13. Amargos recuerdos.

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Un pequeño Izuku de 7 años se encontraba jugando en la sala con su padre.

Inko solo sonreía ante la adorable escena, tomándoles varias fotos de recuerdo.

Izuku estaba muy feliz, su padre le tocaba canciones antes de dormir con una linda guitarra acústica.

Le encantaba la música así como escuchar cantar a su padre.

Esa era ya una rutina, Izuku recordaba lo linda que había sido su infancia cuando estaba su padre.

Su mamá les cocinaba comida muy rica y se sentaban los 3 alrededor de la mesa riendo y platicando.

Pero claro, no todo en la vida es de color rosa.

Era una noche algo despejada, Izuku veía con emoción la computadora, ahí siempre veía su programa favorito:
Aventuras de Héroes

Tocaron el timbre, su madre salió ante el llamado encontrandose con un oficial.

Izuku estaba muy entretenido en su programa para prestar atención a la conversación de los dos adultos.

Él solo pensaba que en cuanto su padre llegara a casa, le contaría lo increíble que había sido el capítulo de aquel día.

Se cerró la puerta e Izuku llamó a su mamá:

- Mamaaa, ven rápido, te perderás la mejor parte..

Pero al ver qué está no respondía ni una hacia él, salió de la habitación proximandose a donde su Inko.

Inko estaba parada frente a la puerta cerrada, callada, con la mirada baja..

- ¿Mamá..?

Inko entonces volteó a dónde su hijo con lágrimas derramadas en su rostro.
Izuku estaba confundido, ¿Porque su mami lloraba?

- Izuku...

Decía Inko con la voz quebrada mientras se acercaba a él para luego abrazarlo fuertemente en sus brazos.

- Mamá, ¿Que tienes? ¿Porqué lloras?

Preguntó preocupado el pequeño mientras le limpiaba las lágrimas a su pobre madre.

- Tu... Tu padre.. él...

Inko trataba de aclarar su voz, pero estaba totalmente rota, no sabía cómo empezar, mientras que Izuku seguía sin entender.

- Tu papá.. falleció, Izuku, él.. murió a causa de un delincuente.. tú sabes que papá, trabajaba muy duro en el cuerpo policiaco.. y, murió defendiendo a otras personas...

Dijo finalmente Inko con voz quebrada mientras más lágrimas salían de sus ojos.

Izuku no sabía cómo procesar la información hasta que comenzaron a salir lágrimas de sus ojos.

Desde aquella noche, Izuku veía su computadora lloroso, esperando a que todo fuera una pesadilla y pudiera despertar en cualquier momento.

Los años pasaron e Izuku creció.

En la primaria conoció a Uraraka y a Lida, quién siempre fueron buenos con él, a diferencia de otros chicos más grandes que lo molestaban todo el tiempo.

Su año en sexto grado fue el mejor, pues los bravucones que lo intimidaban siempre, ya no estaban.

Y para su buena suerte, se habían ido a una secundaria distinta a la que él iría.

Todo iba para mejor.

O eso creía.

Entrando a la secundaria comenzó su verdadero infierno. Los chicos que lo molestaban cuando era pequeño, ya no estaban, pero ahora lo molestaban tipos más peligrosos, más fuertes, más intimidantes, y lo peor es que no era solo dentro de la secundaria, también fuera de ella.

El primer año de secundaria se volvió a encontrar con Lida y Uraraka, afortunadamente.

Conoció a un "amigo" llamado Tomura, pero éste no se llevaba nada bien con Lida y Ochaco

Ese primer año solo fue el comienzo de una terrible tortura para nuestro pequeño Izuku.

Durante las clases no la pasaba tan mal, pero salía golpeado de los recesos.

Llegaba a casa bastante adolorido.

Sus abusadores eran lo suficientemente inteligentes para que no se dieran cuenta de los golpes que le daban al pequeño peliverde.

Lo golpeaban en zonas donde no el resto no pudieran ver sus marcas o moretones.

Tomura lo había salvado una vez y por ello, Izuku lo veía como su héroe. Y amor platónico.

Aquel primer año no fue tan doloroso como el segundo, jamás se hubiera imaginado que hubiera llegado al extremo de salirse de la escuela para no ingresar a ninguna otra

En segundo año, Izuku decidió declarar su cariño a Tomura, sin contar que éste era homofóbico y un degenerado que le gustaba hacer sufrir a otras fuera de la escuela.

Recibió una terrible paliza por parte del peliceleste, y al no saber cómo mostrar la cara el día siguiente, solo regresó a su casa rogando salir de la escuela.

Poco después su mamá encontró una mejor oferta de trabajo en otro lado, se mudaron, y afortunadamente seguía teniendo contacto con Lida y Uraraka, quienes no dejaron de apoyarlo y que también se sentían muy arrepentidos de no haberlo cuidado.

Fue entonces cuando Inko le regaló las dos guitarras que su padre adoraba y con las que le tocaba de pequeño.

Una acústica a cable, y otra que no lo era.

De esa forma, Izuku comenzó a estudiar desde casa, y a tocar en la calle durante dos años, dos años en los que tuvo paz, dos años en los que no tenía ser acosado.

Dos años en los que aprendió a tocar y cantar, así como a perfeccionar su talento.

Cada noche antes de irse a la cama, imaginaba a su padre tocarle una canción para dormir y consolidar el sueño.

Quién diría que se sentiría tan miserable en su recámara pero tan feliz cantando en la calle.

Izuku quería esforzarse, quería ser feliz, cumplir sus sueños. Quería ser como su padre, un hombre que alentara y protegiera a otros, quería ser como Yagi, que con su presencia hiciera sonreír a otros, como su madre, que sabía consolarlo siempre.

Quería ser una persona que inspirara a otros.

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Izuku cayó rendido a su cama después de la escuela y clases de Shoto sobre las redes sociales.

Así que comenzó abriendo una cuenta  en esa cosa llamada "Tik Tak" para subir videos y demás desde el celular.

Padre .... ¿Lo podré lograr?

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Que onda amigos, espero que se encuentren bien, bueno verán, he actualizado rápido y seguido porque no me gusta dejar morir una historia ni a quienes la siguen.

Gracias a todos por su apoyo y lectura, no saben lo bien que me he sentido al escribir. Me distrae un poco de la realidad.

Los/as quiero mucho ♡

El Guitarrista   (KatsuDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora