Cuando Xie Lian es secuestrado dónde menos piensa que será llevado es a la mansión de uno de los más poderosos Alfas del mundo de la mafia, Hua Cheng.
Ahora cumpliendo con una deuda que le será impuesta, comenzará a vivir junto a él, en un mundo dó...
Lluvia Carmesí entró al baño rápidamente mientras cargaba en sus brazos al Omega.
Había ordenado que prepararán otro baño, pero está vez con agua fría para poder ayudarlo.
Suavemente sentó al Omega a la orilla de la bañera, soltó una respiración entre dientes.
-Me disculpo Gege -dijo comenzando a desabrochar los botones de la camisa de Xie Lian.
Xie Lian negó retorciéndose para evitar que continuará.
-¿Prefieres quedarte con esto puesto? -preguntó Alfa- ¿No será demasiado incómodo?
-No importa -susurró.
Xie Lian sentía como su piel comenzaba a quemar, aquello no se trataba de un simple celo.
Había algo más que estaba haciendo que su cuerpo reaccionará de aquella manera.
Rápidamente San Lang lo tomó en brazos de nuevo para poder colocarlo dentro del agua fría, un jadeo de satisfacción salió de los labios del Omega al sentir el agradable cambio de temperatura.
Podía sentir el suave aliento de San Lang cerca de su oído, escuchaba como suspiró aún sin soltarlo del todo, pudo percibir una fuerte presión en el agarré de Lluvia Carmesí.
Lo cual hizo sentir a Xie Lian avergonzado y un poco culpable.
Después de todo él seguía siendo un Alfa y estar cerca de un Omega en celo, estaba poniendo a prueba su paciencia y control.
-San Lang... -suspiró Xie Lian pero unos dedos se posaron suavemente sobre sus labios haciendo que su frase muriera sobre su tacto.
-Gege no digas nada -musitó- Estoy recordándome que soy un caballero
Xie Lian sonrió levemente.
Aún no puedo terminar de creer que él sea el real Lluvia Carmesí, pensó.
-Estaré afuera, si necesitas algo solo llama -susurró San Lang incorporandose- Ya ordené que traigan unos supresores
-Gracias -fue lo último que el Omega pudo decir antes de ver cómo aquella silueta vestida de rojo y negro salía del cuarto del baño.
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-Esto fue lo que encontramos en la habitación del señor Lian -dijo Jin Shui a San Lang mientras le entregaba una taza de lo que parecía ser té- Ninguna de nosotras lo dejó ahí
Lluvia Carmesí frunció el ceño, mientras olía el contenido de la taza, se dió cuenta de que tenía el mismo extraño aroma que había percibido en Xie Lian.
Aquel se mezclaba con las feromonas, dándole ese embriagante aroma.
Era obvio que lo que estaba ocurriendo con el Omega había sido provocado.
