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2 de febrero, 1941

Jungkook vio fijamente la fachada de la casa de los Park, una bonita estructura pintada de color verde oliva con ventanas blancas al igual que la puerta principal, un patio lo suficientemente grande como para llamar la atención y ni hablar del mini muelle frente al lugar, donde recuerda haber visto a Jimin y Namjoon riéndose a carcajadas por los chistes aburridos que Jimin le decía a Namjoon, en esos momentos donde el miedo no abrumaba sus corazones y el odio irracional tampoco. Suspiró y caminó con pasó decidido hacia la puerta, escuchando crujir los últimos rastros de hielo bajo la suela de sus zapatos, el sonido de los árboles siendo manejados por el aire solo dándole más nervios de lo que estaba a punto de hacer.

Tocó exactamente tres veces para ser atendido y la espera no fue mucha, de hecho la suerte estaba del lado de Jungkook ya que fue el mismísimo Jimin quien había abierto con una cara seria y bastante tosca, nada igual al Jimin de hace un año, con una sonrisa que le rozaba las orejas y una risa tan fuerte que podían escucharla a 4 cuadras. Entonces Jungkook recordó lo que Taehyung le había dicho sobre como, quizás, Jimin la estuvise pasando igual de mal que Namjoon o peor, lo consideró absolutamente al verle ahí sin una pizca de vida en esos ojos que antes precian dos faroles en vivo.

—¿Qué haces aquí? No quiero ver a nadie que tenga relación con Kim Namjoon —el humor del mayor claramente era nefasto, Jungkook sabía que la herida en su corazón estaba tan fresca que si metía la pata, lo terminaría de romper más; así que dibujó una sonrisa, la más amable que pudo sacar y simplemente se acercó más al chico, casi metiéndose a la casa pero este dio 5 pasos de retroceso con miedo de que alguien afuera pudiera verlos tan cerca.

—Acabas de herir mis sentimientos, creí que éramos amigos hyung —puso su mano en el hombro del chico pero este la quitó de inmediato, su respiración volviéndose irregular tan pronto que Jungkook se asustó. Sus dudas fueron resuelta, Jimin seguramente fue descubierto y lo habían amenazado o algo así, de lo contrario nada daba razón a su arisca actitud, temblorosa y con miedo. —¿Me dejas pasar? ¿O hay alguien en casa a quien le incomode mi visita?

Jimin se lo pensó un lapso de 5 minutos en total, debatiéndose entre sí y no y haciendo cuentas en su cabeza de a qué hora más o menos sus padres regresarían de la visita que le estaban haciendo a su abuela en el campo fuera del centro de Busan. No quería que regresaran y los encontraran ahí solos, aún si estaban a muchos centímetros de distancia, seguro su padre golpeaba a Jungkook y luego llamaba a la policía. Había estado chequeándole cada movimiento qué hacía, donde iba, porqué y con quién, y es que ser el hijo de un militar (retirado por lesiones graves que Jimin hubiese querido fueran mortales pero eran simples desgarres musculares) lo hacía que estuviese siempre en el centro de las miradas y que cualquiera pudiese vigilarlo en todos lados por los contactos de su papá, además de que lo habían obligado a ver casi diario con Daehye y lo peor es que la chica no gustaba de él para nada, y aunque las platicas no eran una tortura, sí que eran un tanto confusas y hasta aburridas.

Decidió dejarlo pasar finalmente, lo metió de un jalón y cerró la puerta así de rápido, trató de controlar su respiración ante el terror que le producía tener un chico ahí adentro aún cuando estaba solo, miró el reloj  que colgaba de la sala de estar confirmando que efectivamente tenía solo 2 horas y Jungkook debía irse en una para estar bien seguro de que no lo verían en lo absoluto. Lo convidó a sentarse, sintiéndose enfermo ante la mirada escrutadora que Jungkook le estaba dando como un tonto detective o algo así, odiaba cuando Jungkook hacía eso, llevaba haciéndolo desde que se conocieron y con todo el mundo, ponía esa mirada de "Estoy tratando de saber que ocultas" parecía el mismísimo ojo de dios.

En esta y mil vidas kth+jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora