𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒕𝒓𝒆𝒔

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El sonido del despertador resuena en mi habitación. Un nuevo día comienza. Una nueva oportunidad para conseguir las metas laborales propuestas durante este mes. 

Sí, soy una obsesa del trabajo. No lo niego. El trabajo me hace sentir viva y capaz de hacer todo lo que me proponga. Es una droga, tan adictivo que es imposible escapar de él; tampoco tengo intención de huir.

Me incorporo en mi cama y permanezco sentada. Tomo mi agenda personal que se ubica en la mesita auxiliar junto a mi cama y reviso mi checklist. Tacho uno de los propósitos que me había propuesto alcanzar este mes: el contrato con el Sr Núñez. Ayer se firmó los trámites y justo hoy comenzarían nuestro personal obrero de BS Arquitectos aquel proyecto pactado.

Reviso la misma lista y no puedo evitar detener mi lectura en una de mis metas. Remarcada en fluorescente y rodeada por mil colores leo la palabra "Extranjería". 

Ese es el caballo de batalla.

Por primera vez en mucho tiempo, no sé cómo voy a abordar esta problemática que se me presenta. Siempre tengo una solución para todo. Soy una persona inteligente y avispada. De la nada, suelo encontrar la solución perfecta. En cambio, desde que contactó aquel funcionario del departamento de extranjería mi mundo comenzó a tambalearse y a día de hoy no encuentro la solución para su equilibrio.

Miro mi reloj de pulsera. Las seis de la mañana. Todo marcha perfectamente, como todos los días. Me levanto y me dirijo al baño. Lavo mis dientes y peino mi cabello. Comienzo con la rutina de tratamiento facial como cada día y termino con una ducha rápida.

Salgo de la habitación y me dirijo a la cocina que comunica además con el salón de mi apartamento. Cuando mis progresos en BS Arquitectos resultaron ser exponenciales, no escatimé a la hora de encontrar un hogar que cumpliera con los requisitos que siempre había soñado. Mi apartamento contaba con un estilo minimalista basado en colores neutros. El blanco predominaba en mi hogar. Le daba cierta frescura y luminosidad, dos aspectos esenciales para alcanzar la tranquilidad y la estabilidad que buscaba para un hogar. 

El sonido de la cafetera automática me da la pista que mi cappuccino está listo para ser tomado. Tomo un sorbo de él mientras que le pido al asistente inteligente de mi hogar que me informe de las últimas noticias ocurridas en el mundo.

Una vez terminado mi desayuno, me dirijo de nuevo a mi baño. Por segunda vez, lavo mis dientes y comienzo a peinar mi pelo. Lo recojo en un pequeño moño bajo y repeino con un poco de spray fijador los mechones más rebeldes. Agarro mi pequeño neceser y recreo mi rutina de maquillaje remarcando con rímel mis pestañas y pintando de un rojo oscuro mis labios.

Termino enfundándome un vestido negro ceñido al cuerpo y con escote en pico. Para completar el outfit, agarro una blazer blanca y unas sandalias de tacón blancas y negras. Me coloco unas perlas blancas en las orejas y visto mi cuello con un colgante de oro blanco muy fino.

Agarro mi bolso de mano y decido salir de casa. Ya en la calle, el conserje del edificio me espera con la puerta trasera del taxi abierta.

- Tan puntual como siempre Henry – puntualicé dándole la propina que solía ofrecerle cada día. El hombre asiente y, en cuanto me acomodo en el asiento trasero del taxi, la puerta trasera se cierra.

De camino a la oficina, realizo un par de llamadas en relación al proyecto de la costa. El Sr Pearson mantiene su indecisión con respecto a nosotros. Nuestro eterno competidor, REIT Arquitecture, mantiene un pulso con nuestra empresa ofreciendo una contraoferta a cada paso que avanzamos con el dueño del complejo. Bs Arquitectos no se iba a rendir y estaba claro que vamos a dar el 200% para que el proyecto recayera en nosotros, aunque admito que no lo estaba poniendo fácil.

⋰⋱ Firmado, la Mujer de Acero ⋰⋱    {Benjamila}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora