Capítulo 26

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Alana Samuels

A mi parecer era más conveniente reunirnos en un bar que un hotel. No nos olvidemos que mí futuro esposo es importante, cualquiera que me ve puede tomarme una foto, sin embargo, no le doy la importancia que debería y presiono el botón del tercer piso. Lo que debe de decirme Dominik es más importante en estos momentos.

De camino aquí hablé con Jane, quedamos en reunirnos en el restaurante. Tenemos que hablar sobre el mismo, (no lo he mensionado anteriormente, Jane es mí socia) desde el momento en el que mis padres decidieron retirarse y dejarme a cargo, decidí que Jane sería mi socia. No existe otra persona que confíe más que no sea ella. Bueno, en esos tiempos era así, ahora tengo a Alessandro, Jacob.  Si, este último es difícil aunque tampoco negaré que Ale no lo sea, porque comparen entre ambos o pongámoslo en una balanza. Por dios, son tan parecidos en algunos aspectos, ejemplo; ambos tercos y orgullosos, elegí los mejores adjetivos.

Salgo del ascensor y a paso veloz me dirijo hacia la habitación que me indicó.

Doy un suave toque a la puerta y un Dominik recién afeitado y duchado me recibe. Trae puestos shorts amarillos de verano y una camiseta blanca transparente y en los pies trae puestos un zapatos de esos que los hombres usan en el calor. No he de negar que luce muy atractivo con su cabellera toda despeinada y esos ojos claros como el cielo. Sin embargo, es eso y ya, no provoca lo que Alessandro.

Uff con él mí cuerpo entero vibra, su mirada tan penetrante y caliente y aunque no hemos echo nada que besarnos pero con solo toques el provoca un incendio en mí no quiero ni imaginarme con lo otro.

Debes de concentrarte Alana, lo que sucedió hoy en su oficina se quedó allí y listo. Me recuerda mí cerebro.

– Pasa — pide Dominik tan caballeroso, lo hago y me guía hacia la sala.

Si bien el hotel es pequeño y está en una zona media es elegante y sofisticado. Por las ventanas se filtra bastante luz, una mesa se encuentran en medio de tres sofás de color gris. Tomo asiento en uno de estos y Dominik lo hace pero en el que está a mi costado izquierdo y es individual.


– ¿Quieres algo de beber? — niego, vine aquí por una sola razón.

– Dímelo sin más Dominik — este se frota las manos inquieto.


– No es tan fácil — confiesa, lo observo y en sus ojos vislumbro miedo pero, ¿Por qué?

– ¿Qué es lo que me ocultas, Dominik? — quiero saber que es lo que le pone tan nervioso. ¿Qué cosa no me ha dicho?


A pesar de que apenas y lo conozco algo dentro mío me dice que confíe en él, pero no esta de más ser precavida. Como dijo Jane, soy muy confiada.


– Alana — me llama y toma mis manos entre las suyas, no las retiro – desde el principio te deje en claro que no quería hacerte daño, sino en cambio quiero protegerte — asiento – sin embargo, hay cosas de mí pasado que no puedo decirte, solo te diré lo esencial y es que jamás te haría daño — lo miro confundida.


Las palabras de Dominik me confunden, ¿Qué tiene que ver su pasado?

– ¿A qué quieres llegar? — inquiero, removiendome incómoda en el asiento.


– A que pase lo que pase recuerda que puedes confiar en mí, que no te haré daño — le doy un suave apretón a sus manos.


– Está bien Dominik eso lo tengo en claro si, solo que todo esto es tan extraño, además ahora Alessandro está teniendo problemas con su empresa y cuando se entere que te estoy viendo se enfadara, todo es una gran mierda no se en qué momento mí vida se llenó tanto de problemas — me mira comprensivo.


Matrimonio por ConvenienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora