Capítulo 6

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La puerta se abrió de golpe.

-¿Christopher? -Dulce estaba sorprendida de verlo.

-Por poco no me reconoces ¿eh? –dijo el dolido.

-¡Que idiota eres Christopher! –Dijo ella algo divertida –solo que no creí que vendrías, Alfonso me dijo que Smith te castigó.

-Fue un buen castigo –dijo recordando cómo se la tiró -¿puedo pasar?

-Claro, pasa –entraron, se dirigieron al sofá. Ella le ofreció un vaso de jugo que él aceptó. Se sentó con él.

-Así que hoy no me esperaste –dijo él fríamente. Ella se tensó, se sintió bastante mal por no haber esperado a su amigo.

-Lo siento Christopher, olvidé avisarte que Jack pasaría por mí –dijo ella acariciando la cara de su amigo. Por un momento, Christopher olvidó el motivo de su enojo. Suspiró ante el toque, su corazón se aceleró como nunca.

-Está bien, te perdono –dijo el cediendo ante ella, no podía enojarse, ella era demasiado buena.

-Te quiero ¿lo sabías? –ella se lanzó en sus brazos a abrazarlo, el contacto de su cuerpo contra el de ella lo hizo estremecerse, sin que ella lo notara. –eres el mejor amigo del mundo.

-Yo también te quiero –dijo el suavemente. "Si tú supieras cuanto" pensó.

-Bien ¿y qué tal el castigo? –Christopher se tensó un poco pero luego sonrió. Nunca desperdiciaba un momento para intentar darle celos, que aunque no resultaran como el planeaba, aún mantenía la esperanza.

-Cumplí la apuesta –dijo Christopher orgulloso. Ella arqueó una ceja. –me la tiré, en su oficina.

-¿Hablas enserio? –preguntó ella anonadada.

-Sí, mira, estaba escribiendo todas las idioteces que se le ocurrieron como castigo, entonces le pedí ayuda en algo, esa era la excusa, y bueno allí la acorralé contra la pared, le puse seguro a la puerta y la subí en el escritorio –dijo Christopher orgulloso –entonces...

-No quiero saber más –dijo ella con asco en su cara.

-Gritaba como loca –se burló Christopher –sobre todo cuando la volteé y...

-¡CHRISTOPHER! –gritó ella abriendo los ojos. Christopher se río divertido ante la reacción de su mejor amiga –supongo... que usaste protección.

-Al principio Smith no quería, decía que no era igual con eso puesto –ella puso los ojos en blanco, mientras Christopher reía. –pero le dije que era muy pequeño para tener hijos, ella río y bueno, me lo puse. Debo admitir que tiene mucha experiencia, digamos que ha sido una de las mejores que he tenido –dijo Christopher.

-¿Es esto lo que quieres para ti, Christopher? –preguntó Dulce un poco sorprendida. Christopher arqueó una ceja. –Christopher, ¿por qué no encuentras una chica y tienes una relación seria? –Christopher suspiró rodando los ojos.

-No creo en el amor –dijo el finalmente.

-¿Por qué? –preguntó ella. Christopher la miró fijamente, su rostro de ángel, esos ojos marrones grandes e inocentes, esos labios carnosos y deseables, su piel pálida contrastada con sus mejillas la mayoría de las veces con un color sonrojado. Ella era el motivo, por ella, no podía amar a nadie más.

-Porque... porque no –dijo Christopher.

-Eso no es una respuesta, Uckermann –dijo ella frunciendo el ceño.

-No entenderías –dijo Christopher

-Si no quieres decirme, estás en tu derecho. –dijo ella finalmente. Christopher frunció el ceño, la amaba pero no podía decirle que era ella el motivo de su decepción en cuanto al amor. Si tan solo supiera que lo volvía loco.

ɦσω τσ ɩσɣɛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora