Lovers in the Light of Hell ▪ ︎L. S. [En Edición]

𝔙ℑ-. 𝔈𝔫𝔱𝔬𝔫𝔠𝔢𝔰 𝔈𝔵𝔦𝔰𝔱𝔦𝔬́ 𝔲𝔫 ℭ𝔬𝔯𝔞𝔷𝔬́𝔫 ℜ𝔬𝔱𝔬.

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Harry tenía muchos defectos.

Su ego era ridículamente alto, y pretendía que los arcángeles estuvieran siempre agradeciéndole por crearlos. Sentía que, por ser el creador, merecía ser admirado por todos y además, creía que era superior a todos; aún cuándo el mismo era quien hablaba sobre "ser iguales".

El problema era que nadie lo decía.

Louis comenzaba a tener cierto desagrado por estas actitudes de Harry, y no solo él, sino que todos los arcángeles eran capaces de notarlo, y a nadie le agradaba. Porqué si, Harry los había creado y estaban muy agradecidos por eso, pero el Harry que los creo era realmente diferente al que conocían ahora. Llegaba un punto en el que era tan narcisista, que era desagradable. Hasta para Louis.

¡Oh! Y claro que no podía evitar el hecho de que Harry algunas veces era bastante... rudo. Louis se limitaba a no decir muchas cosas, a simplemente asentir con la cabeza y seguir lo que Harry decía.

-¡No es justo!-exclamó Shawn-. Todos parecen enamorados de ti.

Louis se alarmó, porqué si Harry escuchaba eso, Louis sufriría las consecuencias. Lo golpeó en la cabeza, haciéndolo callar.

-¡Ay!-se quejó-¡Eres un salvaje!

Louis bufó.

-No digas eso, nadie más que Harry está enamorado de mí, idiota.

Louis rogaba que Harry no hubiera escuchado aquello.

Shawn le dio una mala mirada, mientras Louis se levantaba para buscar a Harry.

Su amor había estado bastante estable, aunque eso podía ser gracias a que Louis solo se limitaba a obdecerlo, a aceptar todo lo que Harry hacía y ordenaba. Era como... mecánico, como un mecanismo de defensa y protección. Estaba enamorado de Harry, por supuesto que si... pero tal vez ya no lo hacía tan feliz eso. Louis confiaba en que Harry lo amaba, pero ya no estaba seguro de si le haría daño.

Louis lo amaba, pero también le temía.

Caminó hacía la sala de creación, dónde siempre estaba Harry.

Abrió la puerta, encontrándose a Harry sentado en su trono, con una expresión estresada y agotada. Louis sonrió con nostalgia, cerrando la puerta detrás de él. Se acercó a Harry y se sentó en su regazo.

Harry le sonrió tiernamente, y Louis se sintió enamorado. Bien, si, tenía sus malos momentos, pero los buenos momentos eran más.

Solo debía obedecer a Harry... por toda la eternidad.

El creador lo abrazó por la cintura, enterrando su rostro en el cuello de Louis y dejando algunos besos. Louis acarició los rizos de Harry, enredandolos entre sus dedos.

-¿Todo está bien?-preguntó Louis tranquilamente.

Harry asintió.

-Solo creo que debo arreglar los dinosaurios-bufó.

-Bueno... son algo desastrosos-le apoyó Louis.

-Tal vez-replicó Harry, no tan de mal humor-. Pero ahora no importa, se quedarán.

Louis se expresó claramente decepcionado. Realmente tenía la esperanza de pasar más tiempo en la tierra.

-Podrías hacer algo parecido a nosotros-sugirió-. Pero sin alas, no creo que las necesiten.