Capítulo 24

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Helado con sabor a traición

________ Petrova

El fin de semana había sido esa recarga de ganas de vivir que me hacia falta. Música, sexo y risas con parlanchín Parker era algo que definitivamente había echado de menos, por supuesto seguía teniendo ganas de tirarme de un acantilado pero eran superadas por mis ganas de pasar tiempo con Malachai.

Me estoy volviendo cursi, ¡De nuevo!

Indigna

Calla Madness

Sí, ser humana me separo de su patética misericordia, por fin.

Idiota

Débil

Cómo sea, el lunes había llegado y mi vida universitaria aclamaba a gritos por mi presencia, porque sí, él no ser un sexy vampiro con la capacidad para obtener lo que quisiera por control mental significaba que tenía que terminar una carrera y trabajar.

La vida no era muy justa, a unos nos cogía mientras otros podían gozar del sexo sin procrear, el alcohol y la inmortalidad.

La desgraciada tiene favoritos.

Una vez di por superado mi primer día de la semana me enteré que no tendría clases al otro día, el motivo era un misterio pero ese inesperado evento me permitiría regresar a Mystic Falls antes del sábado, así que conduje a casa batallando por no quedarme dormida en el camino.

Aún no terminaban de reparar la antigua casa de mis padres así que en realidad era la casa de Damon, aunque si lo pensamos la mansión Salvatore ya se había vuelto del pueblo y para el pueblo.

...

Aparco el auto junto al de Damon, mientras acomodó un par de expedientes en mis brazos sonidos sexuales llegan a mis oídos, eran los gemidos de una chica.

Vaya que te gustan las ruidosas Damon.

La que no hace ruido cuando folla

Se supone que estas de mi lado

Que estemos en el mismo cuerpo no significa que pertenezca a tu bando

Bien lo dicen, a veces tu mente es tu peor enemigo... Toco a la puerta al no encontrar mis llaves en mi bolso, un Damon despeinado con la camisa abierta abre la puerta, su cara es de sorpresa absoluta.

—¿Qué haces aquí?—me pregunta con cierto nerviosismo.

—Me dieron el día libre mañana y decidí regresar—contesto con simpleza.

—¡Damon!— le dedicó una mirada de picardía al reconocer la voz de Elena y hago a un lado a Damon que está inmóvil sosteniendo la puerta.

—¡Hey! ¿No quieres ir por un helado? Tengo antojo de un helado—dramatiza haciendo que me de la vuelta en dirección a la puerta—Venga, vamos, acompaña a tu mejor amigo por helado.

Lo miró con el ceño fruncido mientras me paro firme en la entrada impidiendo que siga empujándome fuera de la casa—Damon, es media noche—le digo intentando que entre en razón.

—¿Y esa es una mala hora para comer helado? porque yo creo que es perfecta—meneo la cabeza mientras vuelvo a meter mis cosas al auto.

Nunca digas nunca ||Kai Parker y tú || [ +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora