Alana Samuels
Mí cabeza es un lío, las palabras de Alessandro no dejan de reproducirse como si tuviera una grabadora en vez de cabeza, mis sentimientos no son claros. No sé lo que realmente siento por Alessandro, solo que cada toque, roce eriza mí piel de una forma que jamás lo había sentido con otros hombres. Sus labios qué horas atrás estuvieron tan cerca de los míos que un segundo más y me prendía de ellos para nunca soltarlos. Necesito probarlos, sentirlos de nuevo. Esa sensación de cosquilleo que me produce en todo el cuerpo cada vez que su lengua con la mía bailan un vals que solo ellas conocen, porque siento que Alessandro fue echo a mí medida así como quiero creer que yo para él.
Quiero creer que el también tiene sentimientos por mí porque sino, sus palabras solo serían mentiras, acerca de que le importa. Quiero y necesito creer que no lo está haciendo solo para asegurarse de que no lo deje, con mí partida todo su plan viene a bajo y no le conviene. Pero sus ojos me dicen que su preocupación es verdadera, sus palabras, sus acciones. En verdad espero no arrepentirme.
¿Qué me sucede? Yo nunca he sido una mujer insegura todo lo contrario y si quiero conquistarlo claro que puedo hacerlo pero todo esto, la razón por la que estamos juntos y lo más importante por la que vamos a casarnos en por esa maldita herencia, es por esa cláusula que impuso su abuelo no por amor. Bueno no por parte de ambos ya que mis sentimientos están apuntando hacia ese lado. Alessandro D'angelo es el hombre con el cual me gustaría pasar toda mí vida pero no será así. Para nosotros no hay un para siempre sino un año.
En el mismo que me enamorare de él, porque estoy segura de mis sentimientos y cuando digo que me estoy encariñando con él más que un amigo es la verdad.
Sujeto mi cabeza entre ambas manos fustrada, preocupada hasta un poco asustada, ¿Por qué? Lo único que no tenía que hacer y al parecer no estoy cumpliendo.
Me siento de nuevo en el sillón mirando un retrato de Alessandro. Después de nuestra pequeña discusión salió de la casa y hasta ahora no ha regresado y es lo mejor, necesito estar a solas.La sala es grande, está pintada de beige y la verdad es que hay pocas fotografías, lo que más hay son sofás. En las paredes adornan uno que otras pinturas, las cuales no me gustan pero como no es mí casa no puedo quitarlas.
Tengo la necesidad de beber algo pero alcohol no pienso hacerlo es media mañana. Me dirijo a la cocina en busca de algo para comer ya que no he desayunado. Abro el refrigerador y para mi buena suerte encuentro una chocolatada más pasteles los cuales son mis favoritos así que con todo en mano me siento en uno de los taburetes. Está cocina me encanta ya que es espaciosa, tiene todo lo que se necesita y es cálida, cómoda. En ella me siento como en casa. Me hace recordar las tardes que iba a la casa de mis padres, mientras ellos se peleaban sobre que hacer o que película mirar, me encontraba en la cocina preparando todo lo necesario. Una tarta de manzana para mí padre su favorita y un pastel de chocolate para mi madre. Tengo tantos recuerdos buenos como malos de mis padres pero prefiero los buenos, eran humanos y como todos cometieron errores pero ya no están aquí y quiero recordarles como las personas que me dieron la vida y me criaron con todo su amor.
– ¿Está todo bien, Alana?, ¿Peleaste con mi primo por mí culpa? — creí que tardaría más tiempo en despertar, Alessandro antes de irse me informo que Jacob se había quedado aquí.
– ¿Qué?, No no, ¿Qué te hace pensar eso? —
– Estás llorando — tocó mis mejillas y estas están húmedas, no me había dado cuenta que lo estaba haciendo.
– No es por eso, recordaba a mis padres — se acerca y toma asiento junto a mí y de paso me quita un pastel, hago mala cara y solo sonríe.
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Matrimonio por Conveniencia
RomanceAlessandro D'Angelo, es un hombre de negocios, decidido, seguro de sí mismo. A lo único que teme es al matrimonio. Alana Samuels, es una mujer segura y decidida. Pero cuando recibe una llamada informando el accidente de sus padres y luego unos homb...