Capítulo 42

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Narrador: Omnisciente

La vida nos pone pruebas, a veces duras y difíciles. Nos quejamos del por qué nos sucede a nosotros, el por qué es implacable, pero es solo para ver qué tan fuerte somos y no hablo de quién pase más tiempo en el gimnasio o el más corpulento no, hablo de la fuerza emocional, del alma, de espiruto. Qué tan fuertes somos para aguantar esas pruebas.

Y Alana Samuels es fuerte, sí, hubo momentos en los cuales quería dejar todo y hacer de cuenta que nunca lo vio. Pero no lo hizo, siguió, y en el camino fue descubriendo verdades que no sabía, que no imaginaba y sí, fueron fuertes para ella. No creía y mucho menos quería hacerlo que su prima la odia y fue capaz de atentar contra su vida, que no le tembló la mano a la hora de matar a su madre, cuando presiono su pie contra el acelerador. Una persona jamás está preparada para darse cuenta de tal verdad; que a veces tus enemigos son tu propia familia.

Sin embargo, no es una persona rencorosa, sus padres le enseñaron a ponerse en los zapatos de los demás y lo más importante a perdonar. Porque si no su rencor solo sería un peso que cargar para ella y no podría avanzar hasta cambiar de página y perdonarla. Alana no sabe de la condición de su prima, pero solo espera que no haya intentado asesinarla por un hombre. Ella ama a Alessandro, pero, si él no la amase simplemente lo entendería y no intentaría asesinar a quien él si ame. Porque uno debe de saber dónde sí es, y donde no.

Jane se encuentra junto a su amiga, sentada esperando a que esta despierte. Recuesta su cabeza sobre su estómago y recuerda los momentos que pasaron juntas. Las sonrisas que esta le ha sacado nadie la ha hecho sonreír tanto como Alana. Pero, otros pensamientos también inundan su mente, Jacob pide explicaciones y ella no sabe que responder, de igual forma él la dejo en sus momentos más difíciles y ahora no tiene el derecho de querer respuestas.

Alguien sujetando fuerte su mano la saca de sus pensamientos y con su corazón latiendo a mil levanta lentamente su cabeza. Jamás ha visto una sonrisa tan brillante como la de Alana y es justo lo que está siendo en estos momentos, le está sonriendo. Se levanta rápidamente de su asiento y la abraza como si la vida se le fuera en ello. La conoció por casualidad y ha sido lo mejor de su vida.

Despertar y verla a ella junto a mí me saca unas lágrimas y su carita teñida de miedo y perdida me hace darme cuenta que es la persona que nunca quisiera perder. No me gusta verla sufrir.

– ¿Dónde estamos? — pregunta confundida aun abrazada a ella. Jane al oírla hablar se aparta de ella, se limpia el rostro con su dorso y sonríe.

– En el hospital, ¿no recuerdas lo que sucedió? — cuestiona, Alana merita por un momento en su mente. Arruga el entrecejo.

– Fui a la casa de mi tía no estaba, pero René si actuaba extraño y la casa olía mucho a lavandina — musita pensativa, jane toma asiento de nuevo y entrelaza sus manos, – luego empezó a decir cosas que Dominik es su padre y luego le volví a preguntar sobre su madre y dijo que no volvería… ella la mató Jane — susurra asustada – y también, ella… mi prima me atropello… quiso matarme — termina y Jane vuelve a abrazarla.

Alana se encuentra confundida, como es posible que su prima quisiese hacerle daño. ¿Qué le hizo?, nada para que quiera atentar contra su vida y… su tía está muerta su hija la mató, por eso la casa olía a lavandina porque estaba limpiando y lo que encontró en el sillón si era sangre.

– Alana, todo va a estar bien — susurra su amiga en su oído, pero como. Después de todo eso como va a estar bien.

– ¿Dónde está Alessandro? — cuestiona. Quiere verlo y él no está allí. Jane ya se esperaba que preguntara por él, se aparta y reacomoda la almohada de alana para que este más cómoda.

Matrimonio por ConvenienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora