Su pie se movía insistentemente, golpeando suavemente el piso, esperándolo como de costumbre. Supuestamente, ella debería ser la que tardara horas en arreglarse para ir a la escuela, pero era todo al revés, Christopher era como una chica, se tardaba demasiado en salir.
—Uckermann, si no bajas ahora, me iré sin ti, te lo juro —dijo exasperada. Sus juramentos no eran en vano, así que Christopher corrió escaleras abajo, y le sonrió coquetamente, esperando que lo disculpara por tardarse. Ella rodó los ojos, como siempre.
—Hola —dijo finalmente Christopher. Ella arqueó una ceja. —¡no te enojes!
—Si me saludas, puede que no lo haga —dijo ella seriamente. Christopher se acercó y le besó la mejilla sonoramente. Ambos rieron —Okay, okay, vamos.
—Eres la mejor ¿lo sabías? —ella asintió y ambos rieron. Como de costumbre, caminaban al colegio, juntos.
Llegaron al colegio, y antes de entrar, se lanzaron una mirada, desde ahí ese portón de entrada, en adelante, no se miraban. Así eran las cosas, pese a que todos sabían que Christopher y ella eran amigos, era una especie de "regla". Ella se reunía con Angie, y Christopher se iba con sus amigos y las chicas populares. Más de alguna vez ella se había preguntado si Christopher se avergonzaba de ser su amigo, pero la respuesta de Christopher ante su alejamiento dentro de la escuela era:
—Ese mundo no es para ti, está lleno de cosas sucias.
Y la explicación a esas "cosas sucias" nunca había llegado. Angie llegó con su sonrisa amable, como todos los días. La saludó y entraron juntas.
—¿Llegó tu amigo? —preguntó refiriéndose a Christopher.
—Sí, se fue con sus amigos. —dijo Dulce sin darle mucha importancia.
—La rutina de siempre, ustedes hacen como que no se conocen. —Dijo ella poniendo los ojos en blanco —¿por qué se lo permites?
—No es cosa de permitírselo o no Angie, solamente que no encajo con sus amigas y amigos, y preferimos mantener distancia. —dijo Dulce
—Su amistad es la cosa más rara que existe. —concluyó Angie.
—Lo sé, pero me gusta así. —musitó finalmente.
Y Angie no mentía, la amistad de ambos era rara, desde la secundaria para adentro, eran perfectos desconocidos, pero afuera, eran casi hermanos. Nunca Angie lo había comprendido, incluso Christopher le desagradaba, por sus aires de grandeza y que prácticamente llevaba un cartel en la frente que decía "mujeriego".
Christopher, mientras tanto, le golpeaba el hombro a Alfonso durante la clase de matemática. Estaba aburrido, no tenía gracia la clase con el suplente. Él quería a la profesora de siempre, aquella a la que le lanzaba miradas coquetas, y que ella se sonrojaba. Era joven, tenía veintinueve años, y tenía un cuerpo hermoso. Christopher había hecho una apuesta con Alfonso respecto a ella.
—Te apuesto que me tiro a la maestra antes de fin de curso. —había dicho Christopher.
—¿Cuál es la apuesta? —preguntó Alfonso interesado.
—Si me la tiro, tendré pase libre para usar tu moto cuando yo quiera durante todo un año —dijo Christopher sonriendo satisfecho. Alfonso arqueó una ceja, era imposible que Christopher se acostara con la señorita Smith.
—Si yo gano, quiero tu consola —dijo Alfonso satisfecho de su apuesta.
—Hecho —dijo Christopher dándole la mano.
Por lo tanto, ahora Christopher estaba frustrado, necesitaba conquistar a esa mujer, de alguna forma, acabaría acostándose con ella.
—Veo tu consola más cerca de mí —le susurró Alfonso al oído.
—Cállate —Christopher le pegó una patada por debajo de la mesa. Alfonso ahogó un grito. Christopher río tapándose la boca para no hacer ruido.
—Bueno, sé que la ganaré, no te da para tirarte a Smith —susurró Alfonso.
—Sí me da, estoy seguro que acabará en mi cama, o por lo menos, en la mesa mientras yo... —dejó la frase inconclusa, y Alfonso arqueó una ceja.
—¿Le contaste a Dulce que planeas tirarte a la profesora de matemática? —preguntó Alfonso.
—No, ¿por qué tendría que contarle? —preguntó Christopher arqueando una ceja.
—No lo sé, es tu mejor amiga, deberías contarle, quizás te ayude a preparar el ambiente para tirarte a Smith —dijo Alfonso divertido
—No, no le contaré —dijo Christopher decidido. Alfonso sonrió divertido
Aunque si Christopher lo pensaba bien, quizás podría ponerla celosa al contarle que se quiere acostar con una mujer doce años mayor que él. Se imagina la cara de Dulce cuando se entere, su regaño, todo absolutamente todo está en su mente. La forma en que abriría sus ojos marrones de sorpresa, la forma en que luego de eso, frunciría el ceño enfadada con él, luego su frase "no tienes remedio, Uckermann", y la forma en que él se reiría, divertido ante la mueca de asco cuando le dijera la forma en que lo haría. Sería divertido, y aunque era totalmente estúpido creerlo, aún tenía la vaga ilusión de despertar los celos en ella.
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ɦσω τσ ɩσɣɛ
FanfictionChristopher Uckermann, el chico más popular y mujeriego de la secundaria, tiene un secreto que nadie podría imaginar. La ama, como nadie podría amarla nunca. ¿Quién? Ella, Dulce, su mejor amiga. Dulce, todo lo contrario a Christopher, reservada, tr...