de Alemania. En unos días me voy a Alemania.-Grito.

Saint alzó las cejas.

—¿En serio?

Billy hizo un sonido de aprobación.

—¿Porqué?

Billy suspiró.

—No importa. Solo te llamaba para decirte eso. Ahora me voy, he conocido a alguien. Pasaré la noche aquí.—sonrió.—Aunque no duerma, como lo hacía con él.

Saint sintió la voz de su hermano cortarse.

—Creo que deberías venir a casa, no estás bi…

—No.—Lo cortó.—Me voy a divertir con esta personita.—Una risita se escuchó de fondo, no se distinguía si era de hombre o mujer. Adiós hermanito.

Saint se sentía mal. Ahora se sentía peor por su hermano.
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SOLO UN POCO MAYORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora