Kim Namjoon se convierte, después de un pequeño incidente, en consejero de la universidad de Seúl, siendo un apoyo y seguridad para los estudiantes del lugar, su vida nunca había sido tranquila y mucho menos normal, decidido a hacer lo posible para...
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Había pasado una semana desde el incidente en la casa de Namjoon, aquella noche el mayor no salió del baño y para cuando llegó la mañana escuchó la puerta principal cerrarse, luego salió encontrándose con el desayuno listo sobre la mesada de la cocina. El mayor se preguntaba como podía ser tan bueno después de lo ocurrido, pensando que tal vez no había sido tan malo como creía, pero ni siquiera el mismo se convencía de eso.
Las clases transcurrían con normalidad, Jungkook había ido a visitar en un total de tres veces al profesor Kim, otros alumnos también lo habían hecho, pero Jin no apareció.
De vez en cuando se cruzaban en los corredores o incluso a la salida, pero ninguno se acercaba para hablar, teniéndolo al mayor en un estado de abstinencia. Durante las noches no dormía debido a la misma pesadilla que se repetía una y otra vez desde la última noche; Jin siempre terminaba matándolo y eso le dolía, lo hacía sentir horrible, al mismo tiempo el rubio pensaba en las sensaciones que sintió a causa de sus manos, su boca y la afilada cuchilla con la que jugó.
Las noches eran demasiadas largas y extenuantes para Namjoon, mientras que las mañanas y los días completos se hacían extenuantes para Jin.
Comenzando la segunda semana, Namjoon había cambiado su apariencia, vestía un traje negro, su cabello era de color rosado y llevaba unos lentes de marco fino, redondos, los cuales lo hacían ver de la edad que tenía, debido a que su atuendo anterior lo hacían ver como a un estudiante más.
Sentado sobre su silla, en su escritorio, terminaba de completar una carta dirigida a varias compañías de música y en ese momento la puerta fue tocada.
—Adelante —
La puerta se abrió y fue cerrada con rapidez, esperando que el joven que acababa de entrar fuera notado, pero Namjoon estaba concentrado en su escrito, por lo que le tomó unos segundos más levantar la vista.
—Hola Namjoon —Pronunció aquella voz que lo hizo estremecer sobre su asiento, sin ser capaz de observarlo.
—¿Cómo se encuentra joven Jin? —Preguntó manteniendo el respeto y su ética profesional.
—Muy mal —Respondió acercándose al escritorio.
—Por favor toma asiento en el sofá —Indicó al notar que no hacía caso y continuaba avanzando.
—¿Por qué ahora me tratas así?— Preguntó molesto.
—Porque así trato a mi alumnos —Contestó cortante manteniendo su vista en el documento —Así que por favor siéntate —Ordenó.
—No quiero, no puedo —Dijo apoyando las manos sobre el escritorio.
Namjoon sabía a donde iba la situación, pero no quería crear problemas, a pesar de que en la última semana desbordaba de ansiedad porque el joven entrara por esa puerta.
