Capítulo 29

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Alana Samuels

Observo el día a través de la ventana que tengo a mi derecha, hay un sol radiante que siento el calor de mi cuerpo por la bata de hospital que traigo puesta, no me gusta, se pega todo por mi cuerpo. El aparato por el cual estaba respirando ya me dijo el doctor que no era necesario, pero me dieron un inhalador por las dudas ya que si me alteró mucho y no puedo respirar por si sola debo de usarlo. No me quejo ya que es mi salud, además es fácil de usar.

Suspiro lentamente y de reojo veo la puerta abriéndose es Jacob.

La demás familia creo que ya se han retirado, aunque me costó mucho convencer a Jane de que estaba bien. Lía al igual que Triana y Diego también estaban preocupados, luego estaba Margaret que me hizo prometerle que me mantendría en la casa o sino me llevarían con ellos a la mansión y me tendrían allí. El saber que no soy santo de devoción del señor Andrés, le prometí que me cuidaría.

Me hace pensar que siempre he tenido poca familia y ahora son bastantes. Lía al igual que su madre me caen bien, ambas son muy parecidas en carácter así que no me es difícil no llevarme bien con ellas, son el tipo de personas que te inspiran confianza. Triana y Diego de ambos no tengo quejas, también son excelentes personas que me da gusto haberlos conocidos. Y me gustaría un día decir que son mis amigos.


– Estás muy pensativa — comenta Jacob.

Volteó hacia él y lo encuentro parado a los pies de la cama, y una sonrisa ilumina su rostro, no sé porque no sonríe más.

No debe de tener motivos para hacerlo, pienso.


– Umm no sé, solo estaba divagando en mis pensamientos — respondo y le señalo la silla que se encuentra al lado de la cama, se acerca y toma asiento.


– Sé que estás mal por el restaurante, pero en lo que necesites te ayudaré solo dime y lo haré — informa, sonrió con tristeza.


– Gracias Jacob, pero ya veré que hago, ¿si? —


Ahora que menciono el tema, si me pone mal. Mi restaurante debe de estar hecho cenizas, y no sé de donde carajos sacaré dinero para levantarlo de nuevo. Tomará mucho tiempo y mientras tanto que haré.

Las palabras de Jacob me devuelven a la realidad.


– Bueno, te ves bien — comenta, sonrió.

– No mientas, me estoy cagando de calor con esta bata — comento a lo cual suelta una carcajada.


– Pues para tu buena suerte Alessandro está hablando con el doctor por el alta, ya sabes papeleo y eso — dice con fastidio – así que señorita le he traído algo de ropa para que te cambies — me extiende un bolso de color negro.


– Gracias, ¿tú fuiste a buscar? — asiente.


– Mientras los demás estaban contigo fui a buscar, tranquila que Alessandro ya lo había preparado solo que se olvidó — comenta divertido. Niego.


– Voy a cambiarme entonces — informo, Jacob se levanta del asiento, mientras retiro las sábanas  lentamente me levanto, este me toma del brazo y lo miro divertida.


– Te ayudo o llamo a una enfermera — espeta, niego divertida.


– Estoy bien puedo sola — comento, no me da importancia y toma el bolso y luego mi brazo y lentamente me lleva hasta el baño.


– Voy a llamar una enfermera para que te ayude a vestir — informa y cuando voy a protestar ya no está más.

Genial.



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