Nunca digas nunca ||Kai Parker y tú || [ +18]

*Capítulo 23*

Un demonio y un ángel

_________ Petrova

Los Mikaelson dejaron Mystic Falls en cuanto me dieron de alta en el hospital, así que se podía respirar cierto aire de tranquilidad. Por otro lado, Damon me ayudaba a preparar el almuerzo todos los días, nos habíamos vueltos excelentes cocineros.

— ¡Damon voltea el pancake o se va a quemar!—grité.

Se acercó a prisa hasta la sartén con su espátula en mano—¡Upps! Tenemos un pancake menos.

Bueno, quizás exageré un poco con lo de excelentes cocineros.

No pude evitar reírme cuando chilló por quemarse con la sartén caliente—¿Te parece muy divertido?—ironizó mientras dramatizaba su mueca de "Esto es una ofensa total" provocando que riera aún más, hasta que un pancake quemado impactó contra mi cara.

Me quité el pancake de la cara intentando disimular mi diversión—¿Quieres guerra Damon Salvatore? Pues eso tendrás—sentencié empezando a lanzarle trocitos de la fruta que estaba picando.

En el intento de derribarlo terminé haciendo que vaciara la harina sobre ambos, nos quedamos en el suelo de la cocina entre risas y una nube de harina a nuestro alrededor.

—¿Iremos a la fiesta de esta noche?—me preguntó extendiendo su mano para ayudarme a ponerme en pie.

—Conducir tres horas hasta Broolyn por una fiesta no es el plan más emocionante para un noche de viernes—contesté tomando su mano.

Claro que amaba conducir sin rumbo por las carreteras pero no tenía muchos ánimos de hacerlo en esa ocasión, sólo me apetecía salir al bosque y quedarme a admirar la noche desde algún acantilado.

—Merecemos una noche salvaje y desenfrenada después de todo—me refutó.

—Pero no tenemos disfraces—contrata-ataqué.

—Tranquila déjalo en mis manos—me dedicó un guiño para luego desaparecer por la puerta de la cocina.

*En la noche*

—Esperé esto de todos menos de ti Damon, es demasiado—espeté desde el interior del auto, estaba enfadada por el atuendo que me había elegido.

—Venga, sal ya—me contestó abriéndome la puerta.

Salí sin mucho entusiasmo colocándome las alas, Damon no dijo nada sólo me miro por un par de segundos con atención total, repasándome de pies a cabeza—Las personas eligen sus disfraces por quienes son...y yo soy lo menos parecido a un ángel.

—Lo eres para mí—me contestó apartando la mirada de mi—Esta noche serás un ángel.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro de forma inevitable, Damon tenía razón, si Lucifer había sido ángel alguna vez, y yo sería un despampanante ángel esa noche.

El ángel de la lujuria y el pecado de preferencia

Llegamos hasta el pórtico del salón donde se llevaba a cabo la fiesta, la falda de plumas doradas era lo suficientemente corta como para mostrar mis torneadas piernas sin dejar al descubierto por completo mi trasero. El sostén dorado dejaba bastante expuesto mi pecho, llena de seguridad y colgada del brazo de mi mejor amigo nos adentramos a la fiesta.

Las miradas se giraron hacia nosotros, la música no dejo de sonar pero sí todos dejaron de moverse, no bajé la cabeza sino que pinté una sonrisa llena de seguridad, era una diosa, un jodido ángel y nadie podría arrebatarme las alas esa noche.