Capítulo 14

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Manejó hasta su hogar sin siquiera avisarle. No quería verla, ni escuchar nada de ella. Entró, Alexandra su madre lo miró con una sonrisa hasta que se percató de sus ojos rojos e hinchados. Lo abrazó sin preguntarle nada, Christopher lloró, su madre siempre sabía que apenas pudiese hablar le daría las explicaciones. Se disculpó, subió a su habitación y se tiró en su cama a llorar. Los sollozos se podían escuchar en toda la casa. Como si algo se hubiera roto en su interior, así se sentía. Se odiaba, odiaba su vida, odiaba la secundaria, la odiaba a ella.

-Hijo –la voz de su madre lo hizo abrir los ojos. Era de día, se había dormido con el traje puesto. -¿quieres desayuno? –Christopher asintió desganado sin decir mucho. Miró su celular, tenía muchas llamadas perdidas de los chicos, y mensajes. Nada de ella.

-Gracias mami –le dijo tiernamente cuando su madre le llevó el desayuno.

-¿Quieres hablar? –preguntó su madre con dulzura.

-No hay mucho que decir, ma, problemas de mujeres –susurró con cierta ironía.

-Mhm se trata de Dulce ¿no? –el asintió mientras miraba la tostada que tenía en la bandeja -¿Te rechazó? –el negó con un suspiro.

-En resumidas cuentas, llegamos, todo iba bien, hasta que una de mis ex le derramo la bebida en la espalda, ella se enfadó porque desde que llegamos las chicas la molestaban, se fue llorando, luego un imbécil se aprovechó para “consolarla” y terminó besándose con él –dijo Christopher con mucho odio en la voz –el mismo imbécil que la ha coqueteado hace bastantes días.

-Entiendo pequeño –dijo Alexandra –pero recuerda que todo se vale en el amor y la guerra –Alexandra se levantó, le guiñó un ojo y salió de la habitación.

Christopher lanzó un suspiro. Le dolía la cabeza, había llorado bastante. Se fue a duchar, se quitó el traje, lo tiró al suelo con ira. Se bañó intentando relajarse, luego se puso a jugar con su consola, dio unas vueltas en su bicicleta, pero ya no quedaba mucho que hacer. Así que se dispuso a dar un paseo. Las calles lucían tranquilas, un día domingo todo estaba en paz, el sol brillaba, era agradable. Sentía la brisa jugar con sus rulos rebeldes. Pero mientras caminaba, chocó con la persona que menos deseaba ver.

-Lo siento… -miró al frente y allí estaba ella. Dulce lo miró sin decir nada. –Permiso –quiso pasar junto a ella.

-Christopher… -susurró ella.

-¿Mhm? –preguntó fríamente.

-Anoche… -Christopher ni siquiera la dejó hablar.

-Olvidemos que eso pasó, ahora si no te importa, iba a ir a hacer algo importante. –dijo bruscamente. Caminó otra vez, mientras ella lo miraba alejarse ¿por qué tanta ira de su parte? No tenía por qué enojarse, ella debería estar enfadada ya que las perras con las que suele estar intentaron hacerle la velada imposible, y luego Jack estaba ahí para consolarla. Debería estar feliz por ella, Jack era un chico dulce y no era para nada orgulloso como Christopher. Suspiró y fue a su casa, no quería seguir pensando en Christopher.

Mientras tanto Christopher, recibió un mensaje de Christian.

Estoy a cinco metros tras de ti, voltea.

Christopher volteó y vio a Christian acercarse con una sonrisa, cosa permanente en él. Se sentó con él, no se dijeron nada.

-Así que… ¿mal plan? –preguntó Christian. Christopher asintió.

-Pésimo –musitó.

-Anoche toda tu secundaria se enteró que estás loco por Dulce, desde que te vieron llegar con ella, hasta que te vieron llorando –dijo Christian. Por primera vez, Christopher dijo.

-No me interesa lo que digan o piensen de mí –dijo indiferente. Christian sonrió y le aplaudió, Christopher lo miró arqueando una ceja.

-Primer paso a la madurez hermano, que no te importe la opinión del resto –Christopher medio sonrió.

-Tienes razón, últimamente me preocupa demasiado lo que crean de mí –dijo Christopher

-Olvídalo, cuando no te preocupes por lo que los demás digan, es cuando comienzas a ser tú mismo –le guiñó un ojo.

-Aunque sigo estando amargado –dijo Christopher

-No es fácil –dijo Christian –pero ¿seguirás luchando por ella?

-No sé, Chris. –Dijo Christopher –ya no quiero hablar de ella –dijo dando un suspiro. Christian le palmeó el hombro. Christopher lanzó otro largo suspiro, todo había sido un verdadero fiasco, se sentía tan mal que casi no tenía ánimo de vivir. ¿Por qué ella tenía que irse con Jack? Si tan solo la estúpida de Sol hubiera desaparecido, el la habría besado y le habría dicho que estaba enamorado de ella. -¡Dios mío, no puedo sacarla de mi mente!

-Habla con ella –sugirió Christian –dile que la amas.

-Ella quiere a Jack, Christian –dijo Christopher

-Está bien Christopher, si tú quieres negarte –dijo Christian rodando los ojos

-¿Negarme Christian? –Preguntó Christopher con cierta ira -¿no te das cuenta que daría la vida por estar con ella?

-Christopher, te has metido con chicas que tienen novios y supuestamente los amas… ¿no puedes conquistarla? Vamos, te has tirado a las de la secundaria, a las primas de Giovanni y Alfonso –ambos se rieron -¿y no puedes con Dulce?

-Ella no es como las otras –dijo Christopher firme

-Pero es una chica, tú sabes cómo hacerlo –Christian se paró guiñándole un ojo como solía hacer, y se dirigió a su auto. Christopher lo miró alejarse. ¿Y si tenía razón? Bueno, probablemente la tendría. Suspiró. Pero hoy no tenía el ánimo suficiente para ir a hablar con ella. Quizás tenía que esperar un poco.

ɦσω τσ ɩσɣɛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora