Capítulo 57

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Abrió los ojos volviendo a la realidad. Miró un poco alrededor para percatarse de que estaba en su habitación. Sintió a alguien moverse a su lado y entonces su corazón se aceleró recordando que por fin ella estaba con él. Volteó y pasó su brazo por la cintura de Dulce, abrazándola, acercándola más a él. Ahora todo estaba en paz.

-¿Christopher? –la voz somnolienta de Dulce.

-¿Te he despertado? –pregunta Christopher algo preocupado. Ella voltea y lo mira con ternura, pone su mano en la mejilla del muchacho.

-No cariño, no te preocupes –susurra ella. Christopher quita un rebelde mechón de su cabello que caía por su cara. Ella sonríe y se levanta –iré a ducharme. -él asiente mientras ella le hace un gesto con la mano.

Christopher se levantó perezosamente y le dio un rápido vistazo a su celular. Eran las diez y media.

Miró por la ventana, era un día nublado, algo extraño. El clima comenzaba a afectar un poco en su ánimo. No le gustaban demasiado los días cubiertos. Pero ahora Dulce estaba con él, así que no afectaba tanto. Unas manos se colaron por su cintura, abrazándolo. Sonrió y volteó a ver a su chica. Ella llevaba la toalla puesta, y le sonreía divertida. Christopher le dio un beso corto.

-Ve a ducharte… iremos a ver el apartamento hoy –susurró ella cerca de sus labios. Christopher asintió y fue de inmediato a tomar una ducha. Cuando salió, Dulce estaba maquillándose. Así que se vistió rápidamente -¿desayuno en Starbucks? –preguntó ella.

-Estaría bien –admitió el rizado.

Luego de tomar un café, Christopher manejó hasta donde Dulce le indicó. Debían dar una mirada a los apartamentos, Dulce quería algo cercano al centro. Christopher solo la seguía mientras escuchaba sus argumentos frente a la variedad de apartamentos que habían visto durante el día. Finalmente a Dulce le habían gustado dos, así que se lo pensaría.

Volvían a casa mientras reían de algunos antiguos recuerdos de su infancia. Sus manos estaban unidas, mientras las risas resonaban en la calle. Dulce Miró al frente sin dejar de sonreír, cuando paró bruscamente. Christopher arqueó una ceja. Pero el semblante de su novia lo comenzó a preocupar, hasta que volvió la vista y una figura conocida le puso el juego en claro. Dulce estaba paralizada de miedo, intento hablarle, pero ella solo respiraba con dificultad.

-Dulce cariño, mírame por favor, vámonos, solo eso ¿sí? –Miró al hombre otra vez, que miraba fijamente al lugar. Christopher sintió el odio apoderarse de él otra vez. Y sentía que esta vez nada podría detenerlo. Pablo sonrió, irónicamente. –Lo mataré –susurró Christopher. Alzó la mirada y comenzó a caminar en dirección a él. La mano de Dulce lo hizo retroceder.

-Christopher no –pidió ella con los ojos llenos de lágrimas –no lo hagas…

-No Dulce, lo haré –dijo con firmeza. Se soltó bruscamente de ella, Pablo cruzó sus brazos esperando al muchacho. Si quería jugar, el jugaría el triple. Dulce comenzó a desesperarse. Sus manos temblaban cuando sacó el celular para llamar a Christian. Christopher solo lograría que lo mataran.

-¿Qué sucede rulitos? –preguntó el hombre con una sonrisa de suficiencia -¿vienes a decirme algo?

-No sabes cuánto tiempo he esperado esto… -susurró Christopher conteniendo toda su rabia. –Maldito bastardo.

-¿Qué quieres niño? No tengo todo el tiempo del mundo. –Christopher se acercó y le dio un empujón. Pablo dejó caer la bolsa que llevaba –Así que quieres golpearme, dime rizado, ¿qué hice para que quieras hacer algo tan estúpido?

-¡No seas un hipócrita! –gritó. Iba a golpearlo cuando Dulce le sostuvo el brazo. Había cruzado hasta ahí, venciendo el temor, no podía dejar que ese hombre dañara a Christopher. Miró a su novio con desesperación, intentando detenerlo.

-No Christopher… -pidió ella –no lo hagas… -el rizado la miró lleno de dolor, pero se soltó de su agarre. Entonces Pablo le dio un terrible empujón que lo hizo caer al piso. Christopher dejó escapar un gruñido, cuando se levantó y se abalanzó sobre él, cayendo ambos al suelo. Rápidamente Pablo atrapó sus manos, dejándolo sin posibilidad de movimiento. Le dio un puñetazo cerca del ojo, rompiéndole la ceja. Comenzó a sangrar. Christopher intentó moverse, pero el hombre le dio una fuerte patada en su parte íntima, dejándolo casi sin respiración. El hombre se paró con suficiencia.

-Espero no volver a encontrarme contigo –escupió antes de irse. Christopher sudaba y sangraba, mientras intentaba recuperar la respiración. Dulce se acercó a verlo, pero él solo gemía dolorosamente. En ese momento, la voz de Christian logró relajarla un poco. Lo llevaron a casa, donde su madre le pidió explicaciones, al igual que su padrastro. Pero Christopher no habló, solo dejó que le vieran la herida que tenía en la ceja. Dulce sollozaba silenciosamente. Nadie quiso seguir preguntando. Así que lo hicieron irse a la cama con Dulce. Christian le pidió a Dulce que por favor intentara que Christopher durmiera, y no saliera de noche. Sabía que Christopher podía intentar cualquier cosa cuando estaba fuera de control

Christopher se acostó y solo le dio la espalda. Tenía un terrible dolor de cabeza, y nada de ganas de hablar. Dulce se sintió bastante mal, pero se quedó callada. Se acostó junto a él, y ambos se quedaron profundamente dormidos.

ɦσω τσ ɩσɣɛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora