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El reloj marcó las tres de la mañana, cuando por fin Ari logró conciliar el sueño en los brazos de Taehyung

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El reloj marcó las tres de la mañana, cuando por fin Ari logró conciliar el sueño
en los brazos de Taehyung. Moviéndose debajo de ella, se puso de pie acostándola y cuando se aseguró de que estaría cómoda y abrigada, se volteó para hablar con su hermano.

Así que guío a su hermano hacia la sala principal.

-¿Tienes idea de quien pudo haber sido?-preguntó Jin tomando nota en su libreta.

Taehyung tenía una respuesta, Ari se la había dado minutos antes de que su hermano llegará.

-Su esposo -dijo recordando el dolor que había visto en sus preciosos ojos café al susurrar esa misma palabra.

-Fué él Taehyung, fue Mike...

-¿Estás seguro? Iniciar una búsqueda sin comprobantes sería muy arriesgado -asintió deteniéndose frente a la puerta.

Jamás dudaría de algo que le dijese Ari, ella no tenía motivos para mentir. Abrió la puerta de entrada, encontrándose con uno de sus guardias.

-¿Revisaste el perímetro? -pregunto, viendo como el hombre se limpiaba el sudor de la frente.

-Sí, señor no hay rastro de posible entrada forzada, no huellas, no hay nada -respondió.

-¿Cómo entro entonces? -se preguntó Jin volviendo a tomar nota en su libreta.

-Haré que coloquen cámaras, necesito aumentar la seguridad.

-¿Quiere que haga el trabajo? -ofreció el guardia mirando a Taehyung.

-Sin ofender, pero prefiero contratar a un profesional -el guardia asintió guardando silencio.

-Enviaré a una patrulla a investigar la casa de Ari, si su esposo realmente estuvo aquí no creo que siga en la casa, otra cosa necesito que Ari nos proporcione una foto de su esposo.

-Conseguiré la fotos y te lo haré llegar.

Frotándose el puente de la nariz, regresando a la habitación donde Ari seguía plácidamente dormida, no quería interrumpir su sueño.

Las cosas se habían tornado muy escalofriantes en apenas unos minutos, el asunto de la violación había pasado a ser un problema psicológico para Ari, y Taehyung no quería permitir que nada le pasara.

Le llenaba de impotencia saber que el esposo de Ari, el hombre que prometió en un altar hacerla feliz, la daño tanto. Llevó su cabeza hacia atrás encontrándose con los preciosos ojos de bellísima mujer.

Se acomodó para poder verla bien y le sonrió intentando reconfortarla.

-¿Cómo estás? -preguntó preocupado.

-Estoy bien -mintió intentando sonreír.

-Íbamos tan bien -se lamentó, apoyando su frente en el vientre de Ari.

Inmarcesible/ KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora