O3

378 63 14
                                    

10  de abril, 1940

     —Las flores amarillas simbolizan la alegría de la vida, la buena energía y por sobre todo la amistad. Se dice que son un buen regalo para alguien que acabas de conocer ya que, igualmente simbolizan, el gozo de una nueva amistad o un agraciado encuentro. —recitó Taehyung a Jungkook, la siguiente vez que se vieron, recordando todo lo leído. Había pasado horas encontrando tal información.

     —Te informaste bien. —Jungkook dejó de lado su pluma cuidando no manchar de tinta su hoja de trabajo para ver directamente a Taehyung— No sabía dónde conseguir flores amarillas para demostrarte cuán jubiloso estoy de haberte conocido, así que las pinté para ti.

     —Muchas gracias, Jungkook. Tengo ese cuadro muy bien guardado en mi habitación —sonrió y Jungkook también lo hizo, ambos sintiendo desaparecer todo alrededor.

     Horas más tarde, Jungkook le ofreció a Taehyung una salida para recorrer la ciudad y conocerse un poco más. Sin dudar, Taehyung aceptó aún si no había pedido permiso a sus padres ni nada por el estilo. Pero es que algo en esos bonitos y redondos ojos de Jungkook le hacían sentir que todo estaría bien.

     Así que, en ese momento, se encontraban viendo algunas cosas en las vitrinas de las tiendas por las que iban pasando, criticando más que todo.

     —Uhm, esa se ve horrenda. —Señaló Jungkook a una poco vistosa cartera de cuero— No la usaría en definitiva.

     —Ugh, tienes razón. Mira eso, también está asqueroso. 

     Ambos se rieron al ver unas botas hechas de serpiente.

     —Lo es —concedió Jungkook luego de dejar de reír un poco.

     Caminaron un poco más hasta dadas las 4 de la tarde. Taehyung y Jungkook debían volver a casa así que sin dudarlo, Jungkook se ofreció a acompañar a Tae hasta su domicilio. Charlando de un par de temas más, como sus sueños, sus cosas favoritas, polémicas actuales entre otras cosas porque los temas no parecían acabar.

     Taehyung sintió un pequeño calorcito aglomerarse en su cara y pecho cuando la suave mano de Jungkook rozó apenas la suya. Fue como si un choque eléctrico le pasara por cada esquina del cuerpo. Y para Jungkook no fue diferente, solo carraspeó intentado alejar la timidez y nerviosismo que atacó su ser.

     "¿Porqué me siento así?" Taehyung pensó porque no lo entendía. Jungkook era un hombre que acababa de conocer hace una semana. "Es un hombre" Taehyung recordó entonces, que ambos eran del mismo sexo y se separó un poco de Jungkook ante el pensamiento que invadió su cabeza. "Es un hombre, Taehyung. Los hombres no pueden estar con otros hombres" se dijo a sí mismo mentalmente, ahora separándose otros dos centímetros más del cuerpo de Jungkook hasta que finalmente sus manos ya no podían rozarse.

     "Lo hago sentir incómodo" pensó Jungkook, viendo como Taehyung parecía querer estar lejos de él, con las mejillas coloradas y sus manos temblando apenas. "Seguro piensa que soy extraño ¡¿Porqué le toqué la mano?" se recriminó, quejándose consigo mismo por ser tan confianzudo.

     —E-Esta es mi casa —fue inevitable tartamudear.

     —Vaya casa. —mencionó Jungkook luego de un silbido agudo, pues sí que era una casa enorme y la suya era una miniatura comparada con la del chico. Pero claro, eran una de las pocas buenas familias adineradas y se notaba— Lo siento, estoy siendo descortés.

     —No, no te preocupes por eso. —Taehyung dio una reverencia de agradecimiento— Jungkook, gracias por acompañarme hasta aquí, espero tu regreso a casa sea bueno y que descanses.

En esta y mil vidas kth+jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora