•Fin•

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Los trámites para poder regresar a Corea son largos

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Los trámites para poder regresar a Corea son largos. Se sienten eternos. Cuando finalmente logré salir del shock el día en que todo acabó, Tae me ayudó a caminar. Habían llevado más de diez helicópteros a la isla y había alrededor de cincuenta policías recorriendo todo el lugar.

Hallaron a los guardias muertos y hallaron al compañero de trabajo de Tae. Cuando corrí hacia el risco, me esguince el tobillo pero no lo noté hasta que mi cuerpo se enfrió. Tae dijo que ellos tardaron más de seis horas en llegar, porq lo que estuve temblando, sentada al lado del cadáver de Mike por todo ese tiempo.

Las horas pasan de forma extraña cuando tu cerebro está colapsado.

Ya son dos días desde que la pesadilla terminó. Seguimos en la isla, aún no nos hemos podido ir, porque deben de esperar a que un avión hospital llegue para llevarse los cadáveres. Una parte muy retorcida de mí, una parte de mi misma que me da miedo, hubiera querido que Mike se pudriera aquí, porque no lo creo merecedor de una sepultura, pero... eso es algo inhumano.

—Ari—la voz de Tae es suave y está acompañado de la enfermera que me ha estado atendiendo. Mis recuerdos después de la llegada del helicóptero son un poco confusos, pero de algún modo, llegamos a la zona de aterrizaje dónde está el avión privado de Mike y hemos estado en esa zona.

—estoy bien—murmuro, aunque el temblor de mis manos me delata.

La enfermera me da una sonrisa tensa y se aleja. Tae se deja caer en la silla a mi lado y yo intento no sobresaltarme. Él no me mira, sus ojos están clavados en la parte más salvaje y verde de la isla pero poco después; habla.

—pensé que no íbamos a llegar—murmura.

—ese hombre me salvó —suspiro, apretando mis manos en puños—pude... pude matar a los guardias, ¿sabes? Pude hacerlo pero... erré tres veces con Mike, y de no ser por él..

—ya no tienes que pensar en eso.

—esta vez si iré a la cárcel ¿verdad?

Tae tarda unos segundos en responder.

—fue en defensa propia.

Nos quedamos callados por unos cuantos minutos.

No digo nada. Él tampoco. El silencio es abrumadoramente reconfortante y yo tomo una respiración profunda. Tengo que pasar las manos por debajo de mis ojos porque las lágrimas están cayendo, aunque son bastante silenciosas.

—señorita — una nueva voz me hace mirar al frente, donde hay una mujer de al menos unos cincuenta años —me llamo Ana, soy una de las encargadas del operativo.

—hola —murmuró.

—todo nuestro equipo ya está listo, podremos volar a Italia en unas horas, ¿está lista para viajar? —asiento— excelente. Taehyung, te encargo personalmente de su seguridad.

Inmarcesible/ KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora