44

88 9 17
                                    

9 de diciembre, 1944

     El sonido del piano tocando alguna canción desconocida rebotaba en las esquinas de la habitación, trayendo paz y comfort a los dos hombres que reposaban en el banquillo del piano. Yoongi simplemente tenía los ojos cerrados dejando su alma en cada nota que su dedos creaban, sobrellevado por la pasión. Y Hoseok solo miraba con atención, con admiración todo el espectáculo que se le era dado solo a él.

      —En el invierno pasado, vi tus ojos color miel —la voz de Yoongi se hizo escuchar y acompañó el sonido del piano, Hoseok alzó las cejas gratamente sorprendido—. Creí que mi corazón no podría correr de nuevo, pero me dejé envolver en la serenidad de tu respiración. Otra vez me volví preso del mal llamado "enamorarse de quien no se debe".

      El piano quedó solo, Yoongi dio un largo respiro intentando alejar las infaltables lágrimas tratando de abandonar sus ojos. Presionó con más fuerza las teclas, siendo consciente de que Hoseok estaba a su lado viéndole con suma atención, con ese sobrenatural brillo en sus ojos que terminó por confundir a Yoongi y hacerlo miserable de cuenta nueva. Se tragó su amargura, preparándose para volver a cantar aunque su voz no era la mejor del mundo.

     —Quisiera que vieras dentro de mi, para que sepas lo mucho que siento. Quisiera que vieras dentro de ti, para que sepas que también sientes lo mismo. Pero no será así, mantendremos nuestras manos alejadas... Alejadas —empezó a tocar las notas más agudas, llegando al final de la canción—. En el invierno pasado, vi tus ojos color miel. Ojalá pudiera borrarlos de mi memoria.

     Tocó las últimas notas y segundos después de terminar, unos aplausos se escucharon. Rió viendo a Hoseok quien mantenía una sonrisa enorme, pareciendo extasiado de la reciente presentación que Yoongi había hecho.

      —Eso fue magnífico, Yoongi —dijo con una pizca de demasiada emoción.

     —Gracias pero aún no está terminada —alzó su agenda, mostrando la composición a la mitad. Hoseok tomó la agenda con ambas manos, leyendo lo que recientemente Yoongi había cantado—. Puedes agregarle algo si quieres, si se te ocurre.

      —Sería un honor —su sonrisa se volvió más brillante si eso era posible. Buscó dentro de su saco su pluma, listo para agregar algo—. Al parecer es una canción sobre un amor prohibido, dime Yoongi ¿De qué chica mala te has enamorado? ¿En serio no puedes tenerla?

     Yoongi carraspeó negando, sus mejillas tornándose color durazno de repente. Bajó la mirada totalmente apenado, solo logrando ver cómo Hoseok agregaba algo pareciendo bastante inspirado, así que no lo molestó hasta que terminó. Incluso tenía su ceño fruncido y con la punta de su lengua asomándose por la comisura de su boca, notablemente concentrado.

      Una vez satisfecho, lo releyó y pronto lo puso frente a ellos, mostrándolo también a Yoongi quien leyó todo atentamente. Su corazón vibró, y un nudo en su garganta le avisó que estaba siendo mucho, leer todo lo que Hoseok había escrito solo lo hizo ilusionarse más.

     —Creo que ésta parte de aquí... —Hoseok subrayó la dichosa parte— Quedaría bien con un Fa agudo y luego un Do.

     Yoongi procesó todo en su cabeza y asintió, creyendo que los arreglos de Hoseok eran pertinentes. Tocó todo desde donde lo había dejado antes, e iba a cantar pero la voz de Hoseok lo interrumpió.

     —Tengo miedo y estoy escondido, sé que si corro a ti terminaré dañado. Me gustaría dejar de amarte pero no puedo, quizás nunca pueda en realidad —la voz de Hoseok era suave, melódica, aterciopelada y Yoongi sintió un apretón en el estómago porque era la voz que él quería apreciar siempre, amarla y escucharla cada día al atardecer—. No sé si esto es correcto, pero cuando miro tu rostro siento que lo es. Te amo tanto que duele, es el castigo por mi pecado cometido, una condena perpetua, algo que seguro me tengo merecido.

En esta y mil vidas kth+jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora