Capítulo 25

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Jacob D'angelo

Para que negarlo por más que me esfuerzo Triana no quiere nada conmigo, hoy ni siquiera me abrió la puerta. Es como si ya no le importará y me duele, desearía que no, pero lo hace.
No puedo estar sin ella, sin mí luz, y lo irónico es que nadie te prepara para esto, nadie te advierte del dolor de perder a la persona que quieres. Cómo quisiera regresar el tiempo y advertirme a mí mismo que valorará lo que tenía que sino pronto lo perdería, en cambio, aquí me encuentro cual cachorro abandonado caminando sin rumbo y la cabeza gacha. Y para completar solo estoy rondando su edificio pronto creerán que soy un acosador o algo.

¿En qué momento?, Maldita pregunta que no deja de rondarme por la cabeza. Anteriormente solo tenía a Triana y ahora no tengo a nadie, bueno podría decir que a Alana. Pero tampoco es que ya seamos mejores amigos. Además, no soy el tipo de persona que va directamente a refugiarse en brazos de alguien, a desahogarse o llorar en el hombro, claro que no.

Soy Jacob D'angelo no cualquiera, soy el tipo de persona que no se conforma con cualquier cosa, soy orgulloso, terco, frío.
No soy de los que a dos por tres va deciendo te quiero, no soy de los que cuenta chistes lo cuales a todo mundo le gusta, no.
Tampoco soy de los que derrama lágrimas, soy lo suficientemente orgulloso para no permitirmelo.

Muchos recalcan que el orgullo no nos lleva a ningún lado, pues me niego a creerlo. Por ser orgulloso y tener una máscara de hielo es que me he convertido en la persona que soy ahora. Todos me conocen y saben que no les conviene meterse conmigo, además, creo que para triunfar y para que nadie te pisotee, jamás debes de demostrar lo que te hace daño porque lo usarán contra ti y créeme no se tentaran el corazón. Te volverán polvo algo insignificante y no pienso convertirme en eso.

Y si tengo que perder a Triana está bien. Que siga su camino que yo seguiré el mío.
Sé que al dejarla ir también se irá la luz, pero no le tengo miedo a la oscuridad ni a lo que en ella habita. No me rebajare, no rogare nunca lo he hecho y esta vez no será la excepción.

Dejo de mirar al suelo como si estuviera buscando algo y observo a mí alrededor, el sol está entrando y en el proceso el cielo está teñido de varios colores, hay bastantes personas caminado, hablando, tomando un café. Y yo me encuentro parado en una vereda con las mano en los bolsillos de mis jeans mientras tomo una desición que muchos dirán que es porque soy muy orgulloso y puede ser que tengan razón, pero no retrocedere.
Levanto la mirada hacia el edificio donde ella se encuentra, su ventana está cerrada y con la persiana no logro visualizarla. Amo a Triana, pero no insistiré cuando ella se de cuenta de su error regresará a mí y la estaré esperando como siempre. Mientras tanto debo de solucionar las cosas con mí querido primo.

Reviso mí celular y encuentro varias llamadas perdidas de la asistente de Alessandro, lo tenía en silencio razón por la cual no lo oí sonar. Le marco ya que debe de ser importante para que me dejase muchas llamadas.


– Señor Jacob, que bueno que me devolvió la llamada estaba a punto de volver a intentarlo per.....

– Al punto — ruedo los ojos es que no puede decirme el motivo y listo.


– Lo siento, el señor Alessandro lo quiere dentro de una hora en la empresa hay problemas se están robando información y también dinero — puta madre, que carajos como es posible.

– En veinte minutos estoy — cuelgo.


Alessandro tendrá que explicarme que carajos esta sucediendo, ¿Cómo que están robando información y dinero?, ¿Quién? Pues sea quien sea que se prepare que conmigo nadie juega.

Tomo un taxi ya que no tengo el auto conmigo y apresuró al conductor.

¿Qué está pasando?, Qué roben nuestra información no es nada bueno, pueden venderle porque no creo que de cortesía le den a nuestra competencia. Si es así estamos perdidos, además dinero peor todavía.

Matrimonio por ConvenienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora