Juntos 🌃

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Para su sorpresa la habitación que le había preparado Jiraiya había sido amueblada perfectamente para la estancia de ellas allí.

-No debiste tomarte tantas molestias -Exclamó un tanto apenada

-No es nada

-Esto es hermoso -Acertó fijando su vista en la cuna blanca que estaba en la esquina de la habitación, la reconoció como la que ella misma había pintado meses atrás, sin embargo, frunció el ceño levemente al notar un detalle nuevo.

-Esa es obra de Orochimaru -Explicó el albino al notar el objetivo de la mirada ámbar

Sobre la madera blanca se esparcían pequeñas serpientes rosadas.

-Las dejaré instalarse -Exclamó regresando a la puerta- Si necesitan algo avísame

-Jiraiya -Le llamó la mujer dándole la espalda- Gracias por todo, en verdad

El albino sintió calidez inundar su pecho. Quiso correr y envolverla en sus brazos, besarla y gritarle que aquel corazón solo latía por y para ella. Pero no podía.

Tsunade ahora era de Orochimaru y él debía respetar.

Se limitó a sonreír y afirmar.

-No hay nada que yo no haría por ti, Tsunade

***

Dejo a Hotaru durmiendo en su cuna, tomó una toalla y se dirigió al baño para quitarse el olor a hospital de encima.

El repiqueteo de las gotas de agua chocando contra la cerámica del suelo la calmaron, aquellos últimos días habían sido bastante abrumadores para su cuerpo y mente. Sin embargo, una profunda alegría inundaba su pecho, tener a su bebé consigo al fin, era un sueño hecho realidad.

Se envolvió en una bata de dormir y se acercó a la cuna nuevamente. Parecía que mientras más la miraba más parecido le encontraba a su padre. Aquella piel tan clara, aquellos ojos verdosos y la paz que transmitían al dormir era escandalosamente similar.

-Espero que Jiraiya no se halla llevado todo el crédito por decorar la habitación -Exclamó una voz a su espalda- Porque yo también ayudé

La rubia giro sobre sus talones con sorpresa. Orochimaru extendía los brazos en su dirección.

Ambos se aproximaron ansiosos de encontrarse. Solo cuando la tuvo entre sus brazos pudo respirar con calma, hundió la cabeza en el cuello de la mujer y aspiro su aroma.

-Estaba muy asustado -Admitió en un susurro- Creí que no volvería a verte, mujer

-Aqui estoy -Afirmó contra su pecho- No iremos a ningún lado

Orochimaru se alejó un poco y la observó, Tsunade le sonrió, derritiendo el corazón del pálido en un instante, ella estaba allí frente a él de nuevo, admiro su rostro, recorrió cada divina facción con esmero, conocía cada detalle de su anatomía, la tenía marcada a fuego en la memoria como un mapa, y aún así lograba sorprenderse cada vez que la veía y la encontraba más guapa que la vez anterior. Se perdió por completo en sus ojos marrones, brillosas avellanas que le dedicaban toda su atención, luego bajó a su boca, admiró sus carnosos y rosados labios que lo atrajeron como un imán, le plantó un beso potente, necesitado.

Eso era lo que faltaba, solo estar juntos.

-Lo lamento mucho, Nena -Exclamó juntando sus frentes- Lamento no haber estado allí...

-Shhhh... -Ella lo interrumpió- No quiero hablar de eso ahora

El hombre le sonrió con culpa y ella le besó la nariz, queriendo barrer el arrepentimiento de su mirada.

-¿Ya la conociste? -Cuestionó girando el cuerpo hacia la cuna

-Es perfecta, Tsunade -Menciono rodeándole la cintura y dejando un beso en su cuello- Como tú

Ambos sonrieron acercándose a la cuna.

-Hotaru... -Masculló el padre afianzando el agarre en la cintura ajena

-Todo parece un sueño -Suspiró la rubia

-Maldición, no me despierten -Exclamó sacándole una sonrisa a su mujer

La bebé comenzó a removerse.

-¿Que le pasa? -Cuestionó el pálido

-No lo sé -Afirmó su contraria sacándola de la cuna

-Eres doctora

-No es lo mismo que ser mamá, me falta experiencia en esto

-Lo más cercano a un bebé que he tenido vive en un tubo de ensayo en mi laboratorio

-Eso no fue muy paternal de tu parte -Acertó frunciendo el ceño levemente

Orochimaru río por lo bajo.

-¿Que hacemos? -Cuestionó

-Las bases del llanto de un bebé son hambre, sueño, gases o un pañal sucio -Explicó la rubia

-Entonces...

-Huelela

Orochimaru la miró frunciendo el ceño.

-¿Para que?

-Para saber si hay que cambiarla o no -Explicó con obviedad

-¿Porque yo?

-Tú eres su padre

-Tú eres su madre

-¡Orochimaru!

-Esto es aberrante... -Masculló, siendo escuchado por ella

-No te pareció aberrante cuando me tenías encima -Exclamó viéndolo directamente

-¡Tsunade! -Chilló con bochorno y las mejillas rosadas- Está bien lo haré

Tomo a la niña y aspiró su aroma, percibiendo perfectamente el aroma a talco de bebé y esa clase de productos que son característicos en los recién nacidos.

-Huele muy bien -Informó aliviado

-Debe tener hambre -Dedujó cargándola bien y aproximándose a la cama

-¿Que vas a hacer? -Cuestionó el azabache. Tsunade lo observó alzando una ceja- Si, ya me di cuenta que fue pregunta tonta, aún estoy un poco abrumado

Ella sonrió con ternura mientras él le achinaba los ojos.

-Tranquilo, yo me siento igual -Admitió

Orochimaru sonrió y sintió toda su sangre posarse en su rostro cuando Tsunade se desnudó el seno y le ofreció a su hija quién lo acepto al instante.

Él siguió con la vista fija, percatándose de un detalle que no había tenido en mente.

-Te crecieron -Señaló observándola sin pudor

La mujer alzó la cabeza con orgullo.

La puerta se abrió dejando ver a Jiraiya en pijama. Bueno, lo dejo ver por tres escasos segundos antes de que Orochimaru le cerrará la puerta en sus narices.

-¡Ouch! -Se quejó el albino sobando su rostro por el golpe

-¡Debes tocar la puerta antes de entrar! ¡Hay una mujer en esta casa! -Sentenció el palido

-¡Es mi casa!

-¡No es mi problema!

Ambos hombres comenzaron a gritar con la puerta separándolos.

Tsunade soltó una risita.

𝕍𝕚𝕤𝕚𝕥𝕒𝕤 𝔼𝕤𝕡𝕠𝕣á𝕕𝕚𝕔𝕒𝕤 - 𝕋𝕤𝕦𝕟𝕒𝕕𝕖 𝕩 𝕆𝕣𝕠𝕔𝕙𝕚𝕞𝕒𝕣𝕦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora