Capítulo 16

2.1K 73 2
                                    

Jacob D'angelo


Mí vida nunca ha sido fácil. Desde siempre tuve unos padres ausentes, prácticamente me crío mí nana.
Mí carácter tampoco es que ayuda, se perfectamente que no soy alguien fácil de tratar, soy terco, orgulloso, odioso. Y muchas cosas más, con mí primo Alessandro nunca he podido llevarme bien.  Aunque me cueste admitirlo y no me guste, toda mí vida le he tenido envidia. Tenía los padres que yo deseaba, ellos siempre iban a las distintas actividades escolares mientras los míos mandaban a la niñera y el chófer. Con el tiempo me volví amargado lo sé, pero luego llego Triana.

Triana, la amo es la mujer de mí vida. Ella fue quien me demostró cariño, atención, admiración. Me encantaba cada vez que esos ojos chinitos me miraban con atención, con ese brillo tan especial y que solo yo los provocaba. Su risa, maldición. Es mí detonante, su risa es música para mis oídos y no me imagino no volver a escucharla. Sé que la dañe, pero no era mí intención soy muy impulsivo, no se controlarme. Triana ha sido lo mejor y dañarla era lo último que quería pero lo hice y ahora estoy pagando las consecuencias. Pero el hecho de verla con Diego, de que sonría con él cuando solo debería de ser feliz conmigo me destroza, él me la está quitando poco a poco. Y tengo miedo, ¿Qué será de mí sin ella?. No quiero perderla porque al hacerlo también me perderé a mí mismo.


Aún no puedo creer haber aceptado venir con Alana. La verdad es que contra ella no tengo nada y hasta puedo admitir que no me desagrada. El día de la fiesta me pase de la raya lo sé pero no soy un hombre que pide disculpas así como así, además, sabía que mi primo no me dejaría acercarme, aunque yo en su lugar  haría exactamente lo mismo. Mi problema es con Alessandro no con ella, solo que su repentino compromiso me hizo desconfiar que la había contratado, todavía no descarto la posibilidad.


Alessandro tiene más conocimiento sobre la empresa lo sé, pero no quiero dejárselo tan fácil a mí también me corresponde a si como a Lía, no sé en qué pensaba mi abuelo a la hora de poner esa maldita cláusula, ¿Separ a sus nietos? Bueno ya  estamos lo suficiente, con Lía no tengo ningún problema pero creo que ella no lo ve de esa forma y tampoco voy a estar rogando cariño, así que allá ellos.




– ¿En qué tanto piensas? — pregunta de repente la castaña.


La observo, no voy a negar que mi primito tiene buen gusto, Alana es hermosa.
Me acomodo en mi asiento, bebo lentamente mi whisky y observo a las demás personas en el bar. Me gusta venir aquí, es tranquilo, acogedor. No es de esos bares modernos, sino más bien antiguo pero bien cuidado.

Centro mi atención en la castaña que estudia cada gesto de mi rostro como si estuviera analizandome.



– El porque estoy aquí contigo — respondo sincero.



– Necesitas desahogarte con alguien — responde con simpleza.


– ¿Y que te hace pensar ser justamente esa persona? — rueda los ojos.


– Yo debería de ser la enojada, aún no olvido como me trataste en la fiesta —



– Yo no estoy enojado contigo — enarca una ceja inquisitiva.



– Bueno está bien — exala – ¿Quieres hablar o pedimos más bebida? —

Suspiro. Lo pienso un momento y luego hago una seña al mesero que nos traiga lo mismo.




– Yo no quería hacerle daño – comienzo – amo a Triana, ella ha sido lo mejor de mi vida, es a la única persona que le importo de verdad y ahora que ya no quiere estar conmigo, me asusta — el chico nos trae la bebida y doy un sorbo a la mía, Alana espera atenta a que continúe – cuando te encuentras solo, sin nadie que te quiera es algo realmente horrible, desde que tengo memoria jamás le he importado a mis padres, recibí más amor de mi nana y el chófer, pero luego mis queridos padres creyeron que sería mejor mandarme a estudiar al extranjero, paso el tiempo y cambie, sabía que a nadie le interesaba así que porque me importarían a mí ellos y me transforme en la persona que tienes en frente, hasta que...



Matrimonio por ConvenienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora