Alessandro D'angelo
– ¿Estás seguro hermano que ella se encuentra bien?, la note pálida y no sé da la impresión de estar un poco temerosa — cuestiona Lía preocupada y pensativa – tal vez deba de ir con ella — dice e intenta levantarse pero se lo impido.
– No Lía yo iré con ella — asiente aunque no muy convencida.
– Cualquier cosa dímelo, Alana ya es como una amiga para mí — dice está y le aseguro que le diré si algo sucede.
Mis padres solo me observan pero no dicen nada. Subo las escaleras y me dirijo hacia la habitación.
Alana está rara y como dijo Lía parece estar temerosa pero de que. No lo sé y voy a averiguarlo no quiero verla de esa forma me preocupa.
Quiero hacerle saber y demostrarle que cuenta conmigo para lo que sea, Alana es alguien especial para mí y si por algún motivo alguna persona o algo que no quiera decirme está interponiendose con su paz y tranquilidad me encargaré. Si es alguna persona le haré ver qué no se debió de meter conmigo porque si tocan a Alana no descansaré hasta que paguen, así tenga que poner el mundo al revés lo haré ella es lo más preciado y como tal debo de cuidarlo.
Abro lentamente la puerta y la encuentro echa un ovillo. Suspiro, ¿Qué te sucede Alana?
Veo que tiene puesta una de mis camisetas y es que al parecer se le ha hecho una costumbre ya que siempre se las pone como si fueran pijamas. No me molesta sino que me gusta que lo haga. Me desvisto quedando solo en bóxers. Ya no le molesta, llevamos ya bastante tiempo durmiendo juntos que creo que se acostumbro.
Me meto bajo las mantas quedando a su espalda, lentamente me acerco a ella y noto sus ojos cerrados, pero estos están presionados, no está dormida solo quiere que lo crea. Me pegó a ella y beso su hombro, coloco mi mano derecha en su cadera y me mantengo así.
Levanta su cuerpo para que la rodea con los brazos y es lo que hago. No habla y si quisiera decirme algo ya me lo hubiera dicho así que solo me mantengo en silencio pero haciéndole saber que estoy con ella para lo que necesite.
Escucho su corazón latir, me tranquiliza, su aroma me embriaga. Coloco mí cabeza en la curva de su cuello y aspiro su aroma tan dulce y excitante a la vez. Enrreda sus piernas con las mías y su mano derecha entrelaza con la mía que está en su cadera. Me da un suave apretón haciéndome saber que está bien pero que no quiere hablar. Solo la sujeto contra mí y cierro los ojos.
Quisiera estar así todo el tiempo, juntos como uno solo. A veces cuando se comporta de está manera creo que ella también siente algo por mí, pero luego lo descarto tal vez solo me lo imaginé. Y ella solo me ve como amigo.
************
Alana aún sigue muy rara y me frustra no saber lo que sucede y más aún que no quiera decirme.
Mis padres se mantienen al margen, Lía sigue preocupada.
Al parecer si no es una cosa es otra.
Luego está lo de Jacob, me gustaría decir que todo está solucionado entre él y yo, pero no, nuestra relación ahora más que nunca se encuentra en una cuerda floja.
Es un proceso largo, necesita tiempo y se lo daré, pero me siento tan culpable de todo lo que ha tenido que sufrir y aunque mis padres quieran convencerme de lo contrario yo sí lo siento así.
Maldición, todo esto está mal.
El celular sonando me hace cogerlo. No estoy para nadie. Sin embargo, lo pienso ya que es Diego, mi amigo puede estar teniendo un problema.
–*** Diego — respondo.
– Amigo, tienes que venir a la empresa es urgente — dice este preocupado del otro lado de la línea.
Y ahora que.
– ¿Qué sucede? — pregunto perdiendo la paciencia.
– No puedo decirte por teléfono, ven lo antes posible tenemos problemas con la empresa — no puede ser.
– En veinte minutos estoy — informo y cuelgo ***
Observo a Alana durmiendo, no quiero que se preocupe. Bajo las escaleras y encuentro a mi padre sentado en un sofá en medio de la sala mientras bebé algo. Es un hombre de pocas palabras, y en estos momentos se que sospecha algo solo espera que se lo diga o me lo preguntará en el momento menos indicado, lo conozco lo suficiente, es mi padre, Andrés D'angelo.
– No es el momento para hablar — empiezo mientras me acerco quedando al costado del sofá, no me mira – la verdad ni yo mismo se lo que sucede, pero ahora mismo está sucediendo algo con la empresa y debo de ir — da un último sorbo a su bebida y me observa – Alana se encuentra dormida y no quise despertarla, pasaré por ella más tarde — termino.
– Está bien, cualquier cosa con respecto a la empresa llámame — pide, y es todo.
Aún sigue sin creer mucho en mí relación con Alana, no me lo ha dicho pero lo sé. Solo espero que no comience a interrogarla, ví la incomodidad de Alana en la mesa, pero no creo que por eso se haya retirado, es algo más.
Tomo mi Ferrari y conduzco a toda velocidad hacia la empresa. Algo grave debe de ser para que Diego no quisiera decirme nada hasta que no sea en persona.
Llego a la empresa, encuentro a los empleados de un lado al otro. Tomo rápidamente el ascensor y voy a la planta de ejecutivos. Lugar donde los movimientos son desesperados. Qué carajos esta sucediendo.
– Señor que bueno que vino, tenemos problemas — informa una asistente, esa palabra era la que menos quería escuchar.
– ¿Qué sucede? — preguntó entre preocupado e intrigado.
– Bueno señor... no sé cómo decírselo — tartamudea la pobre chica pálida.
– Alessandro, amigo que bueno que viniste vamos a la oficina — no sé si es paranoia o que pero todos actúan demasiado raro.
Lo sigo a paso apresurado, la intriga de saber lo que sucede me carcome y las caras de preocupación me molestan a la vez que también me preocupa. Cierro la puerta tras de mí y tomo asiento en mí lugar mientras Diego lo hace en una de las sillas de en frente.
– Dímelo sin tantos rodeos que me estás poniendo nervioso, ¿qué sucede? — empieza a frotarse las manos.
– ¿Como quieres que vaya al punto si lo que tengo que decirte es grave y sé que significará muchos problemas? —
– No importa Diego al punto ahora — pido enojado.
– Están robando toda la información de la empresa y por más que lo intentemos no podemos contra ellos, es muy grave Alessandro esto puede significar el fin de las empresas D'angelo —
Imposible, eso jamás. Mí abuelo no lucho tanto para que un par de delicuentes o lo que sean vengan a querer jodernos eso sí que no, como que me llamo Alessandro D'angelo y bajo mi mando nadie me va a joder.
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Matrimonio por Conveniencia
RomanceAlessandro D'Angelo, es un hombre de negocios, decidido, seguro de sí mismo. A lo único que teme es al matrimonio. Alana Samuels, es una mujer segura y decidida. Pero cuando recibe una llamada informando el accidente de sus padres y luego unos homb...