No es lemon como tal, siendo sincera lo intente, pero no es mi estilo. Les presento esto humildemente y en la espera de que lo acepten.
Los amo UwU
-¿No crees que tantas cosas son una mala señal? -Exclamó ella, solo por molestarlo un poco- Quizás sea mejor no hacerlo
Orochimaru se detuvo en seco, conectando sus miradas, Tsunade sintió las piernas temblarle, nunca vio esa mirada en los ojos de su pareja. El oliva de sus ojos estaba encendido, las pupilas rasgadas y dilatadas le dieron un aspecto animal.
Se veía capaz de destrozarla ahí mismo, y eso por algún motivo le fascinó.
-Tsunade, es imposible que pueda negarme a hacerte el amor aquí mismo -Susurró en un tono grave y conciso
Ella abrió la boca para responder, sin embargo, escucharon el llanto de Hotaru en la otra habitación. Orochimaru no dijo nada, simplemente se levantó y fue a consolar a su hija.
La rubia rió muy suavemente, vale, ella también extrañaba el sexo, y ya tenía la piel caliente de deseo. Así que decidió hacer algo especial. Se incorporó muy rápidamente y busco en uno de los cajones de su armario, sabiendo perfectamente donde encontrar lo que buscaban.
Tsunade quería más; quería que está ve fuera especial, que Orochimaru fuera incapaz de controlarse a sí mismo, que le diera todo lo que había retenido durante esos largos meses. Entonces, su solución fue la lencería. Un body rojo brillante y ceñido con arneses de cuero sobre todo el cuerpo. Usandolo ahora, inspeccionando su cuerpo como si fuera algo extraño y necesitará escrutinio, se giró dándole una vista de su trasero al espejo. Sonrió orgullosa y satisfecha.
Se veía espectacular.
El embarazo había dejado su huella, era cierto, lo notaba a simple vista, sus caderas se habían ensanchado, sus senos habían aumentado más su volumen, sus muslos se veían amplios y tentadores. Su cintura pequeña resaltaba todo lo demás mencionado, y la lacividad en su mirada la habían vuelto irresistible.
Desde la puerta, Tsunade escuchó el ruido de la puerta al abrirse. Se giró para ver a Orochimaru de pie en la entrada, con la mandíbula prácticamente en el suelo.
-Maldición... -Exclamó, completamente perplejo, devorando con la mirada a su mujer
El encaje rojo brillaba recorriendo y apresando perfectamente cada curva. Resaltando el tamaño de sus formas, apretando en los lugares adecuados y robándole todo el autocontrol que había logrado mantener.
-¿Te gusta? -Preguntó ella, girándose por completo hacia él, sonriendo con los labios pintados de rojo
En un parpadeo él la apreso por la cintura y le plantó un beso, largo y salvaje, sediento. Ninguno parecía tener la intención de buscar algo suave, querían más y más, no más control, no ma retención. Solo entrega.
-¿Como es que nunca te había visto con eso puesto? -Jadeó en su oído
-Estaba esperando la oportunidad -Rió, disfrutando los besos que Orochimaru le dejaba en el cuello
-De haberlo sabido antes yo mismo hubiera corrido a Jiraiya a patadas -Afirmó, rasgando un extremo del body para liberarle el pecho
Lo demás fue tan simple como placentero. Tsunade obvió el hecho de que el body terminara en el suelo vuelto un trapo. Todo era desenfreno y deseo.
Pieles que se rozan y parecen arder con el contacto. Ambas miradas nubladas por el brillo culposo del amor.
Orochimaru conocía la entrega, sabía perfectamente el significado de aquella palabra, lo había aprendido en carne propia, miles le entregaron su vida, su mente y las acciones que cometerian, él nunca fue quien entregó algo. Hasta que ella apareció en su panorama.
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𝕍𝕚𝕤𝕚𝕥𝕒𝕤 𝔼𝕤𝕡𝕠𝕣á𝕕𝕚𝕔𝕒𝕤 - 𝕋𝕤𝕦𝕟𝕒𝕕𝕖 𝕩 𝕆𝕣𝕠𝕔𝕙𝕚𝕞𝕒𝕣𝕦
RandomA veces los amores prohibidos son aquellos que más quiere ver el mundo. Adsurdo para algunos, extraño para muchos otros, pero interesante para cualquiera. Un amor que nace de un simple deseo carnal, porque luego de probarse su apetito solo aumento m...