[ ADVERTENCIA: Este capítulo tiene contenido explícito y sexual, no recomendado para menores de 16 años, si este tipo de escenas no te gustan, te invito a saltarte este capítulo y evitar los comentarios ofensivos, gracias ].
Elizabeth Thompson. 9 de febrero del 2017, habitación de Elizabeth.
Las prendas ya estaban desapareciendo por completo, las manos de ambos recorrían el cuerpo contrario casi con desesperación, la excitación se acumulaba en sus cuerpos y no los dejaba pensar con claridad.
No se gustaban, ni mutua o unilateral, simplemente eran amigos y compañeros de entrenamiento, más el segundo que el primero, suponían que el momento era el que los forzaba a dejarse llevar.
Evan le quitó el sostén blanco a Elizabeth, dejando libres sus prominentes pechos, llevó su boca al pezón izquierdo y empezó a lamer y succionar, mientras que con su otra mano jugó con el derecho. Elizabeth apretó la almohada bajo su cabeza mientras gemía suavemente.
Elizabeth solo tenía las bragas puestas, Evan mantenía el pantalón en su sitio, la tela apretaba su miembro erecto y mostraba el bulto que se formaba.
La mano desocupada de Evan bajó y acarició la intimidad de Elizabeth por sobre la tela, sintiendo la humedad que impregnaba las bragas negras de la albina, hizo a un lado la tela y pronto hizo contacto directo.
Acarició un poco más antes de introducir un dedo, Elizabeth ya estaba empezando a gemir pese a lo raro que se sentía la intromisión en su vagina.
Evan empezó a mover un poco el dedo dentro de ella, y con el pulgar acarició su clítoris mientras aún jugaba con sus pechos.
Un segundo dedo fue añadido y un poco de incomodidad se presentó en Elizabeth, aún jadeaba y gemía en voz baja y la atención en sus pechos la distraía de cualquier indicio de dolor que pudiera sentir.
Evan metió el tercer dedo después de unos momentos, Elizabeth gemía aunque dolía de una forma soportable, el rubio abandonó los pechos de la albina y se dirigió a la boca ajena para besarla profundamente.
Movió sus dedos más rápido cuando Elizabeth gimió más entre el beso, la albina puso sus manos en la espalda de Evan y apretó ligeramente, apenas lo sintió.
Los movimientos se hicieron más rápidos y Elizabeth arqueó la espalda, sus pechos se pegaron al firme pecho de Evan con un pequeño roce que erizó a ambos.
Elizabeth gimió en alto cuando el orgasmo la atacó de la nada, mojando los dedos de Evan.
Evan besó a Elizabeth para ocultar los suspiros que sacaba, la incomodidad en su entrepierna era más grande.
—No tengo condones —susurró Evan sobre los labios de Elizabeth, cómo una indirecta de que debían parar ahí.
—Me tomaré una pastilla —jadeó.
—Es arriesgado, Elizabeth —sus movimientos no concordaban con sus palabras, frotaba su entrepierna contra la vagina de Elizabeth por sobre la tela.
Llevó sus dedos impregnados en la esencia de Elizabeth a su boca, degustando el sabor un tanto salado pero delicioso para él. Un destello de lujuria se encendió en los ojos de Elizabeth y Evan supo que ya no podían parar.
—No me importa —agarró a Evan de la nuca y lo pegó a sus labios, empezando un nuevo beso.
Evan se desabrochó el pantalón con una mano mientras que la otra sostenía su cuerpo sobre Elizabeth para no aplastarla, sacó su miembro de la ropa y frotó el glande entre los labios vaginales de Elizabeth, haciéndola gemir.
Impregnó su pene en los fluidos de su contraria, y luego de unos segundos lo posicionó para meterlo.
—¿Lo puedo meter ya? —jadeó, excitado.
Elizabeth asintió y Evan empezó a introducirlo lento, escuchando los jadeos de dolor de Elizabeth. La besó para distraerla del dolor y poco a poco fue metiéndolo por completo. Elizabeth clavó sus uñas en la espalda de Evan y él jadeó por la mezcla de dolor y placer que eso le provocó.
—Mierda —gimió Elizabeth con los ojos cristalizados—, es muy grande…
—Son solo veintitrés centímetros, niña —jadeó burlón.
—Muévete —suspiró, ignorando el comentario del rubio.
Empezó con movimientos lentos pero profundos, una y otra vez hasta que Elizabeth dejó de gemir por el dolor y empezó a hacerlo por el placer.
Las embestidas eran rápidas y profundas, el sonido del choque de pieles sonaba en toda la habitación y Elizabeth gemía cada que lo sentía llegar hasta el fondo.
Evan gemía en el oído de Elizabeth, su voz sonaba más gruesa por la excitación ayudando a Elizabeth a sentirse mareada por el placer.
—Mierda —repitió Elizabeth con un gemido agudo—. Evan…
—Maldición, Elizabeth. Eres tan… —un gruñido salió de su garganta al dar una fuerte embestida que casi la hace gritar—. Estrecha.
Las embestidas subieron de velocidad, el choque era a cada segundo y podía sentir cómo Elizabeth empezaba a apretar su pene cada vez más con sus paredes húmedas y aterciopeladas.
Elizabeth gimió en alto cuando el segundo orgasmo la azotó con fuerza, Evan no dejó de embestir hasta que él también sintió que estaba por correrse.
Retrocedió con la intención de sacarlo pero Elizabeth lo rodeó con sus piernas y lo volvió a meter de golpe, metiendo hasta el último milímetro de su miembro en ella y provocando que Evan se corriera al instante.
Evan apoyó sus antebrazos al lado de la cabeza de Elizabeth mientras ambos gemían y jadeaban totalmente agitados.
Evan salió de Elizabeth lentamente, notando como su semen blancuzco escurría de su entrada. Se alejó un poco de ella y la miró nuevamente, mantenía las piernas abiertas dejándola totalmente expuesta ante él, su piel blanca estaba aperlada por el sudor que la cubría y estaba hecha un desastre.
Su cabello esparcido por la cama, sus ojos aún nublados por la lujuria y sus labios más rosados que de costumbre, entreabiertos, sus manos permanecían a sus lados sin fuerzas y sus piernas aún temblaban un poco.
Sintió su miembro endurecerse nuevamente pero desvío la vista para evitarlo, se empezó a vestir de nuevo poniendo cada prenda en su lugar cómo si nada hubiera pasado.
—El lunes empezarán los entrenamientos para manejar tus dones —habló Evan al terminarse de vestir, notando que Elizabeth se cubría con las sábanas—. Descansa mañana.
Elizabeth le dio una sonrisa perezosa cuando él salió de la habitación y cerró sus ojos cuando la puerta hizo lo mismo, estaba agotada.
[ EDITADO ☑️ ]
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Bendecida Por Los Dioses (Libro 1)
FantasyUna lucha por la salvación del mundo, a eso se acerca Elizabeth Thompson luego de perderlo todo. Su vida está en riesgo y no teme a perderla si con eso evitará más muertes. Es hora de descubrir y mostrar quién es en realidad, toda su vida ha sido ig...