El Guitarrista (KatsuDeku)

22. El porqué.

Un pequeño Katsuki se encontraba jugando en la sala mientras sus padres hablaban en la cocina.

- Masaru.. la situación de tu madre está muy difícil, no sabemos si ella.. aguantará. Podemos pagar la cirugía y el tratamiento pero, no sabemos cuál será el resultado. La empresa se puede ir a la quiebra y tú sabes que para darle lo mejor es Katsuki tenemos que buscar otro ingreso.

Mitsuki estaba estresada al igual que su esposo. Su pequeño hijo era solo un niño, tenían una vida plena y sin nada que le falte, pero sabían que no siempre le dedicaban el tiempo que requería, y casi siempre estaba con su abuela.

Katsuki se había encariñado demasiado con la madre de Masaru, siempre estaba con ella y era a la única a la que no le hablaba mal como a sus padres.

- Kats, ven hijo, quiero enseñarte algo.

Le dijo una señora mayor entrando por la puerta de la sala hablándole a lo bajo al chiquillo.

Katsuki al escuchar a su abuela, salió corriendo sigilosamente a donde ella.

Su abuela se dirigió hacia el patio para evitar que el niño escuchase lo que hablaban los tontos de sus padres.

La abuela lo llevó a donde una sala, en ésta, había un piano.

Katsuki la siguió con una sonrisa traviesa y sus pequeños ojos rubíes le brillaban al ver a su abuela sentada frente al piano de su familia. Así que regresó corriendo a su lado.

- Te voy a enseñar a tocar el piano, para que cuando seas grande, lo disfrutes tanto como yo.

Katsuki en silencio solo asintió. Amaba la música tanto como su abuela, y era mucho mejor cuando era su abuela quien tocaba.

Así, la señora con sus arrugados y frágiles dedos, comenzó a tocar una pieza muy hermosa.

Los oídos del pequeño pelicenizo se deleitaban ante su abuela.
Para él, ella era lo más maravilloso del mundo.

Aprender de ella y cumplir sus sueños, por ella.

La señora terminó de tocar y de enseñarle a su nieto, para luego dirigirse a él.

- Mi niño.. algún día, yo ya no podré tocarte más el piano. Así que por favor, cuando yo me vaya al cielo con tu abuelo, tú tocalo por mí.

Le dijo con una dulce sonrisa y mientras le acariciaba sus mejillas.

Katsuki solo asintió con tristeza abrazando a su abuela.

No le gustaba la idea de no volver a verla.

Quién diría que sería exacto lo que le pasaría días después de que la cirugía de la mujer fracasara.

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Años después

Katsuki iba de regreso con Izuku a sus hogares.

- Y bueno.. fue por esas palabras de mía buena que yo ahora me dedico a la música. Y aunque ya casi no he tocado el piano, cuando lo toco, siento como si ella estuviera conmigo, disfrutando conmigo. ¿Alguna vez tu has sentido eso?

Izuku asintió.

- Mi padre, me tocaba la guitarra antes de dormir. Ahora, siento eso mismo pero con él.

Dijo con melancolía.

- Lo lamento..

Dijo Katsuki sintiendo pena respecto al padre de Izuku.

- No te preocupes, gracias a él hoy soy lo que soy. Sé que él estaría orgullosos de mí y de mi madre.

Le dijo con una sonrisa.

Después de caminar unos metros más, llegaron al edificio de Izuku.

- ¡Hasta mañana Kacchan!

Despidió el peliverde dirigiendose a la puerta del edificio.

- Adiós, Deku.

Le dijo inexpresivo y tranquilo, viendo como el contrario se introducía al edificio.

Él siguió caminando desviando su camino hacia un lugar que no era su casa.

Bruja

Llegaré a casa en un par de horas más, iré a ver a la abuela.

Le aviso a su madre.

Llegó al cementerio y se acercó a la lapida de su querida abuela.
A paso lento, se agachó se sentó a su lado.

Después de un rato de silencio, comenzó a hablar.

- Abuela... Quiero a alguien. Pero esa persona no me quiere a mí. Esa persona quiere a alguien más... ¿Que mierda hago? Me siento.. confundido.

Al fin, Katsuki había dicho en voz alta que gustaba de alguien.

Sabía que no recibiría respuesta alguna, sin embargo, le gustaba imaginar que su abuela le abrazaba como cuando niño.

Acariciando las letras de la lápida, se quedó contemplando el cielo durante un rato más.

¿Debería intervenir? O... ¿Debería dejarlo ser feliz? Abuela.. ¿tú qué hubieras echo en mi lugar?...

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