La sangre era demasiada mientras resbalaba por sus piernas. Cerró los ojos sintiendo el fuerte dolor en sus muslos, casi congelándole el cuerpo. Pero al menos, el dolor emocional no estaba presente, solo sentía el dolor de los cortes sangrantes.
Luego de un rato de dolor físico, tomó una toalla y la partió con fuerza en dos trozos, se hizo un torniquete en cada pierna, para detener la sangre. Ardía y dolía, pero al menos la mantenía fuera del mundo real. Luego de unos minutos, paró de sangrar, solamente se veían las heridas abiertas. Fue al botiquín y se vendó los muslos. Casi no podía caminar, pero ya casi no le interesaba.
Al cabo de dos horas, su celular comenzó a sonar mientras ella seguía llorando abrazada a su almohada. La pantalla anunciaba que Christopher la estaba llamando.
-¿Hola? –dijo Christopher algo inseguro
-Hola –dijo ella intentando sonar normal.
-¿Te desperté? –preguntó Christopher.
-No, recién me alistaba para dormir, no te preocupes –dijo ella intentando sonar natural, pero su voz delataba que algo sucedía.
-¿Pasa algo preciosa? –preguntó Christopher con cautela.
-No Ucker, no pasa nada –susurró ella
-Me estás mintiendo, amor –le dijo Christopher con dulzura – ¿necesitas que vaya a tu casa?
-¡No! –ella se alteró. Christopher notó de inmediato que algo sucedía, pues ella no solía reaccionar así.
-Como tú quieras –dijo luego de un rato. –bueno, te dejo, iré a dormir. –Dijo el finalmente resignado –te amo mi vida –susurró con dulzura
-Yo… también –dijo ella y cortó de inmediato. Cerró los ojos mientras nuevamente las lágrimas resbalaban por su rostro. Luego de un rato, se quedó dormida abrazando la húmeda almohada que había almacenado sus lágrimas.
Christopher quedó completamente preocupado. Algo le sucedía a su Dulce y no creía que fuera nada que tuviese que ver con sueño o cansancio. Más bien creía que si su intuición no fallaba, todo tenía que ver con la ausencia de su madre en el momento de su graduación, estaba casi seguro que era eso. En este momento le tomó mucho rato relajarse y no partir corriendo a ver a su chica, la amaba, y la protegería por sobre todo. Suspiró, mejor esperaría a mañana para no preocupar a su madre. Pero de todas formas, descubriría lo que le pasaba a su hermosa Dulce.
A la mañana siguiente Dulce despertó con dolor de cabeza. El llanto hasta elevadas horas de la madrugada, probablemente. Se movió un poco y sintió un agudo dolor en las piernas. Recordó que debía ordenar el desastre que había en su habitación, las toallas llenas de sangre y las manchas en el piso. En una bolsa plástica, metió los algodones, vendas y toallas, y luego limpió el piso. Botó todo eso, y subió a su habitación. Quería tomar una ducha, pero el agua caliente le haría doler demasiado las heridas. Suspiró, no había otra opción.
Luego de la tortuosa ducha, se puso su ropa interior y miró sus cajones decidiendo que ponerse. Se puso una polera mientras buscaba el short que quería ponerse, el cual no era demasiado ajustado y era largo, no dejaría ver sus heridas. Ni siquiera se percató que alguien abrió la puerta.
Christopher decidió ir a visitar a Dulce, así que luego de una ducha y desayunar con su madre, se encaminó a verla. Tocó el timbre, le abrió la madre de Dulce. Suspiró con fuerza para evitar decirle algo, no le correspondía.
-Buenos días señora Davis –dijo con una fingida sonrisa -¿está Dulce?
-En su habitación, buenos días –dijo ella con una sonrisa. –sube.
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ɦσω τσ ɩσɣɛ
FanfictionChristopher Uckermann, el chico más popular y mujeriego de la secundaria, tiene un secreto que nadie podría imaginar. La ama, como nadie podría amarla nunca. ¿Quién? Ella, Dulce, su mejor amiga. Dulce, todo lo contrario a Christopher, reservada, tr...