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16 de enero, 1946

     —Así que oficialmente eres un hombre casado... ¡Es una locura! —alzó la vista del reluciente anillo de oro en ese dedo anular hasta su portador. Seokjin sonreía de forma reluciente, sentado frente a él—. ¿Y qué tal la luna de miel?

      Fue inevitable reír para los cuatro chicos ahí cuando las mejillas de Seokjin se llenaron de un rubor escarlata que ponía en evidencia todos sus recuerdos.

      —Basta Jungkook, no hagas preguntas de ese tipo —carraspeó—, son cosas de casados —ahora todos carcajearon bulliciosos, los pasajeros en el tren viéndoles extrañados.

     —Yo estaba preguntando si fue un buen viaje, no sobre lo que hiciste con tu mujer en la habitación ¡Eres un sucio! —Jungkook le dio un golpe y se enderezó. Estaba sentado entre Taehyung y Yoongi en el tren, esperando pacientemente que este diera camino a China.

     —Sí bueno, fueron unas buenas vacaciones con mi esposa —fue lo único que contestó, viendo su anillo de reojo.

      La palabra 'felicidad' parecía demasiado corta en comparación a lo que realmente sentía. Amaba a Saesung con su vida entera, supo que debía casarse con ella desde que la vio en la estación de tren, su belleza impactando en él de una forma que evitó que olvidara mínimamente su rostro hermoso. Sólo su alma sabía cuánto Saesung le causaba, y el modo en que le daba una paz inmensa, esta fue lo que le hizo saber, muchas veces, que había tomado a decisión correcta al casarse con ella.

      Seokjin suspiró, encantado con el rumbo de su vida y sabiendo que la mujer que portaba el otro anillo compartía los mismos sentimientos que él.

     —Ah maldito tren ¿Cuándo se supone que vamos a avanzar? Ya son... —Taehyung vio su reloj de pulsera, jadeando al ver que eran ya las 2 de la tarde—. ¡Por favor! Si llegamos tarde, perderemos el otro tren.

     —Tranquilo —al contrario de Taehyung, Namjoon lucía relajado comiendo las galletas de cortesía que daban en el tren—, nuestro tren sale a las 10, no hay de qué alterarse.

     Al final, Jungkook decidió invitar a sus amigos al viaje por Europa, y debido a que la invitación que le dieron incluía a dos acompañantes más (pensado para los padres) él decidió dárselo a Namjoon y Yoongi; Seokjin y Taehyung tenían el dinero suficiente para pagarse sus boletos y toda la estancia por lo que con ellos no fue problema. También habían calculado muy fríamente el tiempo que duraría la luna de miel de Seokjin y Saesung para que el chico estuviese libre en las fechas necesarias.

     Debían tomar un tren hasta Beijing, ahí tomarían otro hasta Londres donde iniciaba el recorrido por Europa al que habían invitado a Jungkook. Mentiría si dijera que no estaba emocionado, que el corazón no le latía desquiciado y que sus nervios tampoco estaban consumiendo su energía, porque él realmente por poco y perdía la cordura. Tener a sus amigos ahí con él le daba una fuerza que sabía iba a necesitar, además de que era genial escuchar cuán orgullosos estaban de él, se lo repetían a cada rato y él se sentía en las nubes por todos los halagos y felicitaciones.

      Pero habían unas -felicitaciones- en específico que él atesoraba más que nada: Las de Taehyung. Porque le brillaban los ojos, porque lo abrazaba de forma protectora, porque le susurraba lo talentoso que era, porque lo apreciaba realmente como un artista y no sólo como un amante. Porque era Taehyung, y eso bastaba para que Jungkook se sintiera bien con todo lo que saliera de su boca.

En esta y mil vidas kth+jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora