*Capítulo 16*

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__________ Petrova


Mi libertad no sabía en absoluto a vida, las cadenas y torturas habían sido la oscuridad que me mantuvo distraída del irremediable hecho de que él ya no estaba y jamás volvería a estar.

Prefería el dolor físico a la emocional


Ahí estaba frente a su tumba vacía al igual que todas las tardes, esta vez con un ramo de tulipanes—Encontré otra bruja—me oí decir—Me vendió un grimorio de magia oscura, verás que este funcionará—la melancolía se podía sentir en el ambiente —He mejorado, incluso podría vencerte—dije con una sonrisa triste.

Te necesito

Guardé silencio un momento dedicándome a recordar su bella sonrisa iluminando cualquier lugar en donde se paraba, las noches de karaoke en donde deleitaba a todos con su melodiosa voz—Esto no es sano ________—me regañó Bex.

—"Nos prometieron que los sueños podían volverse realidad. Pero se les olvidó mencionar que las pesadillas también son sueños"—hablé citando a Oscar Wilde, Bex se limitó a abrazarme—Lo extraño—mascullé entre sollozos.

Cada día era una situación complicada, hubo un par de veces en que juraba que se encontraba del otro lado de la calle con su ladina sonrisa y un plan malévolamente entretenido en mente, pero para cuando llegaba hasta el lugar él ya se había desvanecido.

Era el gato negro de la humanidad.

*Dos años y siete meses después*

Los años habían pasado, había perdido la cuenta de los intentos que realicé tratando de regresarlo al mundo de los vivos, pero era como si no estuviese del otro lado. Me hundía más en la depresión y locura con cada fallo, por ello me obligaron a dejar de intentarlo, "por mi bien".

Había llegado a casa, caminaba hacia mi habitación ignorando la posible existencia de otros individuos en la casa, quería una ducha, ya nadie me cuestionaba pues desde hacía un par de meses me comportaba como si en verdad lo hubiese dando atrás.

Como si eso fuese posible

Nunca olvidas al amor de tu vida

Y no importante cuanto lo desees, el recuerdo de su historia quedará grabado eternamente...

Me adentré en el baño, pegué la espalda contra la fría pared relajando mi cuerpo provocando que me deslizase hasta tocar el piso, me dolía el alma.

Las lágrimas brotaban de mis ojos, ya habían pasado muchos años, no era lógico y mucho menos razonable que siguiese sin superarlo.

Es que nunca viviste el duelo

Todo era mejor cuando no sentía nada, gente podía entrar y salir de mi vida sin que me afectara.

Pero con él eras feliz

¿Y de qué me vale la felicidad si va a doler tanto?

Tocaron a la puerta del baño—¿Estás bien cariño? —preguntó Klaus desde fuera del baño.

Klaus estaba al pendiente de mi cada segundo del día, tenía un inmenso amor hacia mi que buscaba demostrar en todo momento, pero no era Kai.

Nunca digas nunca ||Kai Parker y tú || [ +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora