𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒔𝒆𝒊𝒔

536 51 110
                                    

Lo prometido es deuda y aquí os dejo el nuevo capítulo de esta semana. Gracias por el apoyo y os animo que continuéis así, me viene muy bien. Me anima mucho a seguir. 

Intentaré terminar  mañana de escribir el capítulo de 2021 - Vuelvo, pero no prometo nada porque ya saben como ando de tiempo y de problemas... En fin. 

No me entretengo más. 

Nos leemos pronto y espero que os guste. 

Observaba a la doctora que revisaba los resultados de las pruebas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Observaba a la doctora que revisaba los resultados de las pruebas.

Había pasado una hora, una hora eterna soportando la sin gracia de mi asistente. Cuando el auxiliar nos llamó para entrar en consulta no lo podía ni creer. Por fin pondría término a esta odisea. Por fin perdería de vista a mi asistente. Deseaba salir del hospital.

- Los resultados son buenos – declaró la doctora – Gracias a la respuesta rápida de mi hijo en los momentos previos a su caída, todo ha quedado en un pequeño susto. – sonríe levantando la vista de los papeles. – Es una mujer con suerte.

"Sí, cada poro de mi piel rebosa suerte. ¡Viva mi suerte!", pienso.

- Entonces, ¿puede seguir su vida con normalidad? – insistió mi asistente.

- Sí, está perfecta exceptuando el malestar que siente por el golpe. – remarcó Helena. – Te voy a recetar unas pastillitas para que te ayuden a soportar el dolor y una crema para la hinchazón. – me explica sin dejar de teclear en su ordenador.

El sonido de la impresora me sobresalta un poco. Enseguida, la maquina expulsa la receta impresa y la doctora firma y sella para darle validez.

- Tómate las pastillas hasta que deje de doler, supongo que en dos o tres días el dolor remitirá – indica – Y la crema utilízala durante dos semanas.

- Bien – acepto el papel. – Gracias por su atención, Dra. Rojas.

Ofrezco mi mano a modo de cortesía y despedida. Mi asistente me mira con una ceja alzada sorprendido por mi atrevimiento. Si no tuviera todo lo necesario para desinfectar mi mano en cuanto saliera del lugar, no lo haría, pero soy mujer precavida y no salgo de casa sin todo lo necesario para evitar morir infectada.

- Un placer Sra. Bordonaba – sonríe la mujer estrechando su mano con la mía. Tiene la misma sonrisa que su hijo. Ya sé de quien heredó la sonrisa mi asistente. – Benjamín me habló mucho de ti.

- ¿Ah sí? Mira que interesante – sonrío de lado. Benjamín se aclara la garganta con cierta incomodidad. - ¿Qué se supone que le cuenta?

- Que es una mujer muy inteligente y trabajadora. – hago un mohín de conformidad. Mi pecho se infla de orgullo. Mi asistente, al contrario, se sonroja por momentos. Seguramente no contaba con la sinceridad de su madre. – ¿Puedo pedirle un favor?

⋰⋱ Firmado, la Mujer de Acero ⋰⋱    {Benjamila}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora