Kim Namjoon se convierte, después de un pequeño incidente, en consejero de la universidad de Seúl, siendo un apoyo y seguridad para los estudiantes del lugar, su vida nunca había sido tranquila y mucho menos normal, decidido a hacer lo posible para...
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A medida que iba recuperando la conciencia, sentía la humedad de sus ropas y algo caliente deslizarse por su cuello, al tiempo que lo humedecía.
—Mmm... —Pronunció quejándose.
—¿Cómo te sientes Jungkook? —Susurró cerca de su oído.
La voz de esa persona la reconocía a la perfección, recordando de pronto, la agitada noche que había tenido y que al parecer aún no concluía. El peliazul abrió sus ojos, definiendo en su totalidad al castaño que se encontraba, ahora, en frente de él.
—¿Dónde estoy? —Preguntó confundido mientras se agarraba la cabeza por el dolor insoportable que sentía.
—Estás en mi cama —Respondió apoyando sus brazos en el respaldo de la silla —Estabas en el medio de la calle, mojado —Rió recordando el momento —Parecías un perro muerto, mojado —Agregó jugando con el arma entre sus manos.
Jungkook observó el lugar y se incorporó sobre la cama, viendo el torso descubierto de Taehyung y sus pantalones negros ajustados, contorneando sus formadas piernas.
—Mamá... —Susurró bajo apretando el collar que llevaba entre sus manos.
—¿Acabas de perderla? —Preguntó observando sus ojos, los cuales empezaron a derramar lágrimas, aquellas que no pudo liberar en un primer momento —No hagas un drama ahora —Pidió desviando la mirada.
—No puedo... no puedo detenerme —Suspiró al tiempo que sus labios temblaban.
El castaño se levantó de la silla, dejando el arma en el bolsillo de su chaqueta, la cual colgaba de la puerta del closet y se dirigió sentándose sobre el colchón al lado del joven.
—¿Cuántos años tienes Jungkook? —Preguntó sin mirarlo.
—Veinte, ¿Y tu? —Preguntó en el momento que sintió la mano del castaño sobre su muslo.
—Eres muy joven —Dijo con una sonrisa mientras se volteaba a verlo.
Los ojos de Taehyung se clavaron en los redondos y brillantes del chico, era sorprendente las sensaciones que le provocaba, estaba seguro de que quería usarlo como su nuevo juguete, no le importaba lo que acababa de pasarle, así como nadie se preocupaba por él.
—Veinticinco —Respondió acercando su rostro al menor.
Jungkook no estaba en condiciones de seguir con los toques del castaño, por lo que se volteó en el intento de huir, siendo jalado con fuerza sobre el colchón, observado desde abajo la figura completa del mayor, sintiéndose nervioso.
—No quiero hacer nada contigo Taehyung —Dijo esperando que comprendiera.
—¿Acaso me importa lo que tu quieras? —Preguntó irónico —No necesito tu aprobación para follarte —Dijo en el momento que sintió la mano dura del joven sobre su mejilla, dejándola completamente roja.
