Capitulo treinta y siete (1º Parte)

581 58 99
                                    

C A P I T U L O 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

C A P I T U L O 

T R E I N T A    Y    S I E T E 

- Señora, ¿le parece bien que prepare  cordero? – pregunta Karen, la mujer de Henry.

Aparto la mirada de mi cuaderno de bocetos para ver el trozo de carne que me enseña desde la cocina. Yo la miro dubitativa.

- ¿No será demasiado? – mordisqueo la punta de mi bolígrafo. La mujer no entiende mi respuesta, así que intento ser más determinante. – Son las primeras navidades con la familia de Benjamín y bueno... No me llevo muy bien con su madre. Puede que entienda mi gesto como una ofensa a su menú navideño.

Karen suspira con una medio sonrisa. Deja la carne en la encimera de la cocina y se acerca hasta el sofá donde estoy tumbada. Me agarra la mano con afecto.

- Entiendo lo que supone todo esto para ti – comienza a hablar. – Tan solo es un gesto de cortesía. Esa mujer necesita tiempo para comprender que su hijo alzó el vuelo y que comparte su vida con otra mujer. Para una madre suele ser un poco duro, siempre vemos a nuestros hijitos como el primer día que le cambiamos el pañal, aunque esos hijitos ya tengan 30 años – ríe. Y yo sonrío de lado– En cuanto te conozca y sepa la gran mujer que eres, todo irá a mejor.

- ¿Por qué será que me cuesta creer que eso llegue a suceder?

- A tus papás también le habrán pasado igual cuando conocieron al señorito Benjamín.

Mis padres. Claro. Aunque supiese donde viven y quiénes son, nunca les presentaría a Benjamín. Ni Benjamín, ni a nadie. Unos padres que abandonan a sus hijos chiquitos en un orfanato no merecen que sepan nada de ellos.

- Yo no tengo padres.

La mujer se lleva una mano a la boca. Suele pasar cuando digo esa frase.

- Lo siento, no sabía nada – se disculpa. - ¿Murieron?

- No, precisamente – niego. – Aunque para mí es como si lo estuvieran. Me crie en un orfanato con mi hermano. Nos abandonaron. – Karen suelta un gemido. Me mira con pena. Sí, es lo que suele ocurrir cuando cuento mi historia. – Por eso, no entiendo nada de lo que dices. No entiendo la actitud de Helena porque yo nunca he tenido madre. No sé que es esa figura para mí.

- Ahora entiendo tus inseguridades – acaricia mi mejilla con cariño.

- ¿Inseguridades? – río, no hay ni una nota de melancolía en mi voz. Todo lo contrario. Cada vez que hablo del tema me produce un rechazo enorme - ¡No, ni hablar! Al revés, eso me hizo ser fuerte y no temer a nada, ni a nadie.

- Claro que son inseguridades. Entonces, ¿por qué te preocupa tanto impresionar a su familia? ¿por qué te importa que se enojen por un simple plato navideño? – pregunta, pero sé que más bien es una reflexión. - Aunque no lo quieras aceptar, necesitas la aprobación de toda su familia. Necesitas ser una más en la familia.

⋰⋱ Firmado, la Mujer de Acero ⋰⋱    {Benjamila}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora