Elizabeth Thompson. 7 de febrero del 2015, Orlando.
Elizabeth nuevamente salía de su casa con vestido y joyas elegantes, su madre estaba en la limosina con ella dado a que iban a una boda, justamente de un empresario bastante millonario con el que debían tener buena relación.
Ya habían pasado más de seis meses desde su cumpleaños número dieciséis.
—Sonríe, esta fiesta es muy importante para mí y debes dar una muy buena impresión. El señor Johnson está interesado en ti, cree que podrías ser una gran imagen para su empresa y es una unión que me podría servir de mucho —según lo que sabía, el señor Johnson era el director de una empresa de entretenimiento millonaria, cantantes, modelos, bailarines y actores de todas partes del mundo, si resultaba ser lo suficientemente talentosa para él, ella se volvería una aprendiz de su empresa y pronto se volvería su artista principal, por ello, su madre había ofrecido que cantara en la ceremonia—. No me decepciones.
Hizo lo pedido y sonrió levemente, actuando de una forma tranquila y elegante bajo la mirada de su madre y Choi, que la miraba por el retrovisor.Pronto llegaron al lugar, estaba lleno de gente por todos lados. Era una gran construcción, bastante moderna y lujosa, un piso con techo alto, lleno de ventanales y cuadros famosos por todas partes, decoraciones naturales y muchas cosas más.
El interior tenía una luz tenue gracias a las lámparas amarillas, así que había un ambiente bastante cálido y romántico, habían cintas turquesas y blancas, puntos de luz que se movían por toda la habitación, y una música lenta llenaba en lugar.
Por su parte, el exterior, tenía un domo de madera blanca y cristales, por toda la orilla colgaban velas blancas que daban más calidez y luz al exterior que, al ser de noche, pronto sería más oscuro, habían unas cuantas mesas que rodeaban un pequeño escenario circular, habían bocinas esparcidas discretamente por el techo que seguramente estaban conectadas a algún micrófono que pondrían en unos segundos.
Aparte de todo eso, habían más flores rojas y blancas, un gran espacio con decoración natural como pasto y fuentes, e incluso un pequeño laberinto de plantas.
Elizabeth reconoció a bastantes personas importantes esparcidas por todo el interior, habían famosos, artistas, empresarios, abogados y muchas personas más, no habían muchos jóvenes de su edad, pero al instante notó que sus dos amigos no estaban, no veía la cabellera ahora azul de Sam ni los rizos dorados de Cristell.
Las meseras tenían vestidos simples pero bonitos y discretos, eran negros hasta la rodilla de cuello y espalda alta, sus mangas eran largas también y sus zapatos eran bajos y negros, todas llevaban el cabello perfectamente recogidos y sus rostros estaban ligeramente pintados con maquillajes naturales. Nada llamativo.
Elizabeth se sentó en una mesa puesta en una esquina del lugar, su piel y cabello resaltaban con el ajustado vestido rojo vino que Rosalía le había comprado para la ocasión.
Aunque estaba un tanto aburrida, se obligó a sonreír y a observar sus alrededores con fingido interés, así se la pasó por casi media hora hasta que por las bocinas se escuchó una voz masculina que parecía estar más animado que todos los presentes.
—Invitamos a todos los presentes a reunirse en el domo exterior para ver el primer baile de los novios —mencionó.
Eran de casi cuarenta años, pero Elizabeth pudo notar que estaban en buenas condiciones físicas, todos salieron y ella estaba por hacerlo cuando una de las meseras captó su atención.
Estaba de espaldas, se le veía una piel cremosa y su melena roja estaba amarrada en un chongo bajo perfecto, la joven se volteó y sus cálidos ojos verdes se mostraron como dos brillantes esmeraldas.
Era delgada, alta y de piernas largas, pero su rostro, a excepción de los ojos, el cabello y la piel, parecía ser exactamente el mismo que el suyo.
—¿Qué esperas? —preguntó de forma brusca su madre al llegar a su lado.
—Yo… —un fuerte dolor de cabeza le empezó, sus ojos le empezaron a picar y se sentía mareada.
—Te dije que no me decepcionaras, sube al escenario, ya deberías estar cantando —sostuvo su brazo con fuerza y la jaló hacia ella, llevándola hacía el domo exterior.
Sus ojos adoptaron un tenue brillo relampagueante pero pasó desapercibido por todos, y si alguien lo notó no lo hizo saber. Una luz cegadora se dirigió hacia ella y hacia la pareja de recién casados cuando ella tomó el micrófono.
Miró de reojo a Rosalía y con los nervios en su interior empezó a cantar con una melodía suave de fondo, su voz aterciopelada había reemplazado a la solitaria canción de piano, y pronto la velocidad y notas de la canción empezaron a subir junto con las punzadas en su cabeza.
Empezó a ver borroso y la luz en sus ojos se intensificó siendo bloqueada de forma mínima por las lágrimas que se juntaban en ellos.
La canción finalizó, hizo una reverencia torpe mientras le aplaudían después de felicitar de forma corta a la pareja. Se bajó del escenario improvisado que le habían puesto y no pudo dar más de cinco pasos ya que su cuerpo se desplomó.
La gente rodeó a la joven que se había desmayado provocando un gran escándalo.Su visión se aclaró, su cabello se sentía ligero por la falta de pasadores y producto en él, tenía su bata de seda blanca y estaba tapada por el edredón de su propia cama, estaba en su cuarto.
Se masajeó el puente de la nariz sintiendo un leve mareo, pero el dolor ya no estaba, Rosalía entró a la habitación con el ceño fruncido, como si supiera que ya había despertado.
—¿Sabes la estupidez que hiciste? Nos fuimos después de una hora de haber llegado, y montaste toda una escena frente a todos. Eran personas importantes las que estaban ahí —pese al regaño y la furia que se veía en su rostro, su voz era baja y calmada, fría, cómo siempre—. Afortunadamente el señor Johnson quedó impresionado con tu voz, la próxima semana vendrá y firmarás el papel que te va a entregar para que te vuelvas una aprendiz de su empresa. Una de las mucamas limpió tu cabello y te cambió de ropa. Bajas mañana temprano.
Rosalía salió de la habitación sin dejarla decir ni una palabra. Elizabeth se acostó en su cama y cerró los ojos con un suspiro, y mientras pensaba en la pelirroja que había visto, se durmió. Para luego despertar horas después, olvidando por completo aquel encuentro.[ EDITADO ☑️ ]
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Bendecida Por Los Dioses (Libro 1)
FantasyUna lucha por la salvación del mundo, a eso se acerca Elizabeth Thompson luego de perderlo todo. Su vida está en riesgo y no teme a perderla si con eso evitará más muertes. Es hora de descubrir y mostrar quién es en realidad, toda su vida ha sido ig...