Kim Namjoon se convierte, después de un pequeño incidente, en consejero de la universidad de Seúl, siendo un apoyo y seguridad para los estudiantes del lugar, su vida nunca había sido tranquila y mucho menos normal, decidido a hacer lo posible para...
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En el interior de la habitación se escuchaba el constante sonido de la máquina Hotler, la cual marcaba el ritmo cardíaco que el moreno tenía en el momento, sin embargo su mirada no se desviaba de los orbes de Taemin, quién se acercó con una jeringa en la mano.
—¿Crees que sea buena idea clavar eso en mi brazo? —Preguntó con una sonrisa.
—No, es por eso que si te portas mal, aquel soldado te disparará en la cabeza —Agregó mientras tomaba su brazo con fuerza.
—Deberé reponer lo que saques, ya sabes, consumir a Jin —Comentó observando sus ojos con seriedad.
El joven se detuvo antes de pinchar su brazo, ciertamente no podía tener un punto medio para la forma en la que actuaba Namjoon, era bipolar al decir que quería protegerlo y al mismo tiempo quería corromperlo, sin duda eso se debía a su doble personalidad, lo demostraba todo el tiempo incluso cuando estuvo escuchando toda la conversación que había tenido anteriormente con Jungkook.
—Es difícil entender porque estas tan obsesionado con Jin —Dijo mientras extraía su sangre.
—Estoy loco, ¿No es obvio? —Preguntó al ver que la jeringa se llenó de sangre, por lo que quitó de inmediato su brazo dejando que se escurriera una línea.
Ambos observaron como una gota caía al suelo blanco de la habitación, provocando un escalofrío en Taemin, mientras que para el mayor fue más que placentero.
—¿Terminamos escuálido? —Preguntó levantándose de su silla.
Claramente su pulso había subido en menos de un segundo y es que sin decir nada estaba con deseos carnales de dominar y tomar por completo el cuerpo de Jin, parecía no poder soportar un segundo más. Se quitó con desdén los electrodos que marcaban sus signos y salió sin decir más nada.
Taemin apagó la máquina y se dirigió al laboratorio con la muestra, por un lado sentía que el pobre chico al que sometía a su merced no era lo suficientemente fuerte para poder seguir soportando al monstruo que se liberaba cuando quería, pero le resultaba fascinante como podía ser controlado así nada más.
Los exámenes que venían haciendo con respecto al mayor salían bien, más parecía ser un humano al que le hacían estudios para encontrar lo que estaba mal, Taemin comenzaba a creer que en su cuerpo no había nada que lo pudiera ayudar a encontrar ese algo que lo identificaba como monstruo, más su cerebro parecía ser la clave e inevitablemente el tiempo seguía pasando y las respuestas no se daban a conocer.
Los pasos del mayor retumbaban por los pasillos, se encontraba de frente con un montón de jóvenes que probablemente recién salían de la universidad y que sus rostros eran de pubertos que aún no conocían el verdadero terror de una batalla o una épica pelea, eso le recordaba al rostro que tuvo en frente de él unos minutos en aquel barco, quién le imploraba piedad y sin embargo su cuerpo fue partido a la mitad como si nada, su piel se erizó de inmediato al recordar esa escena, porque se había sentido gratificante.
