Capítulo treinta y ocho

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Familia, como ya os dije, nuevo capítulo.

Esto es un no parar, pero debo deciros que estaré unos días desaparecida ya que me voy de viaje con mi familia. Por eso, se han sucedido todos los capítulos tan seguidos para poder publicar hoy el capitulo de navidad que prometí. Va con un poco de retraso, pero es que para darle forma a la historia y que no quede colgada.

Así que espero que os guste.

Feliz año nuevo a todos

PDT; el capítulo viene con una bomba que no os lo vais a esperar.

PDT; el capítulo viene con una bomba que no os lo vais a esperar

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CAPITULO TREINTA Y OCHO

Después de una semana frenética de trabajo donde tuve que enfrentarme en repetidas ocasiones a los Lopilato, ansiaba la llegada de este fin de semana. Tampoco es que suponga algo fácil enfrentar una cena de Navidad junto a Helena Rojas, pero prefiero al bicho de Helena que aguantar un día más la situación en la oficina.

Estamos en un momento crítico. Mi asistencia al Congreso hizo demasiada pupita a los Lopilato. Durante toda la semana, he soportado desprecios y varias zancadillas por parte de ellos. El hecho de que yo haya sido la protagonista de la noche y no la hija de los Lopilato dolió, pero no me vayas a comparar la bisutería barata con el auténtico oro.

Benjamín también recibió de la medicina de los Lopilato. Tomar la iniciativa y ofrecerme el reconocimiento por mi trayectoria profesional, no les sentó nada bien. Todos estos días han puesto en entredicho todo su trabajo. Se perfectamente lo que quieren conseguir: arrebatarle su equipo y su departamento de restauración.

Lo que no saben los Lopilato es que no voy a permitir que eso ocurra. Franco está superando todos los límites y, sin duda, se está convirtiendo en todo un dictador. Por muchas acciones de la empresa que tenga en su poder, el socio mayoritario y, por ende, el dueño de la empresa es el Señor R y no él. Si piensa que va a poder hacer lo que le de la gana, anda muy equivocado.

Me he dedicado toda la semana ha enviar correos electrónicos al Señor R. Puede que parezca algo desesperada, pero debe conocer todo lo que está ocurriendo. Debe saber que su mano derecha acaba de apoderarse de una empresa que no le pertenece. No voy a permitir que le arrebaten el trabajo a Benjamín, ni a mí tampoco. Si, hoy día es lo que es la empresa, es gracias a nosotros y el Señor R tiene que saberlo.

Así que, en cuanto me he despertado, he agarrado mi Ipad y he revisado mi bandeja de entrada como cada mañana para comprobar si hay respuesta del Señor R.

- ¡No me jodas! - exclamo con una sonrisa.

En la bandeja de entrada, hay un nuevo correo. Reviso de nuevo la dirección y sí, confirmo que es una respuesta del Señor R a mi correo. Por un nanosegundo, dudo en abrirlo. Había esperado este momento tanto tiempo que ahora no sé ni qué debo hacer.

- A ver, Camila... Abre el puñetero correo.

Cliqueo en el correo y leo su contenido:

"Estimada empleada:

⋰⋱ Firmado, la Mujer de Acero ⋰⋱    {Benjamila}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora