𝔛ℑ𝔙-. 𝔘𝔫 𝔖𝔢𝔫𝔱𝔦𝔪𝔦𝔢𝔫𝔱𝔬 𝔡𝔢 𝔙𝔞𝔠𝔦́𝔬.
Judea.
El creador nunca visitaba la tierra. De hecho, podía recordar que la última vez que lo hizo fue luego de llevarse el alma de Nyne y que Louis enviará siete plagas que invadieron Egipto, teniendo la obligación de ir a resolverlo.
Había comenzado a sentir nostalgia, extrañando los buenos momentos que pasó con el pequeño arcángel. Aún más ahora que era capaz de notar todo el daño que había causado; seguía sin decirlo en voz alta, pero al menos ahora podía decir que se arrepentía.
Todo gracias a Michael, y no estaba seguro de si eso lo hacía feliz o no.
—Harry, quiero mostrarte algo—mencionó el arcángel, sonriendo alegremente.
Harry lo miró extrañado, pero prestando atención a lo que tenía Michael en sus manos: Una manzana de brillante color rojo. El creador frunció el ceño, haciendo una mueca confundida.
—No sé si te diste cuenta, pero ya he creado esto y no tiene nada novedoso—le dijo.
Michael soltó una ligera risa divertida, sacudiendo sus hombros.
—Comela y te cuento que tiene de novedoso—el arcángel le entregó la manzana, sonriendo.
Harry, sin dudarlo, le dio una mordida a la manzana. Confiaba en Michael, y sabía que era demasiado puro como para causarle algún daño. Se sentó en su trono, esperando escuchar lo que Michael tenía para decir.
—Verás—mencionó, dando pequeños pasos alrededor del trono de Harry—. He notado que hay ciertas personas que necesitan una pequeña ayuda—relató, jugando con otra manzana, cambiandola de lugar entre sus manos—; algo como... abrir los ojos.
Harry comenzó a sentir su cuerpo más ligero, como si necesitará descansar cuando en realidad no era así.
—Eres alguien que admiró mucho por todo lo que haz creado—Michael dio algunos pasos, quedándose junto al trono de Harry y apoyando su peso en un lateral de este—. Pero necesitas ver que algunas cosas que haz hecho, no han sido dignas de alguien con tu poder.
Para ese momento, Harry sentía el peso de su cabeza mucho mayor, viéndose obligado a apoyar su cabeza en su mano libre, mientras seguía mordiendo de la manzana.
—Así que pensé que serías una gran forma de probar mi experimento—suspiró tranquilamente—. Consiste en una inofensiva manzana, que he mezclado con plumas de las más puras alas, las cuales guarde por siglos—el de piel oscura saco una blanca pluma de un compartimento que tenía su armadura—. Una pluma del primer arcángel. Louis, el más puro de todos.
Harry quiso preguntar como la había conservado y arrebatarla de sus manos, pero estaba demasiado cansado y solo se sentía en la capacidad de escuchar.
—Lo que hace es mostrarte tus errores, dándote la capacidad de cambiar y ser mejor—se alejó del trono, acercándose a la puerta—. Y como sé que no me diras nada, esperaré a notar los cambios por mi mismo.
Finalmente, el creador cayó profundamente dormido. Harry no había dormido en siglos, no desde que Louis se fue.
Para cuando Harry despertó, la manzana había hecho efecto, dejando un sentimiento de nostalgia y arrepentimiento en su pecho; causándole un constante dolor en el pecho. Se sentía... mal, muy mal. Un gran peso en su corazón y sus ojos se llenaban de lágrimas constantemente. Y cuándo llegó la noche fue mucho peor, llenado su cabeza de reproches y recuerdos de todo lo malo que había hecho, siendo constantemente apresado por el arrepentimiento.
Ahora él se cuestionaba que era el amor.
Estaba comenzando a destruirse lentamente, y era solamente su culpa.
Lo sabía, y lo aceptaba en su interior.
Por eso había decidido explorar la tierra, sabiendo que Louis estaba actualmente en ese lugar llamado Judea. Teniendo la esperanza de simplemente observalo de lejos.
Y eso estaba haciendo.
Louis estaba muy cómodo con el actual gobernante de Judea, Luke Hemmings. Harry había notado que desde que Louis descubrió el sexo, se había buscado más de un amante; porque sí, Harry seguía observando a Louis y probablemente siempre lo haría.
El creador estaba sentado en una ventana, asegurándose de que Louis no pudiera verlo. Había un constante dolor en su corazón, y sabía que lo merecía, pero era tan triste ver como Louis había cambiado por su culpa.
Decidió dejar de ver, dirigiéndose a la ciudad y caminando entre las casas y personas. Caminó hasta las afueras de Judea, quedándose de pie junto a una casa.
—¡Andra, sabes que no podemos tener hijos!—escuchó una exclamación, una dolorosa voz femenina.
Se asomó por la ventana de la casa, descubriendo a dos chicas, una rubia y la otra castaña. La castaña estaba sentada en el suelo, con el rostro afligido, mientras la rubia hablaba con un tono triste.
—¿Y no hay alguna forma?—preguntó la castaña—. Yo realmente lo deseo...
Abygail, la rubia, sonrió tristemente y arrodillo frente a Andra, tomando sus manos entre las suyas y besando su mejilla.
—Necesitamos a un hombre para eso—le sonrió, intentando tranquilizarla.
—Lo sé—Andra hizo un puchero—. Pero quizás si le pedimos suficiente a Dios...
Abygail suspiró, con una expresión seria en su rostro.
—¿Cuándo nos ha escuchado Dios, Andy?
Y Harry probablemente notó que nunca hacía nada por los humanos.
Harry vio a Andra suspirar, sintiendo lástima por ella.
Podría hacer algo por ella.
—Algún día encontraremos la forma—aseguró Abygail—. Lo prometo.
Andra le creyó, porque Abygail la amaba y jamás le mentiría. La castaña se acercó a Abygail, y está recibió alegremente sus labios.
Harry se asomó a la casa que estaba a un lado de esa, notando una típica familia: Un hombre, una mujer y un pequeño niño, completamente felices y sonrientes. El creador comparó ambos panoramas, notando que ambas formas pertenecían juntas.
Quizás ahora Harry podía comprender lo que era el amor.
Estar con la otra persona siempre, habiendo o no tormentas; en cualquiera de sus formas o variaciones, el amor era lealtad y honestidad.
Y probablemente era demasiado tarde, pero ahora que lo sabía, no dudaría en aplicarlo en el futuro. Ahora se preocuparía en ayudar a aquella humana; porque todos merecían felicidad, aún si Harry la había perdido.
♡◇♡◇♡
Michael:
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Lovers in the Light of Hell ▪ ︎L. S. [En Edición]
Science Fiction[En edición.] Cuando la tierra estuvo completa y Harry tuvo un momento de descanso, entendió que necesitaba compañía en el cielo, pues ni siquiera un Dios es merecedor de soledad. Entonces, creó a Louis, su primer arcángel; alguien con quien podrí...