Kim Namjoon se convierte, después de un pequeño incidente, en consejero de la universidad de Seúl, siendo un apoyo y seguridad para los estudiantes del lugar, su vida nunca había sido tranquila y mucho menos normal, decidido a hacer lo posible para...
El mayor sonreía de manera satisfactoria frente a los ojos de Jin, quién se había despertado repentinamente.
—Namjoon... quiero preguntarte algo —Dijo sentándose despacio sobre la cama.
En ese momento notó la mano lastimada por el rastro de sangre que había dejado, mostrando una herida abierta, un tajo profundo y largo que continuaba desangrándose.
—¡Tu mano! —Dijo casi asustado mientras la tomaba y la envolvía con las sábanas que lo cubrían.
El moreno observaba todas sus acciones sin pronunciar palabra, parecía estar en un estado de suspensión en el exterior de su cuerpo, manteniendo aquella sonrisa sobre su rostro. Jin lo notaba, pero aún así quería saber y es por eso que no le importo la manera en la que se encontraba el mayor.
—¿Tienes algo que ver con lo que le sucedió a Eun Ji? —Preguntó el joven al ver que apretaba su mano después de que le pusiera la sábana encima de su herida.
El pelirosa comenzó a reir en voz baja y de a poco iba subiendo el tono de su voz, provocando un escalofrío repentino en el cuerpo de Jin, quién no comprendía acerca de lo que sucedía.
—¿Por qué lo preguntas? —Interrogó observando su propia mano.
El rubio trago duro con nervios mirando a los pies de su cama, esperando que le dijera que no tenía nada que ver, pero por alguna razón sentía que esa no era la respuesta, apretó sus labios y arrugó ligeramente las sábanas a su lado.
—¿Sí o no? —Preguntó con la voz a punto de quebrarse.
—Esperaba que lo superas más adelante pero... —Pronunció al tiempo que sintió un ardor fuerte en su mejilla producido por la mano del joven, quién ya tenía los ojos húmedos.
El rostro del mayor se encontraba serio, levantó la mirada encontrándose con los orbes de Jin, quién comenzó a respirar agitado, mientras su corazón golpeaba con fuera su pecho a causa de los nervios y el ligero dolor que cargaba por momentos.
—Eun Ji... repitió tu nombre muchas veces antes de que mis manos terminaran con su sufrimiento —Soltó manteniendo su mirada en el joven.
Las lágrimas comenzaron a derramarse sin poder ser controladas, un nudo se le formó en la garganta mientras que trataba de entender lo que pasaba, aunque a decir verdad no había nada que entender, él ya había visto lo que había ocurrido con su hermana y ciertamente sabía que Namjoon tenía algo que ver, por lo que no estaba tan sorprendido como creía que debería estarlo. Se sentía aturdido por tanta información, pero al mismo tiempo aliviado de que el monstruo que tenía a su lado no hubiera dejado que ella sufriera, sin embargo...
—¡No tenías derecho de decidir sobre su vida! —Gritó molesto sin mirar al mayor.
El moreno ladeó la cabeza hacia un lado, como si de un perro se tratase, pero no porque no entendiera lo que decía, sino porque en realidad se había puesto del lado de su hermana en aquel momento y estaba seguro que ella no hubiera deseado sentir tanto dolor en su cuerpo cuando estuviera consiente por completo.
