𝔛𝔏ℑ𝔛-. 𝔗𝔥𝔢 𝔊𝔬𝔰𝔱 𝔬𝔣 𝔜𝔬𝔲.
La cantidad de cosas que podrías perder es indefinible.
Todo dependerá de las personas que amas, de las cosas que te hacen sentir con vida segundo a segundo cada vez que logras hacerlas y los sentimientos que te hacen sentir parte de ti mismo. Todo depende de algo más, algo que tal vez no vive completamente en ti, o cosas que te llevo tiempo obtener.
Perder a las personas que amas es casi como dejar ir un pedazo de tu alma, perder una de esas pequeñas piezas que te forman como quien eres. Todos estamos hechos de fragmentos de personas que amamos o al menos podemos recordar, que dejan una pequeña parte de ellos en ti y viceversa; vivirán en tu corazón aún si desaparecen y seguirán quedando esas piezas, solo que no seguirán latiendo con la misma felicidad. Sí, perder a las personas es doloroso, te destruye.
La vida no acaba ahí, terminas siguiendo la vida aún si duele. Te obligas a superarlo y seguir caminando por las personas que ya no lo harán.
Pero, ¿Qué sucede cuando te pierdes a ti mismo? ¿Cuándo ya no crees que haya un rumbo para ti?
La vida tampoco acaba ahí, pero tú si lo haces. Te acabas. Una parte de ti se convierte en un fantasma, y nunca vuelves a ser la misma persona, así que solo queda reconstruir todo lo que alguna vez formaste. Pero no regresa, jamás. Algo cambia y ya no puede regresar.
Solo queda un fantasma, por más que lo intentes.
—Hey, Lou.—escuchó la suave voz de Taylor detrás de él, acercándose en silencio.
Louis estaba sentado en el ventanal de su habitación. Uno de los pocos que no estaba completamente destrozado (algo de lo que el mismo se encargo). Las ventanas abiertas y sus pies colgando hacía afuera.
Taylor se sentó junto a él, apoyando su espalda contra la pared y extendiendo las piernas detrás de Louis, sobre el suave mueble.
—Pareces perdido.—mencionó la rubia, intentando mirar a Louis—. ¿Todo bien, Lou?
Duda, siempre había duda en Louis. Que tanto debía hablar para no causar decepción, que cosas debía evitar para no lucir como un mal rey. Todo comenzó a basarse en dudar, sobre cada decisión y palabra. Tal vez por eso había tenido tanta esperanza de que las cosas con Harry fueran mejores.
Iluso, siempre fue iluso.
—He olvidado quien solía ser. —susurra, afligido—. No se si se supone que estoy haciendo las cosas bien.
Taylor le mostró una sonrisa.
—A mí me parece que el apocalipsis va genial.
Louis suelta una pequeña risa, dulce y ligera. Sus ojos tienen un intenso brillo azul que Taylor no ha logrado ver las últimas semanas, y admirarlo de nuevo la hace sentir como si su viejo amigo estuviera de nuevo con ella.
Es curioso porque, a pesar de ser leal a cualquier cosa que Louis decida hacer, también se siente como si estuviera perdiendo algo importante.
Hay un mal presagio en ella.
—¿Y si esta nunca fue la decisión correcta?
Es sorprendido por sus propias palabras.
Se ha sentido incapaz de pensar de verdad desde que el apocalipsis comenzó, no es fácil para el explicar la forma en que su corazón y mente se confunden cada día y noche. Algunas veces es como una ventana abierta llenando una habitación de claridad, y otras siente que es una tormenta.
Es más que una tormenta, el diablo es un apocalipsis.
—Louis, ¿Qué se supone que deseas? —pregunta ella, genuinamente interesada—. No es necesario que hagas nada que no desees. Tendrás nuestro apoyo a lo que quieras hacer.
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Lovers in the Light of Hell ▪ ︎L. S. [En Edición]
Khoa học viễn tưởng[En edición.] Cuando la tierra estuvo completa y Harry tuvo un momento de descanso, entendió que necesitaba compañía en el cielo, pues ni siquiera un Dios es merecedor de soledad. Entonces, creó a Louis, su primer arcángel; alguien con quien podrí...