Capítulo 53

371 39 5
                                    

Dulce caminó del brazo de su novio por el aeropuerto. Faltaba una hora para que el vuelo con dirección a Londres partiera. Christopher caminaba un poco cabizbajo, pero estaba feliz. Dulce volvería a Londres y todo parecía ir como siempre quiso que fuese. Tenían presupuestado que Christopher apenas llegara, se encargaría de buscar un apartamento para ambos. Sí, se irían a vivir juntos. Quizás era temprano, Christopher estaba a punto de cumplir los diecinueve y Dulce solo tenía dieciocho años, pero era la única alternativa para ambos. Ella se iría a vivir sola sí o sí, y él no la dejaría. Así que tendría que hablar seriamente con su madre.

Christopher la envolvió entre sus brazos de pronto, y quedaron estancados en medio de la gente que pasaba apresurada a tomar sus vuelos. El muchacho le besó la mejilla con mucho cuidado. Ella sonrió con ternura, mientras presionaba sus labios contra los de él.

-Te extrañare, será un mes eterno –comentó Christopher.

-También yo, pero todo estará bien ¿no? ¿Me esperarás? –preguntó ella mordiéndose el labio. Christopher sonrió y le besó la frente. Le dio un cálido abrazo y le susurró al oído.

-Toda la vida –ella se rio enternecida. Christopher sonrió también y le tomó la mano, entrelazando sus dedos. Caminaron hasta unos asientos apartados del bullicio central a esperar la hora del abordaje al vuelo de Christopher. Ella se apoyó en el hombro de él, lanzando un suspiro. Estaba un poco apenada después de todo. Era un largo y eterno mes sin Christopher. Pero a la vez no quería que se fuese tan rápido, porque tenía miedo de volver. Sabía que era la hora de enfrentar los temores de los que llevaba escondiéndose alrededor de ocho meses, pero no sabía si estaba lista para ello.

-Tengo sueño –comentó Christopher –no me dejaste dormir.

-¿Yo? –preguntó ella divertida. –tú eras el que quería… -dejó la frase al aire. Christopher sonrió pervertidamente.

-Pensar que eras tan sana e inocente, hasta que decidí conquistarte –dijo Christopher riéndose.

-Cierto. –dijo ella frunciendo el ceño –me has llevado por el mal camino.

-Ahora sabes por qué tenía tanta experiencia, me volví adicto. –dijo el rizado riéndose a carcajadas, ella le dio un golpe en el hombro.

-Gracias –dijo ella sarcástica. Christopher le sonrió, besándola fugazmente.

-Pero tú eres la mejor de todas –susurró él en su oído.

-Te amo –dijo ella tomándolo por la nuca para besarlo. Christopher se acomodó para que ella quedara sentada sobre él, casi como un bebé. Se besaron apasionadamente, como si fueran a separarse para siempre. Ella sentía que no podría estar sin besar a su novio, era una verdadera adicción. Se abrazó más a él para profundizar aún más el beso. Christopher se separó un poco para tomar aire, pero ella inmediatamente lo acercó de nuevo para comerle la boca.

-Dios, con eso no tengo ganas de irme –musitó él juntando su frente con la de ella.

-No te vayas entonces –susurró ella cerca de su boca, logrando que su aliento chocara contra los labios de Christopher. El muchacho se lamió el labio.

-Tengo que irme, pero me lo haces difícil bebé. –musitó él. –Además, no llegaras antes de que sea mi cumpleaños… -dijo haciendo un pucherito. –pasaré mi cumpleaños besando una foto tuya.

-¡Lo siento mi amor! –dijo ella –ya sabes… necesito todo este tiempo para trámites, la transferencia de papeles y todo. Si no fuese por eso, me iría contigo ahora mismo –dijo ella tomándole la mano.

Christopher sonrió y le dio un suave beso en los labios. Ella sonrió, mientras Christopher la rodeó con sus brazos mientras seguían charlando. Al fin y al cabo, tendrían que pasar todo un mes separados. Y para ambos parecía mucho.

La hora se fue tan rápido, parecía que el tiempo volaba cuando estaban juntos, hasta los pilló de sorpresa el primer llamado a abordar el avión. Christopher miró su boleto y se percató que era su avión.

-Vamos. –dijo Christopher tomando sus maletas, y con la otra mano, entrelazándola con la de ella. Dulce suspiró largamente, odiaba las despedidas, sobre todo refiriéndose a Christopher, a quien creyó alguna vez haber perdido para siempre, pero que había vuelto por ella. Tenía miedo, de esta vez perderlo de verdad, por lo que apenas pudiera volvería a él. Lo necesitaba, tanto como respirar, lo amaba tanto como si su vida dependiera de ello, y tenía claro que sería capaz de estar con él para siempre. Soñaba con que ese “vivieron felices para siempre” existiera para ellos, después de todo.

-No puedo creer que la hora pasó –dijo ella frustrada.

-Lo sé. –dijo él. Dulce levantó la mirada para encontrarse con aquellos ojos verdes que erizaban su piel y hechizaban su cuerpo. Podría perderse horas en ese verde profundo, sin siquiera aburrirse. Él le dio una sonrisa torcida, mientras rodeaba su cintura con los brazos, ella se puso de puntitas para alcanzar su boca. Se besaron, sabían que a veces el destino era incierto, no sabían si era la última vez que se besaban, así que fue como si jamás se fueran a ver otra vez. Los labios de Christopher se movieron rítmicamente con los de ella, mientras sus lenguas jugaban y danzaban en sus bocas. El rizado la apretó más contra él, sintiendo cada curva de su cuerpo contra el suyo, no quería dejarla ir. Ella pasó sus brazos por el cuello de Christopher, enredando sus dedos en su rizado cabello, mientras lo acercaba lo más posible a ella. Parecían saltar chispas con cada movimiento de sus labios. El aire comenzaba a faltarles, pero parecía más importante seguir besándose. Finalmente, Christopher se separó, no sin antes darle otro suave beso. Pero no apartó sus manos de la cintura de ella, y además junto sus frentes. –Espero verte pronto. –susurró.

-Así será –dijo ella.

-Te amo –susurró él –pase lo que pase, te amo con toda mi vida. –el la abrazó contra su pecho, mientras ella escondía su rostro en él. Christopher olió su cabello, recordando aquel aroma floral que le fascinaba. –Te veo en Londres cariño, recuerda que nos espera ese apartamento juntos.

-Te veo en casa mi amor –dijo ella acercándose a él para besarlo otra vez. Unió sus labios con los de él en otro beso apasionado. –también te amo Christopher, no te dejaré otra vez.

-Sonríe nena, te ves hermosa sonriendo –ella se rio y Christopher sonrió también. Llamaron otra vez para su vuelo. Christopher le dio un abrazo y un corto beso, y se dispuso a abordar el avión. Dulce lo observó caminar, cuando ya iba a desaparecer de su vista, el volteó a mirarla, ella le sonrió, entonces el gritó. -¡TE AMO DULCE ESPINOSA, TE AMO CON TODA MI VIDA! –mucha gente volteó a mirarlo raro, otras personas sonreían enternecidas.

-¡TE AMO CHRISTOPHER UCKERMANN! –gritó ella con unas rebeldes lágrimas en sus ojos.

Christopher sonrió por última vez, haciéndole un gesto con la mano y lanzándole un beso. Ella se río e imitó el gesto de atraparlo y sellarlo en su corazón. Por fin, el muchacho volteó y traspaso seguridad del aeropuerto. Dulce suspiró y volteó, debía volver a casa. Iba a echar mucho de menos a Christopher.

ɦσω τσ ɩσɣɛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora