𝔏𝔛𝔙-. 𝔖𝔬𝔩𝔬 𝔩𝔞 𝔙𝔞𝔩𝔢𝔫𝔱𝔦́𝔞.

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Sostienen sus manos entrelazadas con los brazos elevados, pequeñas sonrisas tiñen sus labios de alegría y cariño, sus frentes juntas y ojos cerrados, llenos de paz. Sus cuerpos desnudos y entrelazados bajo las sábanas, alejando el frio con delicadeza.
Harry es el primero en hablar, sin romper el momento.

—¿Qué sucederá con el apocalipsis? —pregunta, algo divertido.

Louis ríe, al mismo tiempo que suelta un lloriqueo.

—Primero tú, luego las cosas que no me importan. —se queja.

En parte es cierto, en parte no. Louis no tiene la menor idea de cómo va a revocar todo el desastre a consecuencia del apocalipsis. Seguramente tiene el odio predilecto de los ángeles, no tiene idea de cómo va a explicar a los demonios que deben “recoger y restaurar”; o aún peor, el desastre en la tierra ¿Cómo infiernos iba a retomar el trabajo que llevo milenios? No había ciudades, ni personas. Apenas había almas, y eso por pura suerte. Los ecosistemas dejaron de existir, el ciclo de la vida es ahora nulo, toda la historia humana se perdió por completo y cualquier repertorio, ha desaparecido.

Si, sus actos que, aunque fueron influenciados, ahora tienen serias consecuencias.

Harry abre los ojos y deja un beso en la nariz del castaño.

—Yo tampoco tengo idea de que hacer, mi ángel. —susurra, intentando demostrar su apoyo de la mejor manera posible.

Louis sonríe, levantando los parpados y acercándose para besar al rizado.
Se siente como un momento perfecto.
Pero, como nada puede ser del todo perfecto, su momento se ve interrumpido por Zayn, quien irrumpe en la habitación de forma grosera.

—Sala del trono, ahora mismo. Es importante.

Se va tan rápido como entró, Louis salta confundido y frunce el ceño, sin entender que ha sucedido o porque Zayn hizo eso. Hay cierta molestia cuando se da cuenta de lo que ha sucedido y se asegura de recordar golpear a Zayn.

Harry ríe ante su ceño fruncido.

—Tenemos historias que resolver, ¿no lo crees? —murmura, besando los finos labios de Louis.

El diablo rueda los ojos, pero asiente.
Casi por suerte, Louis encuentra un traje que Harry pueda usar; no es algo que Harry elegiría por lo general, aunque está bien. Es de color gris bastante profundo, tiene pequeños detalles de flores en todo el saco, que resaltan en el oscuro color grisáceo; no logró encontrar una camisa, y pensó en modificar alguna, pero Harry ya se ha puesto el saco, sin nada abajo, y a Louis no le desagrada la idea en lo absoluto.

Harry sonríe al notar la mirada de Louis sobre él. El diablo se acerca, rodea su cintura bajo el saco y lo atrae para besarlo; Harry corresponde, sin dudar.

—Anda, veamos que quiere. —susurra Harry, apenas separándose de Louis.

Louis rueda los ojos, asintiendo. Salen de la habitación, sus manos entrelazadas y Louis ocasionalmente acaricia los anillos que relucen los dedos de Harry. El rizado lo nota, provocando que mantenga una sonrisa en su rostro.

Louis se sienta en la cabeza de la mesa, pidiendo a Harry que tome asiento a su derecha.

—La misma luz de las memorias de Nyne, la vimos en la zona silenciosa del infierno. —suelta Liam en cuanto ambos tomaron asiento.

Louis y Harry fruncen el ceño, confundidos. Harry mira al castaño, quien se encoge de hombros, sin entender.

—¿¡Se metieron a ese lugar, sabiendo el peligro que se corre!? —exclama Taylor, preocupada.

Lovers in the Light of Hell ▪ ︎L. S. [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora