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28 de Abril, 1941

Correr a casa de Namjoon fue inevitable ese día, ni siquiera se dieron la oportunidad de subirse al auto de Taehyung, sólo corrieron las cuadras ante la mirada de todas las personas sorprendidas de ver a dos chicos en ropa desaliñada salir como si los estuvieran persiguiendo. Con los ojos cristalizados, las gotas de lágrimas cayendo contra el pavimento y el corazón latiendo de una forma bestial como si estuviera deseando salir antes que retorcerse de dolor en esa caja torácica, el sabor ácido en la boca y el desespero de que Namjoon no supiera nada, entonces ¿Podrían ocultarselo para siempre? Si Namjoon era ignorante acerca de cómo Park Jimin había decidido irse, no se lo dirían, porque no se creían capaces de ver el rostro del mayor cuando lo supiera.

Tocaron la puerta de la casa un par de veces, los nudillos de de Taehyung doliendo en el proceso. Pero la puerta no fue abierta hasta unos 15 toqueteos más, y lo que los recibió fue el rostro adormilado de un Namjoon que no tenía ni idea de qué mierda pasaba a su alrededor, echaron un vistazo al interior notando como aún habían cajas sin desempacar, correo tirado en la mesa de café que había en la recepción y zapatos abandonados en la esquina.

—Namjoon-ah —los ojos de Taehyung chocaron con los del susodicho y este intento buscar respuestas del porqué su nombre había salido de esa forma tan temblorosa de los labios de Taehyung, el porqué sus miradas cristalizadas y vacías, el porqué de esa visita temprana.

No lo descubrió, no lo habría descubierto nunca si los labios de Jungkook no hubiesen temblado intentando no romper a llorar por la ingenuidad de su mayor. Jamás, jamás se hubiera enterado si no le preguntaba a Jungkook qué había pasado y este ni siquiera pudo responderle porque sabría que su voz se quebraría. Probablemente hubiese vivido en la ignorancia y alejado del dolor más cruel de su vida si con una única mirada que Jungkook le dirigió, le dijo todo. Y en ese momento, cuando esos ojos oscuros denotaban un pesar tan grande cargando con una noticia horrorosa, cuando supo leer lo oculto tras esas orbes, sintió como si le dispararan en el pecho.

La invadió un frío de cabeza a pies, y se le entumecieron todas las extremidades, su cabeza dio vueltas y tuvo que sostenerse de la puerta para no caer. No, no podía ser cierto lo que su cabeza estaba maquinando, no era en lo absoluto verdad, porque Jimin no lo haría le prometió que no, que nunca siquiera lo vería como una opción; sólo pudo abrir los ojos un poco, y luego de que su corazón latiera tan lento como si fuese a detenerse, este empezó a bombear con fuerza pero no por la pregunta que estaba por hacer, sino por la respuesta. Porque esa respuesta le daría alivio o le mataría de inmediato.

—¿Qué pasó? —cuestionó en un hilo de voz, apenas pudiendo soltarlo. —¿Jimin... Jimin está bien?

Y cuando todo fue silencio, se permitió caer de rodillas siendo abrazado por Taehyung, sintiendo esa presión en el pecho impidiéndole respirar correctamente. El primer sollozo, era por mucho, lo más doloroso que había sentido en la vida, fue desgarrador y profundo, fue agónico y fuerte porque su mundo se había detenido. Como si nada, como si hace unos meses no lo habría de sostener en sus brazos mientras le daba besos en la boca y exploraba con las manos su cabello sedoso, como un golpe que no te esperas nunca, como que te frenen el auto de repente.

Siguió llorando tan fuerte que la garganta, en algún punto, se le cerró sin poder seguir así; no iba encontrar sosiego nunca, no cuando su amor, su ángel, su todo... Sólo se había ido sin más. Sin despedirse. Y no dolió solamente ese hecho, sino pensar en qué lo había orillado a hacer tal cosa, qué había pasado en tanto él no estaba porque se vio obligado a separarse, y Jimin no le dijo nada ¿Por qué no lo hizo? ¿Por qué no huyó con él cuando se lo propuso? ¿Por qué no fue crédulo una tan sola vez de que quizás y solo quizás, ellos podrían tener un lindo desenlace y morir de nada más que de vejez? Jimin solo debió ser un poco ingenuo una vez, solo debió dejar de pensar tanto y acompañarlo.

En esta y mil vidas kth+jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora