Capítulo cincuenta y siete (I)

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Parte I


– Mamá – la llamo desde mi habitación.

Llevo media hora intentando arreglar el nudo de la corbata y no hay forma. Esto, esto... Esto es desesperante.

– Mamaaaaaa – grito de nuevo, esta vez con todas mis fuerzas.

Joder, esta mujer. Aparece cuando no se la necesita, pero cuando debe estar no hay rastro de ella. ¡Oh! Intento desatar el nudo una vez más tirando de la tela con frustración, pero solo logro empeorarlo. Suspiro con exasperación y mi reflejo en el espejo me devuelve la imagen con la corbata torcida y el rostro enrojecido por el esfuerzo. ¡Vaya cuadro!

– ¡Mamá! – grito de nuevo, esta vez con un tono más desesperado.

Me recuesto contra la puerta, tamborileando los dedos sobre la madera mientras escucho los ruidos apagados de casa, esperando algún indicio de que se acerca. Finalmente, escucho sus pasos. Los de mi madre y los de Max que la sigue. El sonido de las patas de Max es inconfundible. Abro la puerta y el primero en entrar es Max que va directo a mi cama para tumbarse. Lo sigue mi madre, con una expresión divertida.

– ¿Qué pasa, cariño? – pregunta, aunque su mirada ya ha caído sobre mi corbata y seguidamente en Max que está en mi cama – ¡Max, baja ahora mismo de la cama!

El perro obediente lo hace y se coloca cerca de nosotros. Se tumba en el suelo sin perdernos de vista.

– ¿Puedes ayudarme con esto?– le suplico extendiendo las manos con impotencia hacia el nudo rebelde. – Estoy a punto de ahorcarme con ella.

Ella se acerca, sonríe con un gesto de paciencia infinita. Con manos expertas, empieza a deshacer el enredo. Me quedo en silencio mientras lo hace. Joder, siempre había atado el nudo perfectamente. No sé lo que me pasa. Bueno sí, es la primera inauguración que voy a asistir sobre uno de mis proyectos. No estoy nervioso, eso se queda corto. Estoy en modo pánico.

– Sabes, papá siempre dice que ponerse una corbata es todo un arte – comenta ella mientras ajusta la tela a mi cuello. Sé que intenta calmar mis nervios y se lo agradezco a pesar de que no surta mucho efecto– Me llevó años aprender a hacerlo bien, pero a él siempre le sale perfecto y a la primera.

Hay una pausa, y el nombre de papá queda suspendido en el aire entre nosotros. No hablamos mucho últimamente, y su mención hace que sienta una punzada en el pecho. Después de lo de Bordonaba, la relación con mi padre no es que sea la mejor. Él intenta poner de su parte, pasar página, pero no es tan fácil. Trago saliva, y justo cuando estoy a punto de decir algo, Helena da un pequeño tirón y la corbata queda impecablemente colocada.

– Listo – dice con una sonrisa, dando un paso atrás para admirar su trabajo. – Ya estás listo para conquistar a todos.

Le devuelvo la sonrisa, aunque todavía siento un nudo en la garganta, diferente al de la corbata. Miro mi reflejo una vez más, tratando de ver en mí al hombre que soy, pero no me gusta lo que veo.

– Gracias – susurro.

Ella asiente, y por un momento, parece que quiere decir algo más, pero solo me da una palmadita en la mejilla antes de girarse y salir de la habitación. Me quedo allí, observando la puerta cerrarse lentamente, y finalmente, me obligo a respirar profundamente sentándome a los pies de la cama.

Esta noche va a ser difícil. Bs Arquitectos está invitado a la inauguración. Irán todos los socios y el equipo directivo junto a mi equipo de trabajo que ha hecho posible el proyecto de restauración que hoy va a ver la luz. Además, de todas esas personas invité a Coco como mi acompañante. Tengo claro que Bordonaba no va a asistir y prefiero tener a un acompañante amigo mío que me soportase durante toda la noche, porque obviamente iba a ser difícil compartir el mismo espacio con Franco y mi padre.

⋰⋱ Firmado, la Mujer de Acero ⋰⋱    {Benjamila}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora