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Siete días. Llevo siete días en la Isla. Mike no ha hablado conmigo más que para darme órdenes. Por las noches, él se mete en el cuarto cuando yo ya estoy dormida.

No puedo dejar de darle vueltas a las cosas, Taehyung, Mike... ¿Estará vivo?

Mis opciones son limitadas. Muy limitadas. Quedarme con Mike y resignarme —tal vez la idea más sensata- o pelear, pelear hasta caer.

—Ven a comer- me he quedado toda la mañana repitiendo una y otra vez el vídeo del día donde Taehyung me rescató. No puedo dejar de ver a Taehyung corriendo para poder esconderse- te dije que vinieras a comer.

—Déjame en paz.

—¿Debo ir a buscarte?

—No quiero comer.

—Me importa una mierda lo que quieras o no —él se levanta y se acerca. Retrocedo —ponte a comer o haré que almuerces a la fuerza.

Hijo de puta.

—Dije que no voy a comer, no me importa lo que tú quieras —antes de que él pueda decirme o hacer algo, salgo de la cocina y de la casa corriendo. Soy rápida. He aprendido eso. Aprendí que tengo más habilidades de las que pensé que tendría en algún momento de mi vida pero...la desesperación lo da todo, incluso ideas estúpidas.

—¡Vuelve aquí!

No tengo un rumbo fijo. Ni siquiera hay un sendero que seguir en la isla, pero no me detengo. Paso por el acantilado, que está más cerca de la casa y llego hasta la playa. El risco está hacia el otro lado y hoy...no, hoy no quiero ir allí o corro el riesgo de que mi cerebro le ordene a mí cuerpo que salte. Estoy harta, quiero rendirme, quiero vencerme y olvidar todo, pero a la vez...no puedo. No puedo darle el gusto a Mike. No puedo permitirme a mí misma caer ahora. He sobrevivido más de cinco años de esta vida y se que puedo aguantar.

Tengo que aguantar,  encontrar la forma de salír  de aquí e irme.

Cuando llegó a la playa,  me quito los zapatos y los arrojo con fuerza, soltando un grito. Odio esto.  Odio no poder ser dueña de mi vida.

¿Por qué no fui obediente,eh? ¿Por qué me alejé de mi familia? ¿Por qué elegí a Mike?  ¿Por qué no pude simplemente...?

Entonces me río.  Me río histérica y en un estado de colapso absoluto,  me dejo caer en la arena,  con cientos de recuerdos golpeando mi cabeza con fuerza.

—¡Eres un estorbo en nuestras vidas...

—Sé feliz, Ari. Sé libre.

—Te amo...

—¡Ari, ven aquí!

—Déjame en paz —agarro uno de los zapatos y se lo arrojo a Mike. Él lo esquiva. Detrás suyo, están el hombre que se me hace muy conocido y otro guardia, parados con los brazos cruzados, esperando sus órdenes— ¡Todos ustedes son una mierda!

—Estás histérica.

—Tú, pedazo de hijo de puta —me acerco a Mike y toda la tristeza, la angustia y el enojo se transforman en ira—¡Tú eres el peor —lo golpeó en el pecho con los puños cerrados y aunque a él no parece hacerle daño, yo logro sacar toda la porquería  de mi sistema— ¡Ustedes también permiten esto, le son leales a un violador —escupo, en dirección a los guardias —¡Ojalá nunca tengan que vivir en un mundo que no los deje ser quienes son! ¡Son una mierda!

—Cálmate —la voz de Mike está contenida. Me agarra de las muñecas con fuerza y las aprieta, hasta sacarme un gemido de dolor —estás teniendo un ataque.

Inmarcesible/ KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora