Viaje 🌊

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Eran las 8 de la mañana, atravesaba la aldea con una mano apoyada en la espalda, un shinobi cargaba sus maletas detrás de ella, un grupo de AMBUS escoltaria a las mujeres hasta que la Hokage entrara nuevamente en territorio de Konoha.

Las chicas esperarían por ella en las puertas de la aldea para partir lo antes posible. Sin embargo, su sorpresa fue grande al toparse con cierta melena albina en el lugar.

-¿Tu qué carajos haces aquí? -Cuestionó Senju alzando una ceja

-Imaginé que sería mejor que te acompañara alguien masculino y muy apuesto -Informó Jiraiya

-¿Donde está? Yo solo te veo a ti -Se burló mirando a los lados simulando inocencia

-Muy graciosa -Murmuró con disgusto

-No puedes venir conmigo

-¿Porque?

-Necesito que te quedes en la aldea por su algo llega a pasar -Informó con rudeza

-Para eso están Kakashi y todos los demás

-¿Y tú para que estas? ¿Sólo para pasarte el día en las aguas termales y acosando mujeres? -Regañó girando el rostro

-Hacer enojar rubias embarazadas es más interesante -Aceptó sonriendo de lado

Ella lo golpeó y partieron camino

***
-Hace mucho que no venía por aquí -Comentó el albino cuando atravesaron las puertas de la aldea del agua.

Los niños corrían y las conversaciones en las calles creaban bullicio familiar. A medida que atravesaban la calle las miradas de aquellos que la reconocieron pasaron a ser de curiosidad insana. A decir verdad, se posaban en ella, en su vientre, luego en Jiraiya y repetían el proceso.

Los murmullos se incrementaron. Tsunade parecía hacer caso omiso de todo, Jiraiya la miraba por el rabillo del ojo y dedicaba miradas furiosas a los más indiscretos. Mei Terumi los estaba esperando.

La pelirroja les dedicó una sonrisa y un saludo cordial del almanaque, no sin darle un vistazo furtivo al vientre de la Hokage. El asunto del bebé sin padre de la Godaime también había llegado a sus oídos.

-Me alegra verla con tan buen semblante, Tsunade-Sama -Admitió la de ojos verdes

-Gracias, Mizukage-Sama

La pelirroja sonrió coquetamente, miró a Jiraiya y le ofreció un gesto un poco lascivo. El albino trago saliva y sonrió de igual forma.

Hablaron de temas legales luego de formalidades y culminaron para tomar un descanso, se despidieron y los invitados se dirigieron al hotel donde se quedarían.

Terumi les había reservado habitaciones en el mejor hotel de la aldea, a decir verdad, una joya de lujo y comodidad.

-Luces cansada -Señaló el albino cuando entraron al hotel

-Estas barriga me dobla el peso -Gruñó- Quiero ducharme y dormir

Jiraiya la observó por el rabillo del ojo y sonrió. Desde que su embarazo se intensificó la rubia traía consigo un aura diferente. Algo prácticamente ... Hipnótico.

Algo que denominaría más tarde "Encanto materno"

***

La pareja admiro con impresión el amplio pasillo de cosas de bebé. Las diminutas prendas de colores pastel derritieron sus corazones.

-Esto es increíble -Masculló la rubia- ¿Cómo voy a escoger entre todo esto?

-No debe ser tan difícil -Aseguró Jiraiya- Las mujeres van de compras siempre, supongo que viene en su ADN

-Shizune va de compras por mi, al menos casi siempre -Confezó- Sin embargo, suele olvidar cosas todo el tiempo

-¿Por eso optaste por dejar de usar brasier?

La rubia le dió un codazo.

-Eso no se pregunta

-Oh, vamos, Tsunade -Gruñó, sobandose las costillas- Fue una observación inocente

-En ti no hay ni una partícula de inocencia -Espetó frunciendo el seño- Además nunca fui fan del brasier, es incómodo y conseguir uno de mi talla resulta prácticamente imposible

-Asi que fue más por imposibilidad de obtenerlo que por gusto

-Podria decirse

"Claro, porque si todas las mujeres tuvieran esos senos este sería un mundo demasiado bello como para ser verdad" -Pensó Jiraiya, limitándose a callar para mantener su integridad física

Se detuvo frente a un babero que llamó su atención. Era simple, pero un sapito verde aparecía bordado en el centro, lo tomo y lo puso en la canasta que traían, a decir verdad, tomo toda cosa que se encontró y tuviera que ver con sapos.

-¡Mira, Tsunade! -Festejó acercándose a la mujer que veia zapatitos- ¿No te encanta? Debes admitir que tengo muy buen gusto

La rubia ojeo la canasta y sonrió notando el entusiasmo de Jiraiya. El sabio de los sapos la admiro embelesado, aquella vibra se intensificó, se trataba de aquel encanto que acompaña a las embarazadas, la femineidad y belleza de aquellas que en su interior gestan la mayor bendición, vida. Aquello añadido al encanto natural de Tsunade le resulto letal.

Por su parte, Senju sintió un golpe amargo y ligero en su pecho, suspiró volviendo la vista al estante, Jiraiya se encogió de hombros.

-Estás triste porque Orochimaru debería está aquí en vez de mi, ¿Cierto?

Ella guardo silencio, el silencio otorga.

-Tsuna... -Masculló asercandose

-No te preocupes -Alivió siguiendo su camino- No puede simplemente pasearse por allí como si nada, eso lo tuve claro desde el principio

El albino suspiró y camino tras ella. Estaba molesto otra vez, con Orochimaru por ser un imbécil con un pasado que empaña la felicidad actual y con él mismo por no poder evitarle el mal rato a la rubia.

¿O si?

-¡Tsunade, te invito a comer!

Bueno, las penas con pan son menos.

***
-Vé las cosas por el lado bueno -Aconsejó, apoyándose en el respaldo de su silla- Cuando tu bebé nazca tendrás un compañero para el resto de tu vida, alguien que te dará una razón de ser y te sacará lados de tu personalidad que ni tú misma sabes que tienes -El sabio estiró una mano sobre la mesa y la cerró sobre la de Tsunade para recalcar sus palabras- Pero si hay algo muy importante que debes saber es esto, Tsunade, mientras yo respire, ni tú, ni tu bebé estarán a solas, lo juro

Cierta calidez invadió el pecho de la conmovida Sannin, quería llorar, y le echaba la culpa a su embarazo por el jodido revoltijo de emociones que le estaba cerrando la garganta.

-¿Desde cuándo eres tan poético? -Cuestionó sonriente

Jiraiya le imitó el gesto, satisfecho de verla sonreír.

- Soy un aclamado escritor, mis habilidades superan las expectativas de aquellos que no pueden con tan interesante lectura

-Escribes libros cochinos, no hables como si fueras Shakespeare

-Eres muy mala, Tsunade -Señaló en un puchero

Ella sonrió y se llevó una mano al vientre.

-Gracias

-¿Hum?

-Por todo el apoyo

Él alzó la cabeza y la admiró con los ojos brillantes de emoción.

-A tus pies siempre, Tsunade

𝕍𝕚𝕤𝕚𝕥𝕒𝕤 𝔼𝕤𝕡𝕠𝕣á𝕕𝕚𝕔𝕒𝕤 - 𝕋𝕤𝕦𝕟𝕒𝕕𝕖 𝕩 𝕆𝕣𝕠𝕔𝕙𝕚𝕞𝕒𝕣𝕦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora